Mastodon Málaga y sus historias: solidaridad
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martes, 15 de junio de 2021

Quirico López Marín, exportador de vinos

 

Cuando estudias la Historia de Málaga, en algunas ocasiones, encuentras noticias en la prensa que conducen a encontrar personajes poco conocidos, como es el caso de Quirico López Marín, uno de los más destacados exportadores de vino de Málaga. Su empresa Quirico López e hijos, fundada en 1850, se encontraba entre las firmas exportadoras más conocidas de la provincia malagueña.


Publicidad del Coñac Pelícano.


En esa época se tiene constancia de la existencia en el sector vitivinícola para la exportación de 37 empresarios, 92 alambiques y alrededor de 100 lagares. Entre las firmas exportadoras más conocidas figuraban Barceló y Torres, Bevan y Cª, Garret y Cª, Pedro Gomez, Gross y Cª, Hijos de F. Carcer, Huelin Sanz y Gonzalez del Nido, Eduardo Loring, Quirico López, Nagel Disdier hermanos, Pries y Cª, Rittwagen y Cª, Sholtz hermanos y Jimenez y Lamothe, entre otras.


Según la publicidad de la época la compañía Quirico López e hijos, tenía su escritorio y sus almacenes en la desparecida calle don Iñigo, al sur del barrio de El Perchel donde tuvo también su primera factoría, desde 1928, Cerveza Victoria.


Según la misma fuente la firma era la fabricante del ‘privilegiado’ Aguardiente de Ojén, del Anís Kiriko, del Coñac Pelícano, del vermouth español Kiriko y del denominado Vino de Kola Titán en cuya contraetiqueta se afirmaba que ayudaba eficazmente a la digestión e incluía un facsímil de la firma del propietario de la bodega como garantía frente a las imitaciones.


De la importancia de este empresario, que fue el quinto presidente en la historia de la Cámara de Comercio de Málaga, entre 1896 y 1898, puede dar una idea la información aparecida en prensa cuando en septiembre de 1907 Málaga sufrió una inundación catastrófica que marcó la memoria de todos sus habitantes.


La ayuda de diversos países americanos, en especial Argentina, fue inmediata y se materializó en el envío de donativos que permitieron, en un primer momento, el auxilio humanitario y, más tarde, la construcción de viviendas para los damnificados por la riada.


Como se ha dicho, el eco en los medios de comunicación de entonces permite conocer ahora cómo se gestaron estos socorros y enlaza con la memoria de la solidaridad que todavía se conserva en la ciudad de Málaga.


El comercio de Málaga fue uno de los protagonistas en la canalización de ayudas desde América. El malagueño José Ariza telegrafió desde Buenos Aires a Quirico López Marín, pidiéndole que repartiese 5.000 kilos de pan entre los damnificados distribuyendo, además, 5.000 papeletas de ayuda entre el gobernador civil, la Diputación Provincial, el alcalde, los párrocos de San Juan, San Pedro, Santo Domingo, San Pablo, San Felipe y Mártires, y los periódicos locales .


Quirico López falleció el 26 de noviembre de 1910 y está enterrado en el panteón familiar del Cementerio de San Miguel en Málaga.

martes, 16 de octubre de 2018

Condolencia por la tragedia del 'Titanic'

La tragedia del ‘Titanic’ causa una fuerte impresión en la ciudad de Málaga y lleva a la corporación municipal a remitir un telegrama de pésame dirigido a la nación inglesa.

En la sesión del 26 de abril de 1912, el concejal Sánchez Domínguez hace un ruego en este sentido, que el alcalde considera muy oportuno. Se decide que en el telegrama se haga mención especial del telegrafista, "que murió en cumplimiento de su deber".

Ese año, el 30 de septiembre, llega al puerto de Málaga, procedente de Barcelona, el nuevo transatlántico ‘Infanta Isabel’, que hace su primer viaje a América. Es el barco de mayores dimensiones que posee la marina española, con 478 pies de eslora.

El 10 de abril de 1912 el ‘Titanic’ iniciaba su viaje inaugural y partía desde Southampton (Inglaterra) rumbo a Nueva York. El buque zarpó con casi una hora de retraso ya que al salir estuvo a punto de chocar con otro barco que estaba amarrado en el puerto.

Despedida del 'Titanic' en el puerto británico de Southampton.
Foto: Página web Muy Historia.
El ‘Titanic’ zarpó con alrededor de 2.224 personas a bordo, entre pasajeros y tripulantes. La mayoría de los que portaban el billete eran hombres y mujeres que viajan para buscarse un futuro mejor en Estados Unidos, aunque, el lujo que se anunciaba sobre el interior del ‘Titanic’ atrajo a muchos ricos y famosos.

Todos los camarotes de primera clase eran espaciosos, confortables y refinados, con paredes paneladas con ricos tapices y entelados y profusión de molduras, una tendencia decorativa inspirada en la ornamentación del Palacio de Versalles, que era una constante en la mayoría de las estancias del buque. Un elegante mobiliario en estilo Luis XV completaba el conjunto.

Muchos curiosos también se acercaron a ver el gran transatlántico, y se agolparon en los muelles para despedirse del barco y de sus pasajeros. El empresario John Jacob Astor IV era uno de los hombres más ricos del mundo cuando murió en el ‘Titanic’, con una fortuna equivalente a 2,16 billones de dólares actuales.

Junto con su esposa Madeleine, partió de luna de miel en el ‘RMS Olympic’ desde Nueva York e hicieron un viaje por Egipto. Al regresar, decidieron abordar el ‘RMS Titanic’ en Cherburgo como pasajeros de primera clase junto a su perra Kitty, un valet (ayuda de cámara), una doncella y una enfermera, esta última ya que Madeleine estaba embarazada de cinco meses. En la noche del 14 de abril de 1912, Astor le informó a su esposa que el barco había colisionado con un iceberg. Ambos subieron a la cubierta de botes.

Astor ayudó a su esposa a abordar el bote, preguntó si podía acompañarla por su "delicada condición", petición que le fue denegada porque primaba la premisa "mujeres y niños primero". Madeleine y sus acompañantes fueron rescatadas por el ‘Carpathia’, pero su esposo y el valet fallecieron en el hundimiento y el cuerpo de Astor fue recuperado el 25 de abril.

Cuatro días después de haber comenzado su primer viaje, la tripulación comenzó a recibir mensajes de otros barcos advirtiendo sobre varios icebergs en el camino. Sin embargo, algunas de estas recomendaciones no fueron tomadas en serio y el capitán Edward J. Smith se fue a su habitación a las 21:20 horas. Los vigías intentaban ser un poco más diligentes con la observación, pero el barco seguía yendo a toda velocidad.

A las 23:40 horas este barco indestructible chocó contra un iceberg. La noche era clara, pero la luna no brillaba y los vigías no tenían binoculares, por lo que solo pudieron ver el iceberg cuando estaba delante de ellos.

Cuando se dio la alarma se ordenó virar a estribor (hacia la izquierda) y poner los motores en reversa. Aunque tenía margen para hacerlo, no fue suficiente. Pocos segundos después de la señal de alarma el “Titanic” chocó contra el iceberg por su lado derecho. Dos horas y cuarenta y cinco minutos después de la colisión, la nave se había hundido por completo.