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Asi quedaron las instalaciones de Intelhorce. |
Una exhaustiva instrucción del juez Juan Francisco Ramírez, plasmada en 30.000 folios, atribuye
prevaricación negligente a los denunciantes por la forma en que se puso el
dinero público en manos del empresario italiano Giovanni Orefici.
Por su parte, José
Miguel Moreno García, ex presidente de Improasa,
redactó un informe aconsejando la venta al Gobierno.
También ingresan en prisión José Manuel
Muñiz, administrador único de la empresa entre 1991 y 1992, y sus
compañeros de bufete, Adolfo Martos
Hinojosa y José Luis Castillo.
Tres años después, sin embargo, el interminable procedimiento
perderá nuevamente impulso ante la marcha atrás de las denuncias sindicales.
Como escribía el periodista José Antonio Sau en el diario “La
Opinión de Málaga” el 5 de noviembre de 2008, “Intelhorce es hoy sólo un recuerdo de la Málaga fabril de finales de los 50. Sin embargo, su historia
encierra muchas fotografías: la de las luchas sindicales contra el franquismo;
imágenes de la dignidad de una plantilla que quería seguir trabajando; la del
proceso judicial más largo y voluminoso de la judicatura española y la de un
italiano pícaro y seductor que descapitalizó la empresa y protagonizó una
espectacular huida ya condenado para morir mansamente en Kenia”.
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