Miguel de Cervantes Saavedra empezó a escribir El Quijote en una cárcel de Sevilla, donde ingresó en 1597 a causa de no haber podido justificar la desaparición de 141.000 maravedíes que el escritor tenía que haber cobrado en la localidad malagueña de Vélez-Málaga donde desempeñaba en 1594 la labor de recaudador de impuestos para el rey Felipe II.
Patio interior de la Casa de Cervantes. |
No se sabe muy bien qué pasó con la citada cantidad, pero lo que sí está contrastado es que fue ese el motivo que llevó a Cervantes a cumplir condena en una prisión sevillana, lo que dio pie a que empezara escribir Don Quijote de La Mancha, aprovechando la tranquilidad y el tiempo que le proporcionaba ese cautiverio.
Los expertos en la obra cervantina aseguran que de alguna manera Vélez-Málaga inspiró al autor del Quijote sobre todo en el capítulo 41, aunque la influencia en esta obra universal se podría considerar mayor. Son conocidas las alusiones que Cervantes hace a la capital de la Axarquía malagueña en la famosa novela. Hasta en tres ocasiones se menciona a Vélez-Málaga.
De esas tres citas, la más conocida es la que pone en boca de uno de los caballeros que acompañan al capitán cautivo, Ruy Pérez de Viedma las palabras: “¡Gracias sean dadas a Dios, señores, que a tan buena parte nos ha conducido! Porque, si yo no me engaño la tierra que pisamos es la de Vélez Málaga”. Además de las alusiones en esta obra, Vélez-Málaga también es citada en otra de sus novelas, Los trabajos de Pérsiles y Sigismunda, en la que se refiere a la ciudad como una “tierra de libertad”.
El recuerdo de Miguel de Cervantes está muy presente en Vélez-Málaga. Además de una escultura de él junto a la entrada del Palacio de Beniel, actual sede de la Fundación María Zambrano, también se conserva un edificio que probablemente fuera su hospedaje en su paso por la ciudad. Conocido como la Casa de Cervantes, éste fue un edificio levantado probablemente a principios del siglo XVI, con un evidente estilo mudéjar, del que se conserva parte en la estructura externa y el patio interior.
Dentro de este inmueble, dedicado ahora a uso cultural, se encuentra a su vez, la Sala Cervantes, donde hay documentación que aborda la relación del escritor y la ciudad. Hay incluso una biblioteca temática que lleva el nombre de Antonio Jiménez, un investigador veleño que hizo grandes aportaciones en torno a estos vínculos, fallecido recientemente.
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