Mastodon Málaga y sus historias: exportación
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viernes, 21 de febrero de 2025

Seis generaciones fabricando envases (y II)

Nicolás y Dolores tuvieron dos hijos, Adolfo y Nicolás. Cuando ellos se incorporan a la empresa familiar, la firma pasa a denominarse Hijos de Nicolás Lapeira consiguiendo bajo esta denominación la Medalla de Oro en la Exposición Regional en el Liceo de Málaga.


Rótulo en la entrada de la fábrica.


Los envases para aceite y pasas son los géneros exportados de Málaga aunque ya empieza a haber pedidos esporádicos para conservas de pescado, carnes, dulces de membrillo, jaleas, etc. Para conseguir satisfacer estos pedidos era necesario emprender nuevos retos y para ello los hermanos Lapeira Rodríguez en 1917 deciden separar las dos líneas de producción quedándose Nicolás al cuidado de la explotación de la pasa de Campanillas mientras que Adolfo con sus hijos Adolfo, Antonio y José Lapeira Meliveo, la cuarta generación, abordan el proyecto de construcción de una nueva fábrica.

El 22 de enero de 1918 Adolfo Lapeira Rodríguez, como gerente de la sociedad “A. Lapeira Metalgraf Española”, dirige una instancia al alcalde solicitando permiso para la construcción de un edificio en un solar de su propiedad adquirido en 1912 a la familia Larios, a espaldas del Asilo de las Hermanitas de los Pobres en el llamado Jardín de Aclimatación y con fachada a las calles Góngora, Ayala y Héroe De Sostoa. La dirección técnica sería llevada por el arquitecto Fernando Guerrero Strachan y el maestro de obras Enrique Baena Gómez. Finalmente el arquitecto municipal Manuel Rivera Vera y el ingeniero Eduardo Franquelo dieron el visto bueno y en la sesión de Cabildo de 22 de febrero de 1918 se aprobó el informe. La nueva fábrica se monta con la mejor maquinaria moderna haciéndola líder indiscutible, no solo en Málaga, sino en toda España.

Fue en 1923 cuando, después de varios años de litigio entre Málaga y Roma se tuvo que sustituir Metalgraf por Litograf debido a una reclamación interpuesta en los Tribunales de Justicia por un grupo de empresarios italianos en los que, amparándose en una patente internacional, reclamaron para sí esa nomenclatura.

Para la tercera década del siglo XX prácticamente toda Andalucía es cliente de la fábrica, por lo que el esplendor empresarial e industrial alcanza su verdadero cenit. En estos años siguen al frente de la fábrica los hermanos Lapeira Meliveo, pero al fallecer en 1936 el menor de ellos, continuaron Adolfo y Antonio al frente de la empresa en unos años muy difíciles para la industria. Durante esta época algunas de las máquinas y por un periodo corto de tiempo, tuvieron que reconvertirse para la fabricación de algún tipo de artefacto como la bomba “Lafitte” de diseño italiano y que era parecida a un bote de refresco con una cinta enrollada.

Pero el peor momento estaba aún por llegar y fue cuando en 1946 se produjo un incendio provocado en la nave izquierda, en la sección de embalaje de madera, quedando solo los muros de cemento. Pero como hombre de reconocida entereza, no tardó en levantar de nuevo la planta, pero esta vez 55 metros más larga haciéndola coincidir con la longitud de la derecha, es decir, 105 metros.

Los hermanos Adolfo y Antonio siguieron durante muchos años al frente de su empresa, el primero hasta enero de 1967 y Antonio, que vivió 90 años, siguió en solitario presidiendo la sociedad que había fundado su padre hasta sus últimos días, y permanentemente informado de todo lo que acontecía a su alrededor, aunque dada su avanzada edad, eran sus sobrinos la sexta generación, quienes se ocupaban de la gestiones empresariales. Adolfo en la parte administrativa-contable y José Lapeira Valentín en la técnica y de recursos humanos.

Las puertas de esta insigne fábrica se cerraron definitivamente en 1983 cuando fue imposible hacer frente a los pagos de impuestos, Seguridad Social y las nóminas de los más o menos 150 empleados que por aquel entonces trabajaban en la empresa, unido a la falta de productividad como consecuencia del desvío hacia otras tecnologías, como el plástico o el cartón, que jubilaron demasiado rápidamente unas instalaciones modernas de la marca Cevolani que se habían adquirido unos pocos años antes para la fabricación del litro de aceite, que quedaron sin amortizar por la promesa incumplida de una empresa olivarera italiana de enormes pedidos y en exclusividad.


viernes, 27 de septiembre de 2024

La vendeja en Málaga

 

En la primeras décadas del siglo XX, entre la calle de Doña Trinidad Grund y el muelle de Heredia, quedaban un buen número de solares destinados a la vendeja en Málaga, un mercado al aire libre donde, generalmente en pública subasta, se vendían los productos resultantes de la producción agrícola local.


La vendeja sobre 1910 en el entorno del actual Muelle 1.


La proximidad de la zona a los muelles de carga del puerto, que aún no se había cercado con la valla en todo su perímetro, hacían de este espacio urbano un lugar idóneo para la venta al mayor de los productos agrícolas locales, especialmente de aquellos destinados al embarque para la exportación.

Pasas, higos, almendras, limones y otros frutos de la tierra eran transportados por carros tirados por bueyes, extendidos luego sobre el suelo a la espera de su venta.

