Mastodon Málaga y sus historias: arrendamientos
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martes, 3 de diciembre de 2024

Las Casas de Campos

 

Las Casas de Campos de la Plaza de la Merced son un excelente ejemplo de la jerarquía de plantas que muestran los elementos arquitectónicos de los edificios decimonónicos y que que debe su nombre a la saga de empresarios formada por Antonio Campos padre e hijo, el segundo de ellos ennoblecido como marqués de Iznate.


Casas de Campos.


Este inmueble tiene cuatro plantas en su fachada principal y una menos en la parte posterior. En las primeras décadas delsiglo XX fue sometido a una profunda reforma en la que cabe destacar la colocación de las rejerías y de otros elementos decorativos de cierta influencia modernista. Estos inmuebles se destinaban al arrendamiento de los pisos, y dado que las escaleras constituían un impedimento para habitar los más altos, el importe de su alquiler disminuía progresivamente y, por tanto, la calidad de los materiales constructivos (suelos, maderas, etc.) y la altura de las plantas.

En el exterior también se aprecia esta jerarquía, que propiciaba que familias de diferentes clases sociales convivieran en un mismo edificio (un profesional liberal o comerciante en el piso principal, un empleado en el segundo, un portero o jornalero en el ático o buhardilla).

Así, en los elementos decorativos (molduras, montantes de cristales de colores, impostas…) se puede apreciar una paulatina degradación de las viviendas, acentuada por el vuelo de los balcones (cada vez menor hasta que en las buhardillas se reduce a una ventana o un antepecho) y, en su caso, de los cierros. En las Casas de Campos, si levantamos la vista hasta la imposta que separa el ático, observaremos que está decorada con una alternancia de cabezas masculinas y femeninas.

En uno de los edificios de las Casas de Campos existió a finales del siglo XIX un colegio de señoritas, dirigido por Josefina Prieto bajo el nombre de la Purísima Concepción, en el que se impartían materias consideradas propias del sexo femenino como labores de adorno, solfeo, piano, francés, dibujo y preparación para la carrera de magisterio. Un “colegio de señoritas” similar existió por esos mismos años en la calle Carretería, justo en su confluencia con la de Ollerías, denominado de San Rafael. Estaba dirigido por Fanny Pezzi de Luque, que expresamente declaraba que su objetivo era “hacer de este colegio un verdadero centro educativo, en el que siguiendo las indicaciones de la moderna pedagogía consigamos hacer de nuestras discípulas, señoritas modelos de cultura y distinción, a la vez que mujeres honradas, religiosas, fuertes y útiles a la sociedad y a la familia”


Fuente documental: La mirada recuperada. Víctor M. Heredia Flores. Área de Igualdad de Oportunidades de la Mujer. Ayuntamiento de Málaga. Asociación Málaga Monumental, 2007.

miércoles, 15 de julio de 2020

El conflicto de los colonos de Maro

El anuncio del Gobierno central, a principios de diciembre de 1996, dando a conocer que no se modificaría la Ley de Arrendamientos Rústicos Históricos, recrudece el prolongado conflicto entre los colonos de Maro y la empresa Azucarera Larios, propietaria de la finca Las Mercedes.

Asamblea de los colonos de Maro.
El 14 de diciembre, medio centenar de ellos deciden conducir sus protestas a un encierro en la Cueva de Nerja. Los cuatro partidos representados en el Parlamento de Andalucía presentan una proposición no de ley para instar al Gobierno a solucionar el conflicto, aunque éste no responde. La Sociedad Azucarera Larios, sin embargo, se compromete a iniciar negociaciones sobre las rentas y los contratos de arrendamiento a partir de enero.

Un conflicto, que se explica con detalle en el libro La herencia envenenada del marquues de Larios, que venía de lejos, que se prolongó durante más de 20 años y que vivió sus momentos álgidos en la década de los 90 del siglo pasado después de que al inicio de la citada centuria Larios cediera en arrendamiento a más de medio millar de colonos terrenos que tenía repartidos en los municipios malagueños de Nerja, Vélez-Málaga, Algarrobo y Torrox, después de que la Ley de Arrendamientos Rústicos Históricos reconociera el derecho de esos agricultores a acceder a la propiedad a precios sensiblemente más bajos que los de mercado, aunque para ello debían probar que eran históricos.

Larios argumentó que la mayoría no ostentaba esa condición, mientras que los colonos mantenían que la empresa renovó los contratos de manera que no quedaran antecedentes de su historicidad. El largo conflicto, en el que otros colectivos reclamaban indemnizaciones por las mejoras introducidas en las diferentes explotaciones, plagado de protestas en las calles y encierros de colonos y familiares, entre ellos el que tuvo como escenario el ya citado de la Cueva de Nerja, se fue resolviendo, por lo general, mediante sentencias judiciales y acuerdos bilaterales que lograron desactivar una situación social explosiva, que obligó en distintas ocasiones a la intervención del Parlamento de Andalucía.

Aunque años más tarde, en el transcurso del 2010, se vivió una reedición del conflicto, cuando cerca de 100 pequeños propietarios, que en su mayoría explotaban invernaderos hortofrutícolas en Torrox Costa (Málaga), se pusieron en pie de guerra contra la aprobación inicial de un proyecto urbanístico de 700.000 metros cuadrados, diseñado y promovido por Salsa, la antigua azucarera Larios, que poseía alrededor del 40 por ciento de los terrenos involucrados.

Una situación similar a la vivida en Vélez-Málaga, en donde se aprobó inicialmente otra recalificación, en base a otro proyecto gestionado por Salsa, que iba a afectar a un millón de metros y que tuvo que reducirse, al menos, a la quinta parte.


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