Un
ejemplo de la relación de la burguesía malagueña con la
conspiración para tratar de terminar con el gobierno legítimo de la
República
lo encontramos en la figura de Carmen
Werner Bolín.
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Carmen Werner Bolín. |
Nacida
en Málaga el 23 de febrero de 1906. Era hija de Leopoldo
Werner Martínez del Campo, VIII conde de San Isidro,
nacido el 18 de septiembre de 1860 en Málaga, que fue
asesinado después del golpe del 18 de julio de 1936, y de Carmen
Bolín de la Cámara (1871-1946).
Tenía
trece hermanos más, Elisa, Leopoldo, María Teresa,
Leonor, Alfonso, Isabel, Carlos, Emma,
José Manuel, Blanca, Lourdes, Emilia y
Mercedes. Dos de ellos, Alfonso y Carlos,
también fueron asesinados tras el fracaso inicial en Málaga
del golpe franquista.
Militante
falangista y co-fundadora de la Sección Femenina en Málaga,
desempeñó diferentes puestos en la organización. Fue la primera
regidora central de Organizaciones Juveniles en Burgos,
en 1938; y regidora central de Divulgación y Asistencia Sanitario
Social en la Sección Femenina.
Tuvo
una estrecha amistad con José Antonio Primo de Rivera y fue a
una de las pocas personas a las que escribió José Antonio
desde la cárcel de Alicante antes de ser ejecutado. Al
exhumarse el cadáver de José Antonio en 1939, se le dio a
Carmen Werner una de las medallas religiosas que llevaba
puestas el dirigente falangista en la tumba.
Casada
el 28 de mayo de 1941, en la iglesia del Sagrario de Málaga,
con Enrique Durán Arregui (1901-1954). Escribió algunos
textos relacionados con la educación. El 29 de mayo de 1942, en el
Castillo de la Mota de Medina del Campo (Valladolid)
el general Franco, por su actuación le otorgó la “Y” de
oro individual.
Fue
consejera provincial del Movimiento por Málaga y
diputada provincial de la Diputación malagueña. Falleció en
Málaga, el 29 de abril de 2000, a los 94 años de edad.
Además
de los Werner, algunos integrantes de otras familias de la
burguesía malagueña también aparecen relacionados con la intentona
golpista. Como los Bolín, Gross, Barrionuevo,
Briales, Bayo, Cámara, López Cozar,
Gálvez, Lamothe o Moreu, entre otros. Algunos
lo pagaron muy caro ya que fueron detenidos o asesinados.
La
situación de estas familias y de muchas otras en esos trágicos
momentos, la describe bien la gaditana Mercedes
Formica,
también ligada a la Falange
al
inicio de sus actividades,
a la que el golpe militar pilló en Málaga,
cuando escribió
que,
“Las familias con “paseados” y detenidos se convertían en
apestados, y las gentes, incluso los amigos, los rehuían. Otro tanto
sucedía con quienes habían tenido actividades políticas. Ahora que
se sabía que la guerra sería larga, sólo quedaba una esperanza:
escapar”.
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