El día 4 de mayo de 1972 se inaugura el llamado Carromato de Mijas, una instalación que alberga en su interior una llamativa colección entre las que se encuentran objetos como pulgas disecadas vestidas, una bailarina de ballet tallada en un palillo de dientes, una batalla naval en la cabeza de un alfiler o la Última Cena de Leonardo da Vinci sobre un grano de arroz. Un total de 360 piezas.
Museo de Miniaturas de Mijas. |
Su origen se encuentra en la colección formada en sus viajes por Juan Elegido Millán, hipnotizador de profesión con el nombre artístico de Profesor Max. Tras el fallecimiento del Profesor Max en 1975, el Carromato de Mijas pasó a sus herederos, quienes suscribieron un convenio con el Ayuntamiento por el que éste se ocuparía de la gestión del mismo.
En 1992 se hace una remodelación general sustituyendo el antiguo carromato de cómicos de madera y chapa, que albergaba la colección, por una construcción de obra realizado a imagen del original. Con la renovación del continente se moderniza la instalación que pierde el aire romántico que tenía pero que gana en funcionalidad, al exponerse las piezas ordenadas y dotadas de medidas de seguridad suficientes.
La colección se presenta en una sucesión de esferas de metacrilato sobre una encimera continua en la única sala que compone el Carromato de Mijas. Para facilitar la visualización, muchas piezas se acompañan de lupas y sistemas ópticos de aumento, imprescindibles en muchos de los casos.
En la elaboración de las miniaturas se utilizaron materiales muy diversos pero muy corrientes, como tizas de escuela, jabón, un alfiler, una cerilla, un palillo de dientes, migas de pan, o una chincheta. Además de las ya reseñadas el visitante puede contemplar la cabeza de hombre blanco reducida por los jíbaros, un retrato de Abraham Lincoln realizado en pintura sobre una cabeza de alfiler por el pintor ecuatoriano Muñoz Willy, el Padrenuestro escrito en el canto de una tarjeta de visita realizado por Andrade Guerra de Quito, así como una representación de Las Siete Maravillas del Mundo pintadas sobre un palillo de dientes, entre otras.
El Profesor Max, había nacido en Brihuega (Guadalajara), estudió medicina, fue maestro nacional e ingresó en la antigua escuela de periodismo de El Debate y también fue un hipnotizador y mago autodidacta muy reconocido en todo el mundo. Fue un hombre bohemio, viajero y aventurero y su gusto por las antigüedades le llevó a coleccionar objetos pequeños, según él por no disponer ni de dinero ni de casa lo suficientemente grande para albergar objetos mayores. Lo cierto es que viajó por toda Europa y África con el espectáculo titulado Un hombre y una maleta forman el espectáculo más grande del mundo.
Fue en África donde más tiempo estuvo empujado por su espíritu aventurero y allí fue donde se decidió a coleccionar las miniaturas sobre las que contaba un sin fin de anécdotas, entre las que destacaba siempre las estratagemas a las que tenía que recurrir para conseguirlas.
En cierta ocasión, cuando no le fue posible el acceso a una tribu bauluba tuvo que montar una sesión de hipnotismo para que el jefe de la tribu, que era hechicero, cuando le vio desarrollar sus facultades le ofreció lo que quisiera a cambio de revelar sus secretos. De este encuentro el Profesor Max obtuvo la cabeza del hombre blanco reducida, la pieza de más valor del museo.
El Profesor Max contaba que el cabello de la cabeza reducida fue analizado por el FBI, que certificó que efectivamente era de hombre blanco, al parecer de un misionero caucasiano que anduvo por esas tierras hacía más cien años. El Carromato de Max lleva abierto cerca de 50 años, desde que su fundador, el Profesor Max, eligiera Mijas para ubicar sus instalaciones.
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