Mastodon Málaga y sus historias: Heredia
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viernes, 5 de marzo de 2021

Leyendas urbanas sobre los Larios (y II)

 

Es cierto que, según distintas fuentes, en Málaga ocurrieron una serie de asesinatos, entre los años 1890 y 1920, cinco mujeres de edades comprendidas entre los 18 y los 21 años fueron encontradas asesinadas en la orilla del río cercano a la casa del Cortijo Jurado, pero no existen casos de desapariciones sistemáticas en los archivos policiales de la época. Los cuerpos mencionados aparecían tras varios días de desaparición, sin constancia de que tuviesen algún tipo de signo de rituales satánicos o abusos sexuales.


Foto reciente del Cortijo Jurado.


También es verdad que algunos enlazaban estos hechos con los fusilamientos que tuvieron lugar en su entorno durante la Guerra Civil, en la que la construcción ejerció como hospital además de convertir sus sótanos en calabozos, pero es evidente que no coinciden las fechas con los asesinatos de los que se tiene constancia.


Pero la leyenda popular sigue manteniendo que, en una fecha indeterminada, todavía en el XIX, comenzaron a ocurrir en Málaga una serie de extrañas desapariciones de niñas que sistemáticamente fueron asesinadas tras ser objeto de las más diversas vejaciones y de rituales de índole satánico.


La familia Heredia no tardó en ser el punto de mira de las acusaciones de estos presuntos asesinatos, ya que se les suponía pertenecientes a la masonería -una vez más los masones como cabeza de turco-, que, presuntamente, prácticas satánicas que habrían importado de sus amistades en Francia y en Inglaterra.


Como se ha escrito, los cuerpos de estas niñas aparecieron en la ribera del río que corría cercano a la finca y que los mismos integrantes de la familia habrían llevado hasta allí por los túneles secretos que comunicaban el cortijo con el río. En los sótanos, habría máquinas de tortura que eran usadas en dichos rituales.


En las publicaciones especializadas y más tarde en las redes sociales comienzan a circular fotografías de supuestos espíritus en sus ventanas, orbes y figuras que toman forma en los vapores de las noches frías, más tarde, las sesiones de güija de supuestos adolescentes atrevidos confirman e incluso dan nombre y apellidos de las pobres criaturas que allí fueron presuntamente asesinadas, señalando en algunos casos el lugar exacto del patio donde están enterradas.


Parapsicólogos de reputación graban psicofonías, algunas de ellas estremecedoras, y algunos médiums salen sin respiración del cortijo tras sentir en sus entrañas la terrible presión de los hechos que allí acontecieron.


La realidad es que no existe ningún dato que implique a ninguna de las dos familias. Larios y Heredia, en los presuntos asesinatos ni constancia real de la existencia de los túneles mencionados que relacione a algunos de los Heredia con los terribles asesinos. Las fotografías que se pueden encontrar en la red, de supuestas figuras y luces, no tienen la claridad suficiente para poder tomarlas como prueba. Lo que hace pensar que nada oscuro ocurrió allí.


Los extraños ruidos y luces que observan los vecinos de la zona no son difíciles de explicar, pues el cortijo, antes de estar la entrada prohibida y vigilada, era un centro de peregrinación de los jóvenes malagueños en busca de aventura y de muchísimos grupos de investigación paranormal.


El grupo Mirador se hizo de la hacienda para construir un lujoso hotel de 200 habitaciones en 2002. Solo se pusieron en esos años las estructuras de hierro para evitar más desplomes ya que se trata de una construcción protegida. Después el cortijo pasó a manos de la promotora Promociones Pantie, envuelta en varios litigios judiciales.


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martes, 21 de julio de 2020

Reinauguración de los Altos Hornos

Una sociedad belga adquiere la antigua ferrería Heredia, escriturándola con un capital de 3’5 millones de francos, y la reabre el 26 de septiembre de 1900. El 29 de septiembre de 1900 los periódicos de Málaga anunciaron con grandes titulares y amplio espacio informativo la inauguración de un alto horno en las instalaciones de la antigua ferrería.

Instalaciones de los altos hornos La Constancia.
Se asistía al reflotamiento de una empresa señera del siglo XIX. Nacida en los años treinta, La Constancia, que ocupó lugares de honor en los comienzos de la industrialización española colocándose a la cabeza de la producción nacional de hierros durante un cuarto de siglo.

