Luis Barahona de Soto fue un ilustre escritor del siglo
XVI. Su gran amistad con el inmortal Miguel Cervantes Saavedra
motivó que diera celebridad a su nombre. Nacido en Lucena
en 1548 también se dedicó al ejercicio de la Medicina, que
desarrolló en Archidona, y fue el protegido del duque de
Osuna, a quien dedicó alguna de sus obras.
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| Luis Barahona de Soto. |
Barahona de Soto,
nacido noble, pero pobre, pertenece por su edad a la misma generación
histórica de Miguel de Cervantes. Su corta vida, ya que
falleció en 1595, se desarrolla en la segunda mitad del siglo XVI,
en el reinado de Felipe II. Barahona une al ejercicio
de su profesión médica el cultivo de las letras, plasmado en
géneros literarios muy diversos, que le granjearon el reconocimiento
público y la amistad de los grandes ingenios de entonces. Entre
ellos se cuenta Miguel de Cervantes, que siempre profesó una
gran estimación por el lucentino, reflejada en obras tan diversas
como La Galatea, el Viaje del Parnaso o el Quijote.
En este último libro lo califica como "uno de los famosos
poetas del mundo, no sólo de España".
Siendo muy joven
marchó a Antequera para estudiar humanidades con el docto
Juan de Vílchez. Se traslada a Granada para estudiar
Medicina en 1569, y de allí se desplaza a Osuna,
que contaba entonces con una famosa universidad, para continuar sus
estudios, pero no sin antes participar en la lucha contra los
moriscos en Las Alpujarras.
En 1571, y una vez
aprobado el cuarto curso, marchó a Sevilla para graduarse de
Bachiller de Medicina. Tras su estancia en Sevilla,
motivos profesionales y amorosos le hacen permanecer algún tiempo en
Granada, fijando luego ya, definitivamente, su residencia en
Archidona, lugar elegido exclusivamente por motivos de salud.
Ya que Archidona era una villa poco castigada por las
terribles plagas de la época la gripe, la viruela, el tabardillo y
la de las landres.
En Archidona
se casa dos veces, es padre de dos niñas, los vecinos le nombran
regidor de la villa y atiende a los enfermos de una epidemia de peste
que se coló desde Málaga, demostrando grandes dotes de
galeno.
Allí escribe la
única obra en prosa que se conoce, Diálogos de monterías,
publicada como de autor desconocido en 1890. Parte de su amplia obra
poética está recogida por Juan Antonio Calderón en Flores
de Poetas. Sobre su producción destaca Las lágrimas de la
Angélica publicada en Granada en 1586. Un instituto y una
calle de Málaga llevan el nombre de Luis Barahona de Soto.