En las calles de Atajate, el pueblo más pequeño dela provincia de Málaga, con 167 habitantes, existen 200 placas en otras tantas viviendas con los nombres y motes de las mujeres que han residido o residen en ellas. Este tema fue abordado en un espléndido reportaje firmado por el periodista Nacho Sánchez en las páginas del diario El País el 9 de enero de 2020.
Calle de Atajate. Foto: García Sánchez (El País). |
Una de ellas reza ‘María la telefonista’, que corresponde a la casa donde reside María Carrasco quien en los años cincuenta se encargaba del único teléfono que había entonces en Atajate. Clavijas, manivelas, cables… La mujer se encargaba de todo el proceso cuando alguien del pueblo quería hacer una llamada. María trabajó ahí hasta la década de los setenta.
La iniciativa de colocar las placas surgió del Ayuntamiento como homenaje a la mujer rural. A los vecinos y vecinas les pareció bien recuperar las historias familiares. Las últimas para culminar el proyecto fueron las dedicadas a Rosario la inglesa, Anita La jubriqueña, y Rosalía La Pepa.
Para desarrollar la propuesta se contó con el apoyo de Lorena Peña, responsable del Plan de Dinamización de la localidad y que según explicó en el citado reportaje de El País el objetivo era “dar vida al pueblo y que jóvenes y mayores tengan buenos momentos y sonrisas”. “Las mujeres han estado mucho tiempo a la sombra de los hombres, han sido invisibles en el mundo rural a pesar de que cualquiera de ellas ha sido madre, maestra, cuidadora, cocinera y muchas cosas más”, subrayó Peña, para destacar después que “las mujeres han sido y son la mitad del pueblo, pero en la historia local no han tenido la mitad del protagonismo”.
Maruchi Rubiales es otra de las homenajeadas, que rememora una infancia difícil. Recordaba transportar haces de leña en la cabeza para dar vida a un fuego siempre encendido en casa. Era con el que se calentaban, pero también con el que cocinaban. No había agua corriente. Tampoco luz, con el tiempo una sola bombilla. Desde muy pequeña trabajó en el campo. Guardaba los cerdos, recogía aceitunas, cebada, arvejas, yeros, garbanzos.
También trabajó en el campo Mariluz Carrasco, que quiso recordar a su abuela, Mariquita la pastora, en el azulejo. Ella recogía aceitunas y almendras. Pudo sacarse el graduado en el colegio y, más tarde, se casó. Tuvo cuatro hijos y ejerció durante muchos años de ama de casa. También de cuidadora, encargándose de los cuidados de sus mayores y los de su marido.
El nombre de Carmen Sánchez aparece en una placa de la calle Nueva, la principal vía de Atajate, donde se puede leer: Carmen la de La Parada. Así se la conocía de pequeña, porque su abuelo Vicente regentaba un bar con ese nombre en el inmueble donde luce el azulejo.
Las mujeres de Atajate, en las proximidades de Ronda, miran orgullosas sus nombres y el de sus madres y abuelas frente a sus hogares. Forman, más que nunca, parte de la historia viva de su pueblo.
P.D. Hasta septiembre. ¡Felices vacaciones!
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