Mastodon Málaga y sus historias: El hospicio de Madre de Dios

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miércoles, 9 de junio de 2021

El hospicio de Madre de Dios

 

En la céntrica calle malagueña de Madre de Dios existió en el siglo XVIII una institución dedicada a recoger niñas huérfanas para darles alojamiento, comida e instrucción. El colegio de Nuestra Señora de la Concepción, tuvo su origen en la labor realizada por un grupo de beatas pertenecientes a la Orden Tercera de San Francisco, unas personas que sin ser monjas sí que habían profesado votos de castidad y hábito. (1*)

Calle Madre de Dios.


Fue en concreto la hermana Josefa de Santa Rosa la que, hacia 1704, inició en su casa del Postigo de Arance el recogimiento de niñas huérfanas que andaban errantes por las calles de la ciudad, después de que sus padres las abandonaran o murieran en alguna de las habituales epidemias que azotaban a los malagueños durante la Edad Moderna.


Estas niñas vagabundas tenían que mendigar por las calles y caían con facilidad en la prostitución. En estos establecimientos benéficos las huérfanas paliaban sus necesidades corporales y también se las instruía en las primeras letras y enseñaba un oficio. En el colegio de huérfanas se enseñaban las tareas de coser, bordar, tejer medias e hilar, obteniendo el centro con la venta de estas labores una fuente de ingresos.


Con el apoyo del obispo y del Ayuntamiento, en 1707 por orden del rey Felipe V les fue cedido a la ordenun edificio que anteriormente habían habitado las religiosas capuchinas en la calle Ancha de Madre de Dios de la Merced como colegio y residencia. Inmediatamente ocuparon el edificio las niñas, quedando el colegio bajo el patronato municipal por otra orden real de 1714, después de varios años de tensiones entre las autoridades locales y la fundadora e impulsora de la obra, la citada hermana Josefa de Santa Rosa. Esta mujer, de fuerte carácter, se mantuvo al frente de la institución hasta su muerte en noviembre de 1741, siendo sustituida entonces por la hermana Josefa de San Juan, antigua alumna del centro.



El reglamento del colegio de huérfanas disponía que estuviera dirigido por una rectora, auxiliada por dos maestras y una hermana portera que se ocupaba de la puerta, el torno, la despensa y la sacristía. La admisión de las niñas debía estar autorizada por el Cabildo municipal, debiendo cumplir las condiciones de estar necesitadas, tener más de seis años y estar huérfanas de padre y madre, teniendo preferencia las hijas de padres nobles.


El uniforme de las colegialas era de lana color pardo, con escapulario azul y toca de lienzo, semejantes a los de otros colegios similares. Las niñas permanecían en la institución hasta que alcanzaban la edad suficiente para seguir alguna de las alternativas previstas para estos casos, y para las que habían sido formadas, profesar como religiosas, ser requeridas como doncellas por alguna dama malagueña o contraer matrimonio. En este último caso se les ayudaba a elegir entre los pretendientes, que debían ser maestros u oficiales que tuviesen un oficio decente aunque fuesen pobres, buena opinión entre sus vecinos y fama de cristianos viejos.


(1*) Información extraída de la publicación La mirada recuperada. Memoria de Mujeres en las calles de Málaga, de Víctor M. Heredia Flores, editado por el Ayuntamiento de Málaga.

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