A
mediodía del 22 de marzo de 1908 fondea en Málaga el vapor
"Ciudad de Mahón", procedente de Marruecos,
con 502 soldados licenciados de los regimientos de África
y Melilla.
Vapor Ciudad de Mahón en el puerto de Málaga |
Aunque
los empleados del impuesto de consumos, como se conocían los
impuestos indirectos, ya habían hecho un registro a bordo, se
produce una pelea entre un soldado y un empleado que insiste en
volver a registrarlo al desembarcar. El empleado era Baldomero
Gómez que dio una bofetada al militar.
Los
compañeros del soldado
dan una paliza al
recaudador
y los ciudadanos presentes hacen causa común con ellos. Esto produce
una fuerte reacción que se va a multiplicar cuando un empleado
dispara tres veces para tratar de contener a un grupo de cientos de
personas que les silbaban y apedreaban.
Una
patrulla militar logra cortar este incidente, pero no puede impedir
que diferentes grupos asalten la administración de este impuesto y
diferentes fielatos, que
eran las oficinas
donde se cobraban los impuestos por la entrada y salida de mercancías
de consumo. Esos fueron los casos de los fielatos ubicados en
el
Muelle
de
Cánovas,
Zamarrilla,
Capuchinos
y
Cruz
de Humilladero,
entre otros, incendiando muebles y apoderándose de fondos y
documentos.
Ardió
completamente el fielato instalado en el Camino
de Antequera.
Hasta
la madrugada se prolongó el amotinamiento con el apoyo mayoritario
de los ciudadanos, que les aplaude desde aceras y balcones para
expresar su descontento con los impuestos.
Al día siguiente se repiten alborotos en el Muelle
y el Limonar,
y se producen nuevos asaltos de los fielatos, así como un conato de
quema de la iglesia
de la Merced
y del convento
de San
Bartolomé.
Los
hechos los recogía el diario ABC
en una crónica fechada el lunes 23 de marzo, en la que daba
numerosos detalles de los hechos y
que narraba como la multitud recorría las calles gritando ¡Abajo
los Consumos!,
¡Viva
el Ejército español!
La
crónica de ABC
se cerraba alabando “el tacto y prudencia de las autoridades,
las cuales, si hubieran procedido con
precipitación,
lanzando fuerzas públicas sobre los
primeros grupos, seguramente hubieran ocasionado un día de luto en
Málaga. Afortunadamente
no hay desgracias que lamentar.”
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