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Interior del Teatro Echegaray en la actualidad. |
El nuevo cine incorpora modernos materiales para garantizar
una buena insonorización e iluminación.
En 2001, se pasó la última película en el cine Echegaray,
que cerró sus puertas al tiempo que el Ayuntamiento
de Málaga firmaba un convenio con sus propietarios para destinarlo a uso
teatral y así servir de complemento al saturado Teatro Cervantes. El arquitecto Francisco Peñalosa Izuzquiza fue el encargado de las obras de
rehabilitación de un edificio que desde antes de su cierre había sufrido un
rápido proceso de deterioro.
Francisco Peñalosa
falleció en agosto de 2008. Su hijo, también arquitecto Borja Peñalosa, junto a Salvador
Moreno Peralta y César Olano
Gurriarán lo acabaron en marzo de 2009. Al ser concebido como un espacio en
el que extender y diversificar la oferta cultural del Cervantes con espectáculos de vanguardia y de repertorio en el que
caben tanto lírica de pequeño formato y representaciones teatrales como música,
teatro infantil, actividades didácticas y algunos y selectos actos
institucionales, el Teatro Echegaray
se rehabilitó potenciando su versatilidad.
Aparte de restaurar el vestíbulo y la fachada reponiendo los
materiales originales, la sala interior se remodeló completamente, invirtiendo
el sentido de la escena para aprovechar el espacio orientado hacia la calle Moratín instalando allí los camerinos y
locales técnicos. Las vidrieras, que antes estaban ubicadas en la sala, se
recolocaron en los vestíbulos.
El teatro se configuró para poder programar representaciones
convencionales o "a la italiana", es decir, con escena frontal, o en
“arena”; esto es, con la escena central y el público alrededor. Para hacer
posible esta adaptabilidad del espacio para diferentes tipos de espectáculo, el
“peine” y la maquinaria escénica cubren todo el teatro, caja escénica y patio,
cuyas butacas son retráctiles y se pueden retirar parcial o totalmente.
El resultado de la remodelación es un teatro con capacidad
para 297 espectadores entre patio de butacas y dos anfiteatros en el que
conviven un interior moderno y con los últimos adelantos técnicos con una
fachada y vestíbulo que remiten fielmente al espléndido y noble edificio
construido en los años treinta del pasado siglo.
Setenta y siete años después de su inauguración como cine en
la calle que le da nombre y tras una cuidadosa rehabilitación para adaptarlo a
uso escénico, el Teatro Echegaray
abre sus puertas el 7 de octubre de 2009 con unas instalaciones modernas y
polivalentes.
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