En los años sesenta, inició un declive incontenible debido a los altos precios del carbón mineral. Los costes de producción, mucho más elevados que en las fábricas del norte peninsular, hacían imposible la competencia.

Volviendo al acto de reapertura, en la puerta de acceso se levantó un arco, coronado por el busto de Manuel Agustín Heredia, y su hijo Agustín prendió fuego al horno con una tea forrada de flores. El obispo bendijo las instalaciones.

Mr. Tresson, director de los Altos Hornos, obsequió con un brindis a los invitados, entre los que se encontraban todas las autoridades y numerosas personalidades de la ciudad.

La modernización de las instalaciones, con el abastecimiento de combustible y mineral de hierro a precio competitivo permitiendo evitar el lingote vizcaíno, facilitó que se alcanzaran altos niveles de producción y venta absorbiendo la demanda regional. Sin embargo, esta situación se desmoronará a partir de 1903.

1906 fue un año de pérdidas para la empresa. El consejo de administración aprobó una operación financiera consistente en disminuir el valor nominal de las acciones y crear nuevas para aumentar el capital y hacer frente a las deudas, pero no dio resultados. El cierre no se hizo esperar. En mayo de 1907 cesó la actividad productiva.

lunes, 20 de julio de 2020

La muerte de Jorge Loring marcó el final de una época

El fallecimiento del marqués de Casa Loring, dos años antes que su esposa Amalia, hija del empresario Manuel Agustín Heredia, es un símbolo del final de una época, el próspero siglo XIX malagueño.

Diputado y senador por Málaga, su nombre quedó asociado al impulso y la construcción del ferrocarril que unió la ciudad con Córdoba. Jorge Loring, fallecido el 11 de febrero de 1900, había abanderado asimismo el proyecto del Hospital Provincial, y fue fundador del “Correo de Andalucía” y del Museo Loringiano, situado en su Hacienda de La Concepción, donde reunió valiosas piezas arqueológicas.

Jorge Loring.
La hija de Manuel Agustín Heredia, Amalia Heredia Livermore (1830-1902), de madre inglesa, se había casado en 1850 con el ingeniero de caminos Jorge Enrique Loring Oyarzábal (1822-1900), tercero de los siete hijos de George Loring James y Mª del Rosario Oyarzábal, que poseían en 1844 una fortuna de unos catorce millones de reales.

Este matrimonio tuvo nueve hijos, Jorge, Amalia que se casó con el masón Francisco Silvela Vielleuse, ministro de Gobernación, de Gracia y Justicia, de Estado y de Marina entre 1879 y 1900 y presidente del Consejo de Ministros, Manuel, Isabel, Tomás, Mª Rosario, casada con José Figueroa Torres, Eduardo, Mª Concepción y Mª Dolores.

El año 1856 nombran a Jorge Loring, I marqués de Casa Loring en reconocimiento a la labor humanitaria que llevó a cabo durante la epidemia de cólera de aquellos tiempos. Loring vivió en Madrid de 1873 a 1890, fue diputado liberal y contaba con numerosos enemigos políticos. De hecho, su hijo Manuel murió asesinado por tres disparos del periodista García Peláez en 1891.

Un personaje que diversos estudios consideran ligado a la masonería durante el período de prohibición de esta asociación. Puede servir de indicio la única mención encontrada en el sentido de que posiblemente tuvo problemas con la Iglesia católica en 1865, ya que se sabe que el 3 de febrero de aquel año otorgó “poder especial al procurador del juzgado de Marbella Antonio Gómez, para que lo defienda en todos los pleitos, causas y negocios civiles, criminales y eclesiásticos”, según los documentos del Archivo Histórico Provincial de Málaga.

Si está interesado en la historia de Jorge Loring puede obtener más detalles en el libro “Asesinato, masonería y franquismo” que se puede adquirir a traves del siguiente enlace https://amzn.to/2PVjEzb

miércoles, 29 de enero de 2020

Cierra Industria Malagueña

Los 130 años de existencia de Industria Malagueña concluyen el 3 de octubre de 1970, día en que cierra sus puertas de manera definitiva.

Industria Malagueña.
Además de auténtico hito en la historia de la industria textil española, Industria Malagueña se convirtió muy pronto en uno de los símbolos más emblemáticos de la actividad económica de la ciudad de Málaga.

