Mastodon Málaga y sus historias: El poeta bohemio que fue fusilado

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lunes, 13 de junio de 2022

El poeta bohemio que fue fusilado

 

Pedro Luis de Gálvez, poeta, narrador, ensayista, periodista, pintor, anarquista y agitador político, nacido en Málaga el 3 de mayo de 1882 y fusilado en Madrid el 20 de abril de 1940, era hijo de un general carlista muy religioso quien decidió ingresar a su hijo a la fuerza en el seminario de Málaga, dirigido entonces por los jesuitas, pero se fugó del mismo. Capturado por la Guardia Civil regresó a casa. Tras una corta estancia familiar en Albacete, la familia recaló en Madrid en 1898.


Pedro Luis de Gálvez con sus hijos.


Opositó para ingresar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, sacando el número 2 e ingresó en la prestigiosa institución, pero sus relaciones con las modelos, a las que pretendía seducir, motivaron su expulsión. Su padre le ingresó entonces, con 16 años, en el correccional de Santa Rita, donde, hostigado por la crueldad de la disciplina, empezó a escribir poesía y abrazó los ideales anarquistas. Fue también expulsado, después de destrozar la capilla y amenazar al capellán con un martillo. Al salir del correccional, empezó a trabajar como actor en el Teatro de la Comedia, pero su padre subió al escenario y le sacudió una paliza, por lo cual le expulsaron también del teatro madrileño. Entonces huye de su padre a París, donde mendiga, y vuelve luego otra vez a España en 1905 donde inicia una serie de conferencias sobre anarquismo en Andalucía.

En 1920, en Sevilla, conoce a Jorge Luis Borges encandilando al escritor argentino y llegar a ser el protagonista del poema "Pedro-Luis en Martigny", incluido en la obra Textos recobrados de Borges.

A su paso por la actual Peñarroya-Pueblonuevo, localidad minera al norte de Córdoba, es detenido por la Guardia Civil por ser un “peligroso revolucionario”. juzgado en Cádiz por un consejo de guerra, que le declara “reo de lesa majestad y culpable de injurias al Ejército” y es encerrado en el penal de Ocaña. Allí escribe un librito de narraciones, que envía al concurso nacional de cuentos del periódico El Liberal, y lo gana. Posteriormente, cuando el jurado descubre la condición de presidiario del autor, sus miembros , entre ellos Ramón Gómez de la Serna, airean el asunto y consiguen el perdón del Gobierno. Estos hechos le proporcionan popularidad y se le abren muchas puertas. El periódico El Liberal le ofrece su corresponsalía en Melilla, pero los escándalos que protagoniza le obligan a dejarlo y vuelve a Madrid.

Su primer amor formal fue una madrileña, Carmen Sanz, con la que tuvo un hijo que nació muerto y del cual escribió Pío Baroja en La caverna del humorismo señalando que iba por los cafés con el niño muerto en una caja pidiendo dinero para enterrarlo. Sin embargo, el propio Gálvez atribuyó esa mentira a Emilio Carrere y aseguró que fue el aragonés Benigno Varela quien pagó el enterramiento, una cajita de madera y algunas flores. Según su versión lo único que le pidió a Carrere fue algo de dinero para alquilar un coche en el que llevar a su madre hasta el cementerio de la Almudena. Después se casó con la malagueña Teresa Espíldora Codes, con quien tuvo dos hijos. Los mantuvo dando sablazos a diestro y siniestro, lo que le proporcionó fama de sablista consumado, llegando a escribir hasta un tratado sobre el tema, El sable. Arte y modos de sablear y una gran ristra de anécdotas.

En el Madrid de la Guerra Civil, y pese a su militancia anarquista, albergó en su casa al escritor reaccionario Ricardo León y salvó la vida a Ricardo Zamora, guardameta internacional español, alertando además a varios escritores, entre ellos Emilio Carrere, Pedro Mata Domínguez y Cristóbal de Castro, con lo que evitaron su detención.

Al finalizar la guerra, el escritor y periodista Enrique Larreta quiso llevarse a Gálvez a su país, Argentina, y Rufino Blanco Fombona insistió en que se exiliase a Venezuela. Gálvez se negó a salir de España, pues decía que no tenía nada que temer si no había cometido ningún delito. Aunque tras la contienda civil se le abrió un proceso que le condenó a la pena capital víctima de una delación anónima. Olvidado por muchos de los que ayudó en momentos difíciles de la Guerra Civil, que no fueron a testificar en su favor, fue condenado a muerte por un Consejo de Guerra el 5 de diciembre de 1939 por “conspiración marxista y otros cargos más” entre los que se contaba “la muerte de varias decenas de monjas”, sin especificar. No se le comunicó la sentencia, de forma que cuando tanto León como Zamora intentaron intervenir en su favor ya era demasiado tarde y murió ante un pelotón de ejecución en la cárcel de Porlier (Madrid) el 20 de abril de 1940. Hay que reseñar que como poeta no dejó de poseer una rara originalidad y calidad, destacando como un gran sonetista.

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