El esplendor de la vendeja de Málaga llegó en torno a mediados del siglo XIX. Coincidiendo con un parón en las obras de ampliación del puerto de Málaga, entre los años 1833 y 1876, se produjo ese auge comercial que benefició notablemente al campo malagueño. Además de beneficiar al campo, la vendeja de Málaga logró dar trabajo temporal a muchas personas en aquellos años.

Como reminiscencia de aquella época queda hoy la calle Vendeja, que comunica con la plaza de la Marina. En esta vía y en la de su entorno más inmediato se encontraban buena parte de los almacenes donde se preparaban estos productos procedentes del interior de la provincia.


Fuente documental: El universo de la fotografía. web photoespacio.com

viernes, 12 de abril de 2024

El salchichón de Málaga

 

La empresa Prolongo remonta su existencia al año 1820. Comienza su actividad con un sacrificio de seis cerdos a la semana a principios del siglo XIX elaborando productos de la más alta calidad, a cargo de la familia Prolongo, provenientes de la región de Lombardía, en el norte de Italia, y con larga tradición familiar en la elaboración de charcutería.


Fábrica de Prolongo en Cártama.


A principios del siglo pasado, Prolongo fue adquirida por la familia Soler, aportando su vasta experiencia en el mundo de los elaborados cárnicos para el desarrollo de la marca tal y como la conocemos hoy en día. La fusión de recetas italianas, catalanas y andaluzas, dan origen a especialidades propias, que Prolongo crea y da a conocer y que son referente para la competencia y los consumidores.

La fábrica, que se ubica en la Estación de Cártama (Málaga) desde principios del siglo XX, concretamente en 1915, produce diariamente un volumen aproximado de 378 toneladas, que se comercializan tanto dentro como fuera de España. Prolongo es una de las principales empresas exportadoras del sector cárnico en nuestro país y procesa anualmente en torno a cien millones de kilos de carne, que exporta a 16 países distintos, desde Nueva Zelanda a Canadá pasando por China, uno de los principales mercados de lacompañía.

En la actualidad Prolongo conserva y elabora las recetas tradicionales de hace dos siglos, con el aporte necesario de la última tecnología para llevar a la mesa toda la calidad y el sabor de antes, con las garantías del siglo XXI. Prolongo es, sin lugar a dudas, una de las grandes marcas dentro del sector de los embutidos en Málaga y en Andalucía.

El salchichón de Málaga Prolongo es una mezcla de carne de cerdo y tocino, condimentada con sal, especias y aditivos autorizados. Durante su proceso de elaboración, esta mezcla es amasada y embutida en tripa natural, asegurando una buena estabilidad, así como un olor y sabor característicos.

martes, 15 de junio de 2021

Quirico López Marín, exportador de vinos

 

Cuando estudias la Historia de Málaga, en algunas ocasiones, encuentras noticias en la prensa que conducen a encontrar personajes poco conocidos, como es el caso de Quirico López Marín, uno de los más destacados exportadores de vino de Málaga. Su empresa Quirico López e hijos, fundada en 1850, se encontraba entre las firmas exportadoras más conocidas de la provincia malagueña.


Publicidad del Coñac Pelícano.


En esa época se tiene constancia de la existencia en el sector vitivinícola para la exportación de 37 empresarios, 92 alambiques y alrededor de 100 lagares. Entre las firmas exportadoras más conocidas figuraban Barceló y Torres, Bevan y Cª, Garret y Cª, Pedro Gomez, Gross y Cª, Hijos de F. Carcer, Huelin Sanz y Gonzalez del Nido, Eduardo Loring, Quirico López, Nagel Disdier hermanos, Pries y Cª, Rittwagen y Cª, Sholtz hermanos y Jimenez y Lamothe, entre otras.


Según la publicidad de la época la compañía Quirico López e hijos, tenía su escritorio y sus almacenes en la desparecida calle don Iñigo, al sur del barrio de El Perchel donde tuvo también su primera factoría, desde 1928, Cerveza Victoria.


Según la misma fuente la firma era la fabricante del ‘privilegiado’ Aguardiente de Ojén, del Anís Kiriko, del Coñac Pelícano, del vermouth español Kiriko y del denominado Vino de Kola Titán en cuya contraetiqueta se afirmaba que ayudaba eficazmente a la digestión e incluía un facsímil de la firma del propietario de la bodega como garantía frente a las imitaciones.


De la importancia de este empresario, que fue el quinto presidente en la historia de la Cámara de Comercio de Málaga, entre 1896 y 1898, puede dar una idea la información aparecida en prensa cuando en septiembre de 1907 Málaga sufrió una inundación catastrófica que marcó la memoria de todos sus habitantes.


La ayuda de diversos países americanos, en especial Argentina, fue inmediata y se materializó en el envío de donativos que permitieron, en un primer momento, el auxilio humanitario y, más tarde, la construcción de viviendas para los damnificados por la riada.


Como se ha dicho, el eco en los medios de comunicación de entonces permite conocer ahora cómo se gestaron estos socorros y enlaza con la memoria de la solidaridad que todavía se conserva en la ciudad de Málaga.


El comercio de Málaga fue uno de los protagonistas en la canalización de ayudas desde América. El malagueño José Ariza telegrafió desde Buenos Aires a Quirico López Marín, pidiéndole que repartiese 5.000 kilos de pan entre los damnificados distribuyendo, además, 5.000 papeletas de ayuda entre el gobernador civil, la Diputación Provincial, el alcalde, los párrocos de San Juan, San Pedro, Santo Domingo, San Pablo, San Felipe y Mártires, y los periódicos locales .


Quirico López falleció el 26 de noviembre de 1910 y está enterrado en el panteón familiar del Cementerio de San Miguel en Málaga.