Aunque finalizada la coyuntura favorable de la I Guerra Mundial, el  abandono de sus instalaciones, que cayeron en una total obsolescencia, hizo que dejara de ser competitiva frente a las fábricas catalanas, lo que provocó la primera crisis en 1968. Antes de esos años, mantiene una producción casi simbólica hasta su cierre en octubre de 1970, trabajando en sus últimos años con algodón procedente de Estados Unidos, de la India, de Jerez de la Frontera y de la Colonia de San Pedro de Alcántara, en donde se estaba cultivando desde 1912.

Hay que reseñar que en 1949 se consideraba entre las mejores de España, con una producción de 750.000 kilogramos de hilados y 8.000.000 de metros de tejidos, con un total de 1.100 obreros.
Industria Malagueña,  fue una empresa textil fundada en 1846 por las familias Heredia y Larios.

La fábrica estaba situada en el camino de Churriana, en el actual barrio de Huelin, y estaba destinada a la fabricación de hilados y tejidos de algodón, lino y cáñamo. En sus instalaciones disponía de talleres con telares mecánicos y husos de selfactina, oficinas, almacenes e incluso viviendas para los empleados en sus proximidades.


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viernes, 11 de octubre de 2019

La familia real y la Hacienda San José

El arquitecto y concejal Manuel Rivera Vera propone al Ayuntamiento, el día 21 de abril de 1922, que inicie una suscripción popular para comprar la Hacienda San José, en la que se encuentra la mansión que habitó la familia Heredia, con el objetivo de regalársela a la familia real para que la utilice como residencia invernal.

Hacienda de San José.
La propuesta no tuvo éxito y la finca pasa a ser gestionada por los Hermanos de San Juan de Dios para instalar un sanatorio psiquiátrico.

Existe publicado un interesante trabajo publicado por el profesor Manuel Morales Muñoz, que bajo el título “Uso y abuso de los tópicos en historia: la Hacienda San José (Málaga)”, explica las polémicas existentes sobre la citada finca, al parecer plagada de bulos, pero en la que se explica que lo que sí se puede acreditar es que a principios de los años veinte la finca era propiedad de la Compañía Naviera Mundaca y del empresario de origen francés Enrique Jonqueres d’Oriola, que estaba vinculado al mundo empresarial catalán y vasco, participando en algunas de las iniciativas impulsadas por los mismos.

En enero de 1909 Jonqueres era gerente de la Sociedad Catalana de Automóviles; dos años después, en febrero de 1911, participó en la Junta general que se celebró en la capital donostiarra con el fin de constituir el Gran Kursaal marítimo de San Sebastián y la Sociedad Anónima Inmobiliaria, y en agosto de 1913 figuraba como vocal de la Sociedad Anónima de Seguros Reunidos La Agrícola Española.

Siempre según el citado trabajo, como propietarios que eran de la finca, el día 4 de julio de 1921 le otorgaron en Barcelona escritura de compra-venta a la Sociedad Mercantil La Salud, constituida en aquella ciudad el 24 de diciembre de 1900 y dedicada a la explotación de centros asistenciales. Ello en unos momentos en los que se antojaba incierto el futuro de la Hacienda de San José, tal y como se deduce de la moción que el 21 de abril de 1922 presentó en el pleno municipal el concejal del Ayuntamiento de Málaga, Manuel Rivera Vera, para que se abriera una suscripción popular con el fin de comprarla y destinarla a residencia invernal de los reyes, lo que a su juicio redundaría en beneficio de la propia ciudad.

La propuesta, que contó con el respaldo de otros miembros de la corporación, como los concejales conservadores Álvarez Gómez, Ortiz Tallo y Chervás, fue finalmente desestimada, aduciendo la comisión que se creó al efecto que el nuevo hotel Príncipe de Asturias, que estaba próximo a inaugurarse, contaba con un pabellón para los monarcas.

Fracasada la operación, el 19 de marzo de 1923 se inauguró en sus instalaciones un hospital psiquiátrico que estuvo al cuidado de los Hermanos de San Juan de Dios, aunque la propiedad del mismo seguía en manos de la mercantil La Salud, tal y como consta en el Catastro de contribución urbana de 1929.