Marqués de Salamanca. |
El 23 de mayo de 1811 nacía en Málaga José María Salamanca Mayol, marqués de Salamanca, casado con Petronila Livermore y tío de Jorge Loring, fue diputado, inversor en bolsa de la mano de José Buschental, Remisa y Manuel Heredia, ministro de Hacienda en 1847 para luego hacerse cargo, por breve espacio de tiempo, de la Presidencia del Gobierno.
José María de Salamanca había llegado a Madrid hacia 1830 desde su Málaga natal. La amistad de su familia con el moderado Francisco Cea Bermúdez le valió diversos puestos políticos de segundo orden, hasta que en 1837, consiguió el escaño de parlamentario por Málaga en las Cortes posteriores a la proclamación del Estatuto Real elaborado por Martínez de la Rosa.
Comenzó también a frecuentar los círculos palaciegos, donde trabó una gran amistad con Fernando Muñoz, segundo esposo de la reina regente María Cristina. Por entonces, Salamanca ya se había consagrado como un hábil hombre de negocios, y no solo gracias a sus inversiones en la bolsa. En 1839 se agenció el monopolio de la sal, una concesión real que le había reportado ingresos del orden de los 300 millones de reales.
Pero hasta ese momento las ganancias habían sido un mero aperitivo, ya que el banquete vendría después. Junto a Muñoz y el general Ramón María Narváez, militar y luego presidente del Gobierno en siete ocasiones, realizó importantes negocios como el del ferrocarril.
Entre las múltiples actividades de Salamanca estuvo también la creación de la primera casa de baños en España y de una importante empresa de coches de alquiler, llamada La Comodidad, en la que se podían alquilar berlinas de lujo.
En el terreno ferroviario creó la línea Madrid-Aranjuez, posteriormente ampliada hasta Toledo, y más tarde completó la línea Madrid-Alicante. Llegó a poseer una locomotora “Tank engine 14” que alcanzaba una velocidad de 120 kilómetros por hora. También participó en la creación de líneas ferroviarias en Francia, Italia, Alemania, Portugal y Estados Unidos, donde construyó la línea Atlantic Great Western Railway, hasta los grandes lagos.
Entre las anécdotas más conocidas de la vida de este personaje está su rocambolesca huida a Francia. Tras ser ministro de Hacienda, fue acusado de haberse beneficiado de su puesto, por lo que una madrugada se presentó la policía a detenerlo en su palacio del paseo de Recoletos.
Salamanca corrió a refugiarse en la cercana calle Barquillo, en la Embajada de Bélgica. Pasados unos días visitó la Embajada de Dinamarca, que se ubicaba en el mismo edificio. Pero esta vez el embajador permitió el acceso a la policía para detenerlo. El ingenio del marqués lo llevó a encerrarse dentro de un baúl, donde incluso se sentó uno de sus perseguidores.
Tras la búsqueda, la policía se fue con las manos vacías. Pocos días después mandó traer un coche de caballos para que saliese desde la puerta del edificio con un personaje embozado. Inmediatamente la policía salió tras él y así el marqués pudo huir disfrazado de sargento junto con un pelotón hasta la frontera con Francia.
Hacia el 1864 el marqués ya había comprado unos dos kilómetros cuadrados de terreno en la zona del Paseo de Recoletos y entregó el final de su vida al sueño de construir un nuevo Madrid, aprovechando el plan urbanístico de ensanche llamado el Plan Castro. El barrio de Salamanca de Madrid se convertiría en una de las millas de oro del urbanismo europeo.
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