El abastecimiento de Málaga, como el de todo el país, atraviesa un período de serias dificultades, una situación que se refleja en una política de estrictos controles y fuertes sanciones para evitar abusos.
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Colas para recoger los alimentos racionados. |
Durante el mes de enero de 1940, se anuncia el racionamiento en todas las provincias, implantándose las cartillas de racionamiento, una que incluía comestibles, carne y aceite y otra para los demás alimentos, para tratar de asegurar así los mínimos a toda la población, que fueron entregadas a los cabezas de familia en los establecimientos a un precio de 0,50 pesetas. Estas cartillas fueron individuales a partid de 1943.
Para
intentar calmar los ánimos de la población el 20 de enero el
Gobierno Civil anuncia que en breve llegarían a la ciudad dos
barcos con tres mil toneladas de trigo y cuatro mil de cereal.
Se persiguen las ventas abusivas y se dictan multas ejemplarizantes de entre 25 y 6.000 pesetas. En julio se anuncia el ingreso en prisión de veinticuatro personas detenidas en la estación tratando de introducir pequeñas cantidades de pan blanco, harina, fideos y cebada.
También se impone un fuerte control en la venta de tejidos y se dictan multas de elevada cuantía y castigos de tres meses en un batallón por infringir las tasas. Hijos de Alvarez Fonseca, Gómez Hermanos y Sobrinos de Félix Sáenz reciben las sanciones más fuertes, entre 100.000 y 250.000 pesetas. Había comenzado, sin embargo, una época de hambre y mercado negro que en ocasiones contaba con la complicidad de las autoridades.
La consecuencia directa de la mala o nula nutrición fue el incremento de una serie de enfermedades como las hepáticas, la tuberculosis, la gripe, las fiebres tifoideas, el paludismo y la disentería. La mortalidad entre niños y ancianos se disparó.
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