El
día 29, el periodista de El
País,
Joaquín
Marín narraba
los hechos. La
prisión provincial de Málaga
ha quedado casi completamente destruida a causa de un grave motín
ocurrido durante la noche del viernes al sábado. Como consecuencia
de los sucesos han resultado cinco reclusos heridos, tres de ellos
leves y dos de mayor gravedad. Uno de los heridos lo fue por arma de
fuego: recibió un tiro en la región glútea.
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Antigua prisión provincial de Málaga. |
Siempre
según la misma crónica, el
motín se inició alrededor de las doce de la noche y su causa
próxima bien pudo ser
la noticia difundida por las emisoras de radio y por la televisión
de que el Gobierno
se oponía
a la proposición de ley sobre indulto de delitos comunes presentada
en el Senado.
Desde
el exterior de la cárcel podía verse un grupo numeroso de reclusos
encaramados en el tejado que procedía a arrancar tejas y a
arrojarlas a las calles de alrededor. Al tiempo, daban gritos
pidiendo libertad.
Inmediatamente
hicieron acto de presencia numerosos agentes, tanto de la Policía
Armada
como de la Guardia
Civil.
El incendio
comenzó pasada la una de la madrugada. Desde la calle eran visibles
varias columnas de humo procedentes de la nave principal y de dos
pabellones laterales. La policía procedió a despejar los
alrededores de la prisión, donde habían comenzado a concentrarse
numerosos curiosos y algunos familiares, al tiempo que el comisario
jefe de Policía
se hacía cargo de la dirección de las operaciones.
Fueron
avisados los bomberos, pues la humareda iba creciendo al tomar los
incendios cada vez mayores proporciones. Sobre las tres de la
madrugada se personó en el lugar el gobernador civil, señor
Riverola
Pelayo.
Las fuerzas antidisturbios hicieron uso de las balas de goma y desde
el exterior se oían también detonaciones más secas que podrían
ser -luego se confirmaría- de las armas reglamentarias.
A
las tres de la madrugada parecía que los reclusos se habían
calmado. Sin embargo, a las cuatro se produjo la lucha, que llegó a
alcanzar caracteres de extrema gravedad y que se prolongó ya durante
la noche hasta las ocho de la mañana.
La
minuciosa crónica de Joaquín
Marín,
maestro de periodistas, continuaba señalando que los
destrozos son incalculables. Prácticamente, sólo un dormitorio ha
quedado en pie. Los presos -más de cuatrocientos- fueron concentrados
en el patio central, pues no había quedado dependencia alguna donde
albergarlos.
El
director general de
Instituciones Penitenciarias
fue informado del curso de los acontecimientos y dispuso en las
primeras horas de la mañana de ayer la visita de un inspector para
que evaluase los daños y, a la vista del estado del centro,
dispusiese lo más conveniente. Al parecer, un grupo de reclusos va a
ser trasladado al penal del Puerto de Santa
María.
Durante
los últimos días, la prisión se mantenía en una situación
aparentemente tranquila. La única noticia de la prisión estos
últimos días venía contenida en un comunicado de la Copel
en el que se informaba que los reclusos estaban dispuestos a donar su
sangre al Hospital Civil.
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