Asamblea de los colonos de Maro. |
El
14 de diciembre, medio centenar de ellos deciden conducir sus
protestas a un encierro en la Cueva de Nerja. Los cuatro
partidos representados en el Parlamento de Andalucía
presentan una proposición no de ley para instar al Gobierno a
solucionar el conflicto, aunque éste no responde. La Sociedad
Azucarera Larios, sin embargo, se compromete a iniciar
negociaciones sobre las rentas y los contratos de arrendamiento a
partir de enero.
Un
conflicto, que se explica con detalle en el libro La herencia
envenenada del marquues de Larios, que venía de lejos, que se
prolongó durante más de 20 años y que vivió sus momentos álgidos
en la década de los 90 del siglo pasado después de que al inicio de
la citada centuria Larios cediera en arrendamiento a más de
medio millar de colonos terrenos que tenía repartidos en los
municipios malagueños de Nerja, Vélez-Málaga,
Algarrobo y Torrox, después de que la Ley de
Arrendamientos Rústicos Históricos reconociera el derecho de
esos agricultores a acceder a la propiedad a precios sensiblemente
más bajos que los de mercado, aunque para ello debían probar que
eran históricos.
Larios
argumentó que la mayoría no ostentaba esa condición, mientras que
los colonos mantenían que la empresa renovó los contratos de manera
que no quedaran antecedentes de su historicidad. El largo conflicto,
en el que otros colectivos reclamaban indemnizaciones por las mejoras
introducidas en las diferentes explotaciones, plagado de protestas en
las calles y encierros de colonos y familiares, entre ellos el que
tuvo como escenario el ya citado de la Cueva de Nerja, se fue
resolviendo, por lo general, mediante sentencias judiciales y
acuerdos bilaterales que lograron desactivar una situación social
explosiva, que obligó en distintas ocasiones a la intervención del
Parlamento de Andalucía.
Aunque
años más tarde, en el transcurso del 2010, se vivió una reedición
del conflicto, cuando cerca de 100 pequeños propietarios, que en su
mayoría explotaban invernaderos hortofrutícolas en Torrox Costa
(Málaga), se pusieron en pie de guerra contra la aprobación
inicial de un proyecto urbanístico de 700.000 metros cuadrados,
diseñado y promovido por Salsa, la antigua azucarera Larios,
que poseía alrededor del 40 por ciento de los terrenos involucrados.
Una
situación similar a la vivida en Vélez-Málaga, en donde se
aprobó inicialmente otra recalificación, en base a otro proyecto
gestionado por Salsa, que iba a afectar a un millón de metros
y que tuvo que reducirse, al menos, a la quinta parte.
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