Mastodon Málaga y sus historias: bronce
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martes, 10 de marzo de 2020

Lex Flavia Malacitana

El político conservador Antonio Cánovas del Castillo, que dirigió la Real Academia de la Historia, era asiduo invitado en la casa de la finca de La Concepción propiedad de Jorge Loring y Amalia Heredia.

Lex Flavia Malacitana.
Un cuñado de este, Manuel Rodríguez de Berlanga, casado con Elisa Loring, que era miembro de la citada institución, fue el encargado del estudio, traducción y divulgación entre los especialistas de la Lex Flavia Malacitana, trabajos por los que fue nombrado caballero de la Orden de Isabel la Católica.

Parece oportuno, para los no conocedores de la cuestión, señalar que la Lex Flavia Malacitana, es un compendio de cinco tablas compuestas por estatutos jurídicos que establecen el paso de la ciudad de Malaca (Málaga) de ciudad federada a municipio de derecho Latino menor dentro del Imperio romano.

En diciembre de 2016 se elevó una petición al Congreso de los Diputados para que la obra fuera devuelta a Málaga coincidiendo con la apertura del Museo de Málaga, a lo que el Ministerio de Cultura respondió que lo estudiaría. Con fecha 12 de marzo de 2018 se hace pública la respuesta del Gobierno, en forma de tajante negativa, incluso a una cesión temporal.

Las tablas fueron halladas en el año 1851, en la zona del monte de El Ejido, en la ciudad de Málaga por unos trabajadores cuya pretensión inicial era la venta de estas piezas al peso como metal viejo, las tablas pesaban en torno a los 90 kilos.

Antes de que fuesen fundidas, la noticia de su existencia llegó a oídos del matrimonio Heredia-Loring, quienes adquirieron las tablas con el fin de iniciar así una colección arqueológica.

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jueves, 29 de agosto de 2019

El Efebo de Antequera

El Efebo de Antequera es una escultura en bronce, fundida en el siglo I, en época del Imperio romano, y está considerada una de las más bellas esculturas del arte romano de las halladas en Hispania. Se expone en el Museo de la Ciudad de Antequera, situado en el Palacio de Nájera.

Efebo de Antequera.
El Efebo de Antequera se halló de forma casual en un cortijo llamado "Las Piletas", cerca de la localidad de Antequera, el 29 de junio de 1955. Estuvo durante algunos años en el rellano de la escalera del palacete en el que residió don Trinidad de Rojas y Rojas durante el siglo XIX. Dicho palacete está situado en la calle Lucena 17 (antigua calle Trinidad de Rojas, llamada así en honor del ilustre escritor, ensayista, historiador y poeta.

El Efebo fue vendido a "la ciudad de Antequera" por doña Enriqueta Cuadra Rojas, posterior dueña del palacete a partir de los años cuarenta del pasado siglo, a un precio muy inferior del que le ofrecían otros organismos.

La escultura imita el modelo griego del efebo, palabra griega que significa adolescente. Aunque en la Grecia Clásica estaba destinado su uso a los varones atenienses de 18 a 20 años, que eran instruidos en la efebeia, una especie de servicio militar.

Se trata de una escultura realizada en bronce con la técnica de fundición en hueco. Representa a un joven desnudo de pie con una postura que remite al esquema en "S", característico de las formas praxitelianas, que se difundió a partir del siglo IV a.c. Responde al tipo iconográfico conocido como mellephebos stephebos o portador de guirnaldas, utilizado como figura decorativa en los banquetes romanos. Estilísticamente se data como copia neoática de la primera mitad del siglo I d.c. Presenta los brazos separados del cuerpo, en posición extendida, con los dedos de las manos en disposición para sostener algún objeto como una guirnalda o paño.

La cabeza presenta un peinado de gran elegancia y sencillez, formado por dos aladares divididos por una crencha o raya medianera. Estos mechones se enrollan formando una corona capilar que enmarca la zona temporal y se anuda en la nuca como un recogido.

Además aparece tocado con una cinta lisa que trenza una guirnalda vegetal con un tallo de sección circular del que surgen hojas y pequeños racimos de uvas. Su rostro aparece con los ojos vaciados, pero en su momento pudieron estar llenos de pasta vítrea y llevar pestañas. De él destacan la fina nariz, la boca pequeña y los pómulos que ayudan a marcar, suavemente, el óvalo facial.