George Orson Welles, más conocido como Orson Welles, considerado uno de los artistas más versátiles del siglo XX en el campo del teatro, la radio y el cine, alcanzó el éxito a los 23 años gracias a la obra radiofónica La guerra de los mundos, que causó conmoción en los Estados Unidos cuando muchos oyentes del programa pensaron que se trataba de una retransmisión verdadera de una invasión extraterrestre. Este sensacional debut le valió un contrato para tres películas con el estudio cinematográfico RKO, que le otorgó libertad absoluta en sus realizaciones. A pesar de esto, solo uno de sus proyectos previstos pudo ver la luz, Citizen Kane (1941), su película más exitosa y que hoy sigue siendo considerada como un prodigio de la técnica y narrativa cinematográfica.
Orson Welles junto a Dolores del Río. |
Al margen de sus grandes éxitos profesionales se puede afirmar que Welles tuvo también una vida privada de película. Orson Welles vivió un tórrido romance entre 1938 y 1942 con la actriz mexicana Dolores del Río, que según su hija, Rebecca Welles, fue el amor de su vida. Welles también estuvo casado con la actriz y condesa Paola Moriest, que fue su última esposa. Además de con las también actrices Virginia Nicholson y Rita Hayworth.
Era conocido su amor por España por lo que rodó varias de sus películas en tierras españolas. En una entrevista confesó que le gustaría retirarse aquí, donde además cultivó la amistad de figuras conocidas del mundo de los toros de la época, como Antonio Ordóñez o Luis Miguel Dominguín.
Durante toda su vida tuvo un elevado ritmo de trabajo y muchos pleitos financieros, lo que a la larga le acarrearía la muerte. Welles murió de un ataque cardíaco en Los Ángeles en 1985. Sus cenizas fueron depositadas, el día 7 de mayo de 1987, en el municipio malagueño de Ronda, en la finca de recreo de San Cayetano, propiedad de su amigo el matador de toros Antonio Ordóñez, por expreso deseo del actor. Sin embargo hay otras versiones que afirman que Orson Welles no dejó testamento alguno donde expresara sus deseos para después de su muerte, por lo cual tanto su hija Beatrice como su esposa acordaron que sus cenizas fuesen esparcidas en España, ya que concluyeron que ese fue el lugar donde Welles se sintió más feliz en el transcurso de su vida.
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