Mastodon Málaga y sus historias: marqués de Salamanca
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viernes, 8 de enero de 2021

Las andanzas del marqués de Salamanca y su relación con los Larios (y II)

Palacio del marqués de Salamanca en Madrid.


Tras la ingente inversión en el barrio de Salamanca, la situación económica de José de Salamanca empezó a decaer. Había dilapidado su fortuna de cerca de 400 millones de reales con la construcción del nuevo barrio y se vio obligado a vender gran parte de su colección de cuadros, entre los que había obras de Velázquez y Goya. En 1876 tuvo que deshacerse de algunas de sus propiedades inmobiliarias y de algunas de sus acciones ferroviarias. La situación cada vez era más crítica y su ruina ya era inminente.


Respecto a su relación con la familia Larios decir que se realiza a través de la finca Dehesa de Los Llanos. A mediados del siglo XIX, con la desamortización de los bienes eclesiásticos, la finca es adquirida por José de Salamanca y Mayol. Casualidades de la vida, o no, la magnífica finca, le fue embargada por un banco al marqués de Salamanca cuando su buena estrella se había apagado para ser adquirida después en subasta, en 1893, por el III marqués de Larios, José Aurelio Larios y Larios, hijo de Martín Larios, sobrino de Manuel Domingo Larios, que murió sin descendencia


Desde entonces, la Dehesa de Los Llanos se ha mantenido como propiedad familiar de los Larios y luego de los marqueses de Paul, a través de la herencia del IV marqués de Larios, José Antonio Larios Franco. Finca que en 1974 entró a formar parte de la sociedad La Humosa SA que agrupaba todas las actividades agrícolas de la familia y que en 1993 se integra en el Grupo Mazacruz, al que aún pertenece hoy.


En relación con Los Llanos existe otra leyenda que se atribuye al escritor y periodista Florentino Hernández Girbal, biógrafo de José de Salamanca y Mayol, y que señala que las primeras gestiones del marqués de Salamanca para hacerse con la propiedad las data allá por 1855, año en el que trajo el ferrocarril a la ciudad de Albacete.


En su relato, fabula con que el marqués de Salamanca, huyendo de Madrid, llegó a Albacete en una locomotora, vagando después por los trigales hasta tropezar con los restos de una ermita antigua, que no era otra que la ermita de la Virgen de Los Llanos.


Compró, según la versión del también periodista Joaquín Roa y Erostarbe, “dos leguas de lomas para ganados y producción del esparto; plantó 800.000 vides, de escogida calidad, para las que edificó grandes bodegas; y, por último, formó la posesión de Los Llanos, campestre mansión de un príncipe, con montes, estanques y alamedas, un caprichoso coto de liebres y un cercado para corzos, cocheras, caballerizas y jaulas para la cría de potros de silla y tiro; un inmenso palomar; y el palacio de la finca, edificio antiguo restaurado y ornado con rico mobiliario florentino, por cuyas habitaciones pasaron hombres de gobierno de todos los partidos españoles, notabilidades de las letras, la milicia y nobleza”.


Volviendo a la figura del marqués de Salamanca añadir que después de haber conseguido casi todo en la vida, murió el 23 de enero de 1883 arruinado en su Palacio de Vista Alegre en Madrid con una deuda de más de seis millones de reales.


Hay que decir, como hecho anecdótico, que el marqués de Salamanca murió dos veces. La primera en 1834 en una epidemia de peste, durante la cual cayó enfermo, dándolo por muerto. Pero Salamanca se despertó justo instantes antes de ser enterrado. Había sufrido un episodio de catalepsia. Su segunda muerte se produciría, como se ha dicho, en 1883 y esta vez sería la definitiva. 

jueves, 7 de enero de 2021

Las andanzas del marqués de Salamanca y su relación con los Larios (I)

 

Marqués de Salamanca.

El 23 de mayo de 1811 nacía en Málaga José María Salamanca Mayol, marqués de Salamanca, casado con Petronila Livermore y tío de Jorge Loring, fue diputado, inversor en bolsa de la mano de José Buschental, Remisa y Manuel Heredia, ministro de Hacienda en 1847 para luego hacerse cargo, por breve espacio de tiempo, de la Presidencia del Gobierno.


José María de Salamanca había llegado a Madrid hacia 1830 desde su Málaga natal. La amistad de su familia con el moderado Francisco Cea Bermúdez le valió diversos puestos políticos de segundo orden, hasta que en 1837, consiguió el escaño de parlamentario por Málaga en las Cortes posteriores a la proclamación del Estatuto Real elaborado por Martínez de la Rosa.


Comenzó también a frecuentar los círculos palaciegos, donde trabó una gran amistad con Fernando Muñoz, segundo esposo de la reina regente María Cristina. Por entonces, Salamanca ya se había consagrado como un hábil hombre de negocios, y no solo gracias a sus inversiones en la bolsa. En 1839 se agenció el monopolio de la sal, una concesión real que le había reportado ingresos del orden de los 300 millones de reales.


Pero hasta ese momento las ganancias habían sido un mero aperitivo, ya que el banquete vendría después. Junto a Muñoz y el general Ramón María Narváez, militar y luego presidente del Gobierno en siete ocasiones, realizó importantes negocios como el del ferrocarril.


Entre las múltiples actividades de Salamanca estuvo también la creación de la primera casa de baños en España y de una importante empresa de coches de alquiler, llamada La Comodidad, en la que se podían alquilar berlinas de lujo.


En el terreno ferroviario creó la línea Madrid-Aranjuez, posteriormente ampliada hasta Toledo, y más tarde completó la línea Madrid-Alicante. Llegó a poseer una locomotora “Tank engine 14” que alcanzaba una velocidad de 120 kilómetros por hora. También participó en la creación de líneas ferroviarias en Francia, Italia, Alemania, Portugal y Estados Unidos, donde construyó la línea Atlantic Great Western Railway, hasta los grandes lagos.


Entre las anécdotas más conocidas de la vida de este personaje está su rocambolesca huida a Francia. Tras ser ministro de Hacienda, fue acusado de haberse beneficiado de su puesto, por lo que una madrugada se presentó la policía a detenerlo en su palacio del paseo de Recoletos.


Salamanca corrió a refugiarse en la cercana calle Barquillo, en la Embajada de Bélgica. Pasados unos días visitó la Embajada de Dinamarca, que se ubicaba en el mismo edificio. Pero esta vez el embajador permitió el acceso a la policía para detenerlo. El ingenio del marqués lo llevó a encerrarse dentro de un baúl, donde incluso se sentó uno de sus perseguidores.


Tras la búsqueda, la policía se fue con las manos vacías. Pocos días después mandó traer un coche de caballos para que saliese desde la puerta del edificio con un personaje embozado. Inmediatamente la policía salió tras él y así el marqués pudo huir disfrazado de sargento junto con un pelotón hasta la frontera con Francia.


Hacia el 1864 el marqués ya había comprado unos dos kilómetros cuadrados de terreno en la zona del Paseo de Recoletos y entregó el final de su vida al sueño de construir un nuevo Madrid, aprovechando el plan urbanístico de ensanche llamado el Plan Castro. El barrio de Salamanca de Madrid se convertiría en una de las millas de oro del urbanismo europeo.