El día 5 de julio de 1890 el malagueño Antonio Cánovas del Castillo es nombrado presidente del Consejo de Ministros. Cánovas había nacido en Málaga el 8 de febrero de 1828 y murió asesinado en Mondragón (Guipúzcoa) el 8 de agosto de 1897. También ocupó por un breve período la presidencia del Congreso de los Diputados.
Retrato de Cánovas del Castillo. |
Nació en el seno de una familia ilustrada, pero modesta, el padre era maestro de primera enseñanza y la madre era prima del destacado escritor Serafín Estébanez Calderón. Después de una adolescencia difícil en Málaga, donde se tuvo que abrir camino para sacar adelante a sus cuatro hermanos a la muerte de su padre ejerciendo como profesor ayudante en el centro de enseñanza de la Junta de Comercio, pudo cursar en Madrid la carrera de Filosofía y Jurisprudencia, a partir de 1845, gracias al apoyo de su tío Serafín Estébanez, que le proporcionó trabajo en las oficinas de la empresa constructora del ferrocarril Madrid-Aranjuez.
Destacado en el Colegio de Abogados, empieza a ser conocido Cánovas por sus actividades literarias , entre ellas la publicación de la novela histórica La Campana de Huesca de la que había sido antecedente la fundación en Málaga del periódico La Joven Málaga.
Político e historiador, fue una figura capital de la política española en la segunda mitad del siglo XIX. Redactó el Manifiesto de Manzanares publicado al inicio del Bienio Progresista. Fue un prominente miembro dentro de la Unión Liberal, principal valedor de Alfonso XII y el principal artífice del sistema político de la Restauración, durante el cual fue el máximo dirigente del Partido Conservador, que él mismo creó. Ejerció el cargo de presidente del Consejo de Ministros en seis ocasiones, alternando el poder, principalmente, con su rival político Práxedes Mateo Sagasta.
Bajo su gobierno se aprobó la Constitución de 1876 y contribuyó al sistema de turno pacífico, mediante el cual creó una apariencia de democracia que ponía fin a la inestabilidad política que arrastraba el país desde décadas anteriores. Esta estrategia de alternancia se afianzó en 1885 en el Pacto de El Pardo, con el propósito de evitar que la inminente muerte del rey Alfonso XII volviese a desestabilizar la política española.
Sus gobiernos estuvieron marcados, principalmente, por un mayor desarrollo del capitalismo en lo económico, la creación del Código de Comercio en lo jurídico, los conflictos con Cuba que desembocaron en la guerra de independencia cubana, y las crecientes tensiones con anarquistas y otros colectivos obreros, siendo asesinado en 1897, durante su sexto mandato, por el anarquista Michele Angiolillo, cuando se encontraba en el balneario de Santa Agueda.
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