Pío Caro Baroja. |
Sus cenizas descansan entre Churriana y su residencia navarra de Bera, donde durante mucho tiempo vivió la mitad del año. Caro Baroja dejó clara su voluntad de
pasar sus últimos momentos en Málaga,
en El Carambuco, ese refugio verde
rodeado de árboles y plantas en Churriana
donde él “se sentía libre”.
La finca la adquirió a Eugenio
Gross el hermano de don Pío, el
etnólogo y antropólogo Julio Caro Baroja,
por consejo de su amigo el hispanista Gerald
Brenan, que era también vecino de Churriana.
“La compró por Brenan, estuvo con él
viviendo una semana y le dijo que le gustaría comprar un pisito, una casa
chiquita y darle la llave a una señora, para que se la arreglara e ir de vez en
cuando”, contaba don Pío.
Autor, director de cine y de televisión y guionista, pasará
a la historia de la cultura española como el gran exponente del cine
etnográfico español.
Tras el fallecimiento de Pío Baroja, su sobrino regresó a España y, a partir de entonces, junto con su hermano Julio, se dedicó a documentar el
folclore español, inicialmente colaborando con NO-DO y posteriormente con Televisión
Española.
Para Carmen Caro,
su hija, era mucho más, como declaró a los medios de comunicación, “una persona
alegre, vital, entusiasmada por el entorno, vividor, cariñoso y afectuoso. Una
persona cultísima, muy aventurero y con muchísimas curiosidades”.
Caro Baroja
siempre tenía algún proyecto en mente y, cuando los pulmones le daban una
tregua, se ponía a ello. Cuenta Carmen
Caro, por ejemplo, que en sus últimos años, antes de que la bronquitis le
atacara con fuerza, se dedicaba a escribir guiones de cine, “por pura diversión”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario