Mastodon Málaga y sus historias: fútbol
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martes, 16 de febrero de 2021

El malagueño que fue entrenador del ‘Che’

 

Un emigrante malagueño, concretamente de Benamocarra, Francisco Díaz Arias, fue entrenador de fútbol, en sus años juveniles, del que luego sería héroe de la Revolución Cubana, Ernesto ‘Che’ Guevara de la Serna. Una historia desconocida sobre la que ha arrojado luz el periodista veleño Jesús Hurtado, en un extenso reportaje publicado en su blog “Velezedario”, donde además recoge otras historias de singulares personajes malagueños.


Francisco Arias con parte de su familia y
el pequeño Guevara con el balón.

Tras la caída de Málaga durante la Guerra Civil la familia de Francisco Díaz tuvo que partir hacia el exilio, participando en el drama que supuso la huida por la carretera de Almería. Francisco perdió, víctimas de la metralla, a su mujer Teresa y a un hermano de ésta, Antonio, que también les acompañaba.


Después de muchas peripecias parte de la familia consiguió embarcarse rumbo a Argentina, a donde llegaron el propio Francisco, su hermano José y su cuñada María Luisa que se instalaron en los primeros meses de 1939 en la localidad de Alta Gracia (Córdoba).


No mucho tiempo después empezó la relación entre la familia llegada desde Benamocarra con la del padre de Ernesto ‘Che’ Guevara, lo que motivó que el pequeño "Chancho", entonces no era apodado como “Che”, conociera con más detenimiento las reglas del fútbol y su amor hacia ese deporte, ya que Paco Díaz Arias además de trabajar de carpintero, entrenaba dos veces por semana al equipo de la escuela de la cercana localidad de Bouwer.


Allí y a espaldas de sus padres, pudo alinear de guardameta al pequeño Ernestito, y al que ya sus amigos también le apodaban como "el pelao", por los particulares cortes de cabello que lucía. Hay que destacar que ‘el pelao’ padecía una afección respiratoria, lo que la práctica de cualquier actividad deportiva hacía peligrar su salud. 


Según narra Jesús Hurtado, Ernesto Guevara no fue un jugador habilidoso, pero era tenía mucho coraje y tesón. Quienes evocaron más tarde sus actuaciones destacaron que lo que más le gustaba era revolcarse por el suelo. Si bien, quién le dio la gran oportunidad, más bien le abrió el camino para combatir su asma y mejorar su precaria salud, fue un benamocarreño, Paco Díaz Arias, al que un día el caprichoso destino le hizo cruzarse en la vida de un gran hombre .

domingo, 11 de octubre de 2020

Anita Carmona Ruiz, la malagueña que hizo historia en el fútbol

 

En los años 20 y 30 del pasado siglo las mujeres tenían prohibido practicar el deporte del fútbol, porque los médicos consideraban que era “perjudicial para la salud”.


Ana 'Nita' Carmona Ruiz.


Pero hubo pioneras que quisieron romper las normas establecidas. Este fue el caso de Anita Carmona Ruiz, una malagueña nacida el 16 de mayo de 1908, que llegó a vestirse de hombre, cortándose el pelo y colocándose vendas en el pecho para disimular su silueta y poder jugar en los equipos masculinos de la época. Nita, como era conocida popularmente, desafió las reglas, gracias a la ayuda de algunos hombres, que le permitieron disputar partidos con el Sporting de Málaga y el Vélez CF.Veleta' era el apodo que sus compañeros de equipo pusieron a Ana Carmona, “porque para jugar se transformaba en hombre”.


Nita nació en el popular barrio de Capuchinos, y era la hija menor de un estibador del puerto, donde por aquel entonces los marineros ingleses jugaban a un extraño deporte llamado ‘football’. No pasó calamidades, pero sí castigos morales y numerosas descalificaciones, cuando ya en edad juvenil participaba en los partidos que se disputaban en la explanada cercana al cuartel de Artillería y que años más tarde, en 1925, se convertiría en el campo de las Escuelas Salesianas, hoy en día el popular campo de Segalerva.


Nita Carmona cumplió su sueño y consiguió disputar numerosos partidos, primero con el Sporting de Málaga y luego con el conjunto veleño, a donde fue ‘desterrada’ por su familia tras enterarse de lo que estaba haciendo. En la capital de la Axarquía vivían unos parientes, y sus padres decidieron, por consejo de un tío médico, que lo mejor para ella era que se marchara al pueblo “para no seguir poniendo en riesgo su vida”.


El párroco Francisco Míguez Fernández fue su gran valedor. Enamorado de este deporte y al amparo de las directrices educativas salesianas, fundó el Sporting de Málaga, equipo que, con el tiempo, fue uno de los más representativos de la ciudad.


Con la creación de la Federación Sur y la Junta Local de Árbitros, se extendió la prohibición de que pudiera jugar una mujer en una competición para hombres, lo que limitó la presencia de Nita en los campos de fútbol hasta el punto de que algunos guardias urbanos controlaban, a demanda federativa, los partidos que se disputaban en Segalerva por si ella aparecía y salía a jugar, evitando así que algunos espectadores le propinaran insultos, y que al final de todo originaba una denuncia a la jugadora.