Mastodon Málaga y sus historias: homenaje
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viernes, 2 de julio de 2021

Las mujeres en las calles de Atajate

 

En las calles de Atajate, el pueblo más pequeño dela provincia de Málaga, con 167 habitantes, existen 200 placas en otras tantas viviendas con los nombres y motes de las mujeres que han residido o residen en ellas. Este tema fue abordado en un espléndido reportaje firmado por el periodista Nacho Sánchez en las páginas del diario El País el 9 de enero de 2020.


Calle de Atajate. Foto: García Sánchez (El País).


Una de ellas reza ‘María la telefonista’, que corresponde a la casa donde reside María Carrasco quien en los años cincuenta se encargaba del único teléfono que había entonces en Atajate. Clavijas, manivelas, cables… La mujer se encargaba de todo el proceso cuando alguien del pueblo quería hacer una llamada. María trabajó ahí hasta la década de los setenta.


La iniciativa de colocar las placas surgió del Ayuntamiento como homenaje a la mujer rural. A los vecinos y vecinas les pareció bien recuperar las historias familiares. Las últimas para culminar el proyecto fueron las dedicadas a Rosario la inglesa, Anita La jubriqueña, y Rosalía La Pepa.


Para desarrollar la propuesta se contó con el apoyo de Lorena Peña, responsable del Plan de Dinamización de la localidad y que según explicó en el citado reportaje de El País el objetivo era “dar vida al pueblo y que jóvenes y mayores tengan buenos momentos y sonrisas”. “Las mujeres han estado mucho tiempo a la sombra de los hombres, han sido invisibles en el mundo rural a pesar de que cualquiera de ellas ha sido madre, maestra, cuidadora, cocinera y muchas cosas más”, subrayó Peña, para destacar después que “las mujeres han sido y son la mitad del pueblo, pero en la historia local no han tenido la mitad del protagonismo”.


Maruchi Rubiales es otra de las homenajeadas, que rememora una infancia difícil. Recordaba transportar haces de leña en la cabeza para dar vida a un fuego siempre encendido en casa. Era con el que se calentaban, pero también con el que cocinaban. No había agua corriente. Tampoco luz, con el tiempo una sola bombilla. Desde muy pequeña trabajó en el campo. Guardaba los cerdos, recogía aceitunas, cebada, arvejas, yeros, garbanzos.


También trabajó en el campo Mariluz Carrasco, que quiso recordar a su abuela, Mariquita la pastora, en el azulejo. Ella recogía aceitunas y almendras. Pudo sacarse el graduado en el colegio y, más tarde, se casó. Tuvo cuatro hijos y ejerció durante muchos años de ama de casa. También de cuidadora, encargándose de los cuidados de sus mayores y los de su marido.


El nombre de Carmen Sánchez aparece en una placa de la calle Nueva, la principal vía de Atajate, donde se puede leer: Carmen la de La Parada. Así se la conocía de pequeña, porque su abuelo Vicente regentaba un bar con ese nombre en el inmueble donde luce el azulejo.


Las mujeres de Atajate, en las proximidades de Ronda, miran orgullosas sus nombres y el de sus madres y abuelas frente a sus hogares. Forman, más que nunca, parte de la historia viva de su pueblo.


P.D. Hasta septiembre. ¡Felices vacaciones!

lunes, 12 de octubre de 2020

La historia de Antonio ‘el Almendrita’

 

La historia de Antonio del Río Soto el Almendrita’, que cuenta con 93 años de edad, es una de esas historias malagueñas entrañables que no te puedes resistir a contar. Después de trabajar desde los 8 años en la imprenta en la que estaba su padre y más tarde como albañil, se estrenó como vendedor de almendras a los 28 años, en la Semana Santa de 1955.


Antonio del Río, 'el almendrita'.


Antonio del Río Soto , nació en Málaga el de 1 de febrero de 1927, popularmente conocido como 'el Almendrita', ha sido el vendedor callejero en activo más antiguo de Málaga. Durante casi 20 años recorrió todos los cines de la capital y tras el declive de las salas, a partir del año 1973, pasó a ejercer su actividad en las playas de El Palo y Pedregalejo, hasta que por motivos de salud lo tuvo que dejar en 2016, a los 89 años.


Desde hace años, diversos colectivos y entidades vecinales han solicitado, sin éxito por el momento, al Ayuntamiento de Málaga la organización de un homenaje en vida. Hace ahora cerca de un año que el creador digital Javier España intentó reactivar esta iniciativa ciudadana mediante la creación de un vídeo en el que Antonio del Río narra sus vivencias respaldadas con las afirmaciones de su hija Yoli.


El corto de Javier España, de cerca de tres minutos de duración, vale la pena verlo aquí:



viernes, 28 de agosto de 2020

Homenaje a Benito Pérez-Galdós


En el restaurante del Café Inglés el republicanismo malagueño, reciente vencedor en las elecciones generales y dominante en el Ayuntamiento, ofrece el 30 de mayo de 1910 un banquete al ilustre novelista Benito Pérez-Galdós, ya casi sexagenario, con su mejor obra publicada en el último cuarto del siglo anterior aunque aún trabajaba en la quinta serie de los "Episodios Nacionales" antes de quedar definitivamente ciego en 1913.

Benito Pérez-Galdós.
El republicanismo de Galdós, que llegó a ser diputado en 1886 en las filas de Práxedes Mateo Sagasta, procede de la I República. El nuevo diputado Pedro Armasa, Sánchez Alcoba y Murciano hicieron los brindis.

Rodrigo Soriano también tomó la palabra para animar a los presentes a luchar en defensa de la República, que en esos años era todavía un horizonte lejano. Benito Pérez-Galdós se sumó a estos propósitos con otro discurso.

Aunque el motivo de su estancia en la capital malagueña fue el de asistir al estreno de su obra 'Casandra' en el Teatro Cervantes. El ilustre novelista y dramaturgo llegó acompañado por su gran amigo, el ya citado diputado republicano Rodrigo Soriano.

El novelista canario llegó a Málaga en tren. A la estación acudieron a recibirlo los directivos de la Asociación de la Prensa, intelectuales de la ciudad y un amplio grupo de correligionarios de ideología republicana.

Por la noche, Galdós se desplazó hasta el Teatro Cervantes para presenciar el estreno de su obra. Su presencia fue acogida con muestras de respeto y admiración por el público asistente. Como se reflejó en la prensa de la época, «el éxito que obtuvo la producción fue estruendoso». La gran respuesta de los espectadores motivó que Galdós tuviera que salir al escenario en repetidas ocasiones, mientras era aclamado y ovacionado.

El viernes siguiente a la celebración de la comida en honor de Pérez-Galdós, tanto el escritor como el diputado Soriano acudieron a visitar la cruz conmemorativa del fusilamiento al general Torrijos y sus compañeros, enclavada en la playa de San Andrés, aunque anteriormente se encontraba en El Bulto, lugar donde habían sido fusilados los 48 militares.