Mastodon Málaga y sus historias: marqués
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viernes, 16 de abril de 2021

Los Larios huyen de Málaga

 

Estamos en septiembre de 1868, el mes en la que la llamada la Gloriosa o Revolución de Septiembre o la Septembrina, una sublevación militar con elementos civiles que tuvo lugar en toda España, supone el destronamiento y exilio de la reina Isabel II y el inicio del período denominado Sexenio Democrático (1868-1874).


Martín Larios.


Este movimiento también triunfa en Málaga, donde existía un enorme malestar entre la clase trabajadora por sus pésimas condiciones laborales. El 20 de octubre los obreros de las empresas textiles, Industria Malagueña y La Aurora, marcharon hacia el palacete de los Larios.


La familia Larios vivía en la Alameda Principal de Málaga, números 1 y 3, en lo que se llamó la Casa de los Larios, popularmente conocida por el apelativo de la gallina papanatas, por las tres bolas en forma de huevo que culminaban el edificio.


La asaltaron y persiguieron a familiares y personal de servicio. Las mujeres huyeron por el tejado; el I marqués de Larios, Martín Larios y Herreros, su hijo Manuel Domingo y su sobrino, Ricardo Larios y Tassara, fueron retenidos por la muchedumbre para después ser rescatados por la milicia.


Bajo la protección del gobernador militar, la familia Larios, que entonces manifestaron no ser conscientes del malestar acumulado entre sus trabajadores y que decidieron incrementar en un 20 por ciento sus salarios, se dirigen al puerto de Málaga, bajo protección, para embarcar rumbo a Gibraltar, desde donde viajaron a Londres y después a París, donde se establecieron durante años.


Martín Larios no volvió nunca a Málaga salvo cuando regresó de incógnito para visitar sus posesiones en Torre del Mar (Málaga), sin pasar por la capital. Entonces, un grupo de obreros de la compañía pidieron disculpas por los acontecimientos ocurridos años atrás y, a pesar de que las aceptó, el marqués regresó a Francia.


Estos hechos los refleja la prensa de la época que recoge el 19 de marzo de 1869, un suelto en el que da cuenta de la contestación del marqués de Larios a una misiva que le habían dirigido los obreros de sus fábricas en Málaga. El texto de la información rezaba, “Don Martín Larios contestó desde Torre del Mar a la carta que le dirigieron sus obreros, perdonando la agresión y excusándose de volver hasta que pasara más tiempo”.


En otros medios de prensa también existe constancia de la mencionada visita de los obreros a Martín Larios. Concretamente el 29 de enero de 1870, se publica la siguiente información, “enterados los obreros de la fábrica La Industria Malagueña, de que el patrono don Martín Larios, había vuelto a Málaga, de la que se ausentó cuando los sucesos del 20 de octubre de 1868, se presentaron en su casa y con ruegos y lágrimas le pidieron visitara la fábrica y les perdonara, pues ellos fueron instrumentos de algunos intrusos interesados”.


El fallecimiento del I marqués de Larios se produjo en la capital francesa a los 75 años de edad, después de una larga enfermedad, el día 19 de diciembre de 1873, en su domicilio de la Plaza de Eylan, número 7, en el “distrito diez y seis” de París, quedando inscrita su defunción en el Registro Civil de ese distrito.


El día 20 de enero de 1875, poco más de un año después de haber fallecido, su cadáver, acompañado en todo momento por el cura de la parroquia parisina de Saint Honoré, fue trasladado desde el puerto de Marsella, a bordo del vapor Numancia, al de Málaga, donde las distintas corporaciones locales le tributaron honores. Sus restos, según la prensa de la época, estuvieron dos días expuestos en la Catedral de Málaga donde se celebró un solemne funeral.


Luego, tras un recorrido por las calles de la ciudad, acompañado por una gran muchedumbre, sus restos mortales fueron inhumados y depositados bajo una sencilla lápida en la cripta del asilo de las Hermanitas de los Pobres de la Explanada de la Estación, regido por la congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Un centro que en 1868 había mandado construir el marqués a sus expensas y que había entregado a esa orden religiosa para que lo regentara.


La inhumación de Martín Larios quedó inscrita “en virtud de mandamiento del Sr. Provisor y Vicario General del Obispado (Málaga) con fecha ocho de junio de mil ochocientos setenta y seis” en la parroquia del Sagrario, y en el Registro Central de España lo fue con fecha de primero de agosto de 1912.



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lunes, 20 de julio de 2020

La muerte de Jorge Loring marcó el final de una época

El fallecimiento del marqués de Casa Loring, dos años antes que su esposa Amalia, hija del empresario Manuel Agustín Heredia, es un símbolo del final de una época, el próspero siglo XIX malagueño.

Diputado y senador por Málaga, su nombre quedó asociado al impulso y la construcción del ferrocarril que unió la ciudad con Córdoba. Jorge Loring, fallecido el 11 de febrero de 1900, había abanderado asimismo el proyecto del Hospital Provincial, y fue fundador del “Correo de Andalucía” y del Museo Loringiano, situado en su Hacienda de La Concepción, donde reunió valiosas piezas arqueológicas.

Jorge Loring.
La hija de Manuel Agustín Heredia, Amalia Heredia Livermore (1830-1902), de madre inglesa, se había casado en 1850 con el ingeniero de caminos Jorge Enrique Loring Oyarzábal (1822-1900), tercero de los siete hijos de George Loring James y Mª del Rosario Oyarzábal, que poseían en 1844 una fortuna de unos catorce millones de reales.

Este matrimonio tuvo nueve hijos, Jorge, Amalia que se casó con el masón Francisco Silvela Vielleuse, ministro de Gobernación, de Gracia y Justicia, de Estado y de Marina entre 1879 y 1900 y presidente del Consejo de Ministros, Manuel, Isabel, Tomás, Mª Rosario, casada con José Figueroa Torres, Eduardo, Mª Concepción y Mª Dolores.

El año 1856 nombran a Jorge Loring, I marqués de Casa Loring en reconocimiento a la labor humanitaria que llevó a cabo durante la epidemia de cólera de aquellos tiempos. Loring vivió en Madrid de 1873 a 1890, fue diputado liberal y contaba con numerosos enemigos políticos. De hecho, su hijo Manuel murió asesinado por tres disparos del periodista García Peláez en 1891.

Un personaje que diversos estudios consideran ligado a la masonería durante el período de prohibición de esta asociación. Puede servir de indicio la única mención encontrada en el sentido de que posiblemente tuvo problemas con la Iglesia católica en 1865, ya que se sabe que el 3 de febrero de aquel año otorgó “poder especial al procurador del juzgado de Marbella Antonio Gómez, para que lo defienda en todos los pleitos, causas y negocios civiles, criminales y eclesiásticos”, según los documentos del Archivo Histórico Provincial de Málaga.

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