Antonio Ramos Medina, nacido en Málaga en 7 de enero de 1703 y fallecido en la misma ciudad el 27 de noviembre de 1782 fue un arquitecto que destacó, principalmente, por ser el maestro mayor de la construcción de la Catedral de Málaga. A los veinte años se había incorporado, mandado contratar por el arquitecto José de Bada, como tallista de capiteles, a las obras . En 1756 pidió el título de maestro mayor de la Catedral, que no se le concedió hasta 1760, tras la muerte de José de Bada. Aunque debido a las continuas ausencias y problemas de salud de este último, realizó funciones más amplias que las de aparejador cuando se estaban comenzando los cimientos de la torre actualmente inconclusa.
Catedral de Málaga. |
También fueron destacadas sus numerosas intervenciones en edificios religiosos de Málaga, entre los que resaltan la iglesia de los Mártires y San Felipe o el Palacio del Obispo. Su propuesta para evitar los frecuentes desbordamientos del río Guadalmedina, fue muy beneficiosa para la capital malagueña, ya que constituían el peor azote por las catastróficas inundaciones que sus riadas provocaban. La idea consistía en eliminar tortuosidades del recorrido y puentes que entorpecían el cauce, y construir otros nuevos y dos canales paralelos externos para recoger las aguas de las alcantarillas. Así irían a parar directamente al mar las aguas de lluvia del casco urbano. Estas galerías aún existen y cumplen una importante función en la Málaga actual.
Hay que resaltar que las relaciones de Ramos Medina con el cabildo catedralicio estuvieron siempre cargadas de tensiones y problemas. En 1763, llegado el momento de realizar la unión de la parte nueva de la basílica con la antigua en la zona del crucero, el plan de Medina para ejecutar esta última fase de las obras no consiguió la aprobación de los capitulares, que decidieron recabar un informe del ingeniero militar José Lacroe, encargado por entonces de las obras del puerto.
Este informe fue contrario al plan propuesto por Ramos, ante lo cual el Cabildo solicitó al rey que enviara un arquitecto que fuera hábil en este tipo de construcciones. El designado fue Ventura Rodríguez, que en aquellos momentos se ocupaba de la construcción de la capilla del Pilar en la Basílica de Zaragoza.
En 1782, con la aplicación del arbitrio de la Catedral a infraestructuras, se paralizan las obras y Ramos, que ya contaba con 80 años, mandó un escrito al cabildo catedralicio en el que exponía que habiendo cesado la obra desde el 17 de julio, se le conservase la mitad de su sueldo como jubilación. Desgraciadamente ese mismo año falleció.
En 1729, Antonio Ramos había contraído matrimonio con Salvadora Baguer y del matrimonio nacieron cinco hijos, cuatro de los cuales profesaron votos en la Iglesia Católica. El llamado arquitecto de la Catedral llegó a poseer una extraordinaria biblioteca, con valiosos tratados de arquitectura y construcción. Sus amplios conocimientos le permitieron escribir una obra titulada ‘Sobre la gravitación de los arcos contra sus estribos y sobre el cálculo para la resistencia de éstos’.
Por último añadir que el inicio de las obras de la Catedral de Málaga, una de las principales joyas del Renacimiento español, se sitúa en 1487, año en el que la ciudad de Málaga fue conquistada por las tropas castellanas. Fue entonces cuando la Mezquita Aljama se convirtió en Catedral de la Encarnación. Por lo que la construcción del templo, aún inacabado, se prolongo durante siglos. Una tardanza que se puede generalizar a todos los grandes proyecto de la ciudad, también en la actualidad.
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