Mastodon Málaga y sus historias: buenas costumbres
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viernes, 22 de marzo de 2024

Preservar la moral y las buenas costumbres

 

Pedro Trujillo Tacón, natural de Cartagena, fue gobernador de la plaza de Málaga desde el 2 de febrero de 1798 recibiendo al año siguiente el ascenso a brigadier de infantería, el 27 de agosto de 1799. Permaneció en Málaga hasta 1804, en que fue ascendido a mariscal de campo y se le nombró comandante general de la costa de Asturias y Santander, siendo al año siguiente nombrado fiscal militar en el Consejo Supremo de Guerra.


Panorámica de Málaga antes del ataque de los franceses en 1810.


Pues bien, el gobernador nada más acceder al cargo dictó unas ordenanzas, el 5 de junio de 1798, en las que se establecían normas para preservar la moral y las buenas costumbres.

Por ejemplo, se prohibían ‘con vigor’ las blasfemias, los juramentos y los cantares obscenos, así como trabajar los días festivos, pararse de noche en las esquinas, ir embozados o en grupos.

Además no estaba permitido el uso de las tijeras de esquilar, «hacer llaves sin ver la cerradura», poseer naipes, comprar objetos a los hijos de familia y vender ropas usadas.

Por otra parte, en los cafés no se permitían cuartos secretos ni con biombos y por la noche las mujeres no podían pararse en las calles ni en los portales.

Sobre la figura de Pedro Trujillo Tacón se puede añadir que se encontraba residiendo en Granada, cuando se produjo el alzamiento contra los franceses. Ante las amenazas que recibía, se le encarceló en la Alhambra, pero al ordenarse su traslado a la cárcel de la Corte, fue asesinado por el populacho, por el único delito de ser cuñado de la amante del príncipe de la Paz, Manuel Godoy.


lunes, 30 de mayo de 2022

Prohibido caminar por la izquierda

 

La consolidación del régimen franquista tras la Guerra Civil, acompañada de la fuerte influencia de la iglesia católica, llevaron a los dirigentes políticos de la época a adoptar medidas, algunas bastantes ridículas, encaminadas, supuestamente, a mantener el orden, la moral y las buenas costumbres en los lugares públicos. Málaga no fue una excepción.


Pedro Luis Alonso, alcalde de Málaga.


El 12 de abril de 1940, el alcalde de Málaga, Pedro Luis Alonso, dicta un bando municipal que impone la obligatoriedad a los peatones de caminar por la derecha de las aceras, bajo multa por incumplimiento de 5 pesetas. Según reflejó la prensa de la época, en tan solo 5 días se impusieron sanciones por importe de casi 3.000 pesetas, a pesar de las protestas ciudadanas.

Meses más tarde, en junio de 1940, el gobernador civil de la provincia, José Luis Arrese, ordenaba a los alcaldes, especialmente de los municipios costeros, que velasen por el cumplimiento de una orden sobre la moral y el decoro que tenían que seguir los bañistas en las playas. Hombres y mujeres debían estar en zonas separadas, al tiempo que se prohibió que las mujeres usaran bañadores masculinos. En el caso de los hombres, no estaba permitido el uso del traje de baño que fuese solo un pantalón.

Además se impedía, bajo multas de entre 10 y 500 pesetas, que los ciudadanos salieran de la zona habilitada para el baño en bañador o en albornoz. Tampoco se autorizaba que para tomar el sol se luciese un traje de baño más pequeño que el empleado para meterse en el mar. Además de tener que pagar la sanción, el nombre de los infractores se publicaba en la prensa para escarnio público.