Mastodon Málaga y sus historias: multas
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lunes, 30 de mayo de 2022

Prohibido caminar por la izquierda

 

La consolidación del régimen franquista tras la Guerra Civil, acompañada de la fuerte influencia de la iglesia católica, llevaron a los dirigentes políticos de la época a adoptar medidas, algunas bastantes ridículas, encaminadas, supuestamente, a mantener el orden, la moral y las buenas costumbres en los lugares públicos. Málaga no fue una excepción.


Pedro Luis Alonso, alcalde de Málaga.


El 12 de abril de 1940, el alcalde de Málaga, Pedro Luis Alonso, dicta un bando municipal que impone la obligatoriedad a los peatones de caminar por la derecha de las aceras, bajo multa por incumplimiento de 5 pesetas. Según reflejó la prensa de la época, en tan solo 5 días se impusieron sanciones por importe de casi 3.000 pesetas, a pesar de las protestas ciudadanas.

Meses más tarde, en junio de 1940, el gobernador civil de la provincia, José Luis Arrese, ordenaba a los alcaldes, especialmente de los municipios costeros, que velasen por el cumplimiento de una orden sobre la moral y el decoro que tenían que seguir los bañistas en las playas. Hombres y mujeres debían estar en zonas separadas, al tiempo que se prohibió que las mujeres usaran bañadores masculinos. En el caso de los hombres, no estaba permitido el uso del traje de baño que fuese solo un pantalón.

Además se impedía, bajo multas de entre 10 y 500 pesetas, que los ciudadanos salieran de la zona habilitada para el baño en bañador o en albornoz. Tampoco se autorizaba que para tomar el sol se luciese un traje de baño más pequeño que el empleado para meterse en el mar. Además de tener que pagar la sanción, el nombre de los infractores se publicaba en la prensa para escarnio público.

martes, 17 de noviembre de 2020

Las cartillas de racionamiento

 

El abastecimiento de Málaga, como el de todo el país, atraviesa un período de serias dificultades, una situación que se refleja en una política de estrictos controles y fuertes sanciones para evitar abusos.


Colas para recoger los alimentos racionados.


La miseria y la falta de comida se instalaron en infinidad de hogares tras la guerra civil. La mayoría de la población carecía de recursos económicos para pagar los elevados precios de los escasos productos alimenticios que se ponían a la venta en el mercado negro.


Durante el mes de enero de 1940, se anuncia el racionamiento en todas las provincias, implantándose las cartillas de racionamiento, una que incluía comestibles, carne y aceite y otra para los demás alimentos, para tratar de asegurar así los mínimos a toda la población, que fueron entregadas a los cabezas de familia en los establecimientos a un precio de 0,50 pesetas. Estas cartillas fueron individuales a partid de 1943.



Para intentar calmar los ánimos de la población el 20 de enero el Gobierno Civil anuncia que en breve llegarían a la ciudad dos barcos con tres mil toneladas de trigo y cuatro mil de cereal.


Se persiguen las ventas abusivas y se dictan multas ejemplarizantes de entre 25 y 6.000 pesetas. En julio se anuncia el ingreso en prisión de veinticuatro personas detenidas en la estación tratando de introducir pequeñas cantidades de pan blanco, harina, fideos y cebada.


También se impone un fuerte control en la venta de tejidos y se dictan multas de elevada cuantía y castigos de tres meses en un batallón por infringir las tasas. Hijos de Alvarez Fonseca, Gómez Hermanos y Sobrinos de Félix Sáenz reciben las sanciones más fuertes, entre 100.000 y 250.000 pesetas. Había comenzado, sin embargo, una época de hambre y mercado negro que en ocasiones contaba con la complicidad de las autoridades.


La consecuencia directa de la mala o nula nutrición fue el incremento de una serie de enfermedades como las hepáticas, la tuberculosis, la gripe, las fiebres tifoideas, el paludismo y la disentería. La mortalidad entre niños y ancianos se disparó.