Mastodon Málaga y sus historias: bodegas
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lunes, 7 de octubre de 2024

El bodeguero Juan Clemens

 

Juan Clemens Young, un británico asentado en la Málaga de mediados del siglo XIX, fue viticultor y fabricante de crémor tártaro o piedra del vino, un producto derivado de la uva y utilizado para eliminar los posos del vino y corregir su acidez.


Fuente en memoria de Juan Clemens.


El despacho comercial de este producto lo tenía establecido en la entonces denominada Alameda de los Tristes (actual Alameda de Colón), en el barrio de Pescadería, cercano al puerto, donde tenían lugar muchas transacciones comerciales y de embarque de mercancías.

Cuando se desamortizó el convento del Carmen en 1836 Juan Clemens adquirió la llamada Huerta del Carmen, parcela pequeña situada en el extremo norte adosada al Convento de Carmelitas, donde en sociedad con Adolfo Pries Saniter montó una fábrica para la obtención de licores, bautizada como El Carmen.

Los Clemens fueron grandes bodegueros a partir de la década de 1860, fabricaron ácido tartárico, un producto ampliamente utilizado en la elaboración de limonadas y bebidas refrescantes o como rectificador del grado de acidez de los mostos, como ya se ha señalado. Juan Clemens también se dedicó a la construcción de viviendas, fue promotor bajo la empresa denominada Juan Clemens e Hijos.

En el puerto de Málaga, delante del Instituto de Estudios Portuarios, se conserva una fuente de mármol rojo veteado fechada en 1903, cuya inscripción recuerda que fue erigida por la viuda de Juan Clemens para uso de los marineros y trabajadores del puerto. Juan Clemens murió en 28 de noviembre de 1871.

jueves, 14 de diciembre de 2023

La fábrica de cerveza El Mediterráneo

 

Un reportaje que publicaba la revista La Unión Ilustrada, en su edición del 25 de agosto de 1912, sobre la fábrica de Cerveza El Mediterráneo, fundada en 1906, alababa las excelencia de la popular cerveza malagueña.

«Son las preferidas no solo en la región andaluza, donde pudieran decirse indispensables, sino en gran parte de las provincias de Ciudad Real y Badajoz. Para la fabricación de esta riquísima cerveza, se emplea maquinaria moderna y tiene la fábrica dos motores uno eléctrico, movido por fuerza de El Chorro y otro de gas pobre», señalaba el citado reportaje.


Faeneras trabajando en la fábrica de cervezas.


En la misma información se indicaba que los «productos que en la confección se emplea son de primera calidad procedentes de Alemania y Austria. Las bodegas de la fábrica son espaciosas, teniendo solo una de ellas capacidad para 15.000 hectolitros. Las exigencias de la exportación, obligan a la sociedad a construir actualmente otras bodegas».

En el citado reportaje se resaltaba que «en la calle de Larios, 12, tiene la fábrica El Mediterráneo la sucursal y un elegante saloncito cervecería, que se vé repleto dé público a todas horas». «La cerveza fabricada en El Mediterráneo, puede competir gallardamente en calidad con las mejores y en baratura vence a las conocidas», concluía la información.

La fabrica se ubicaba en la calle Cauce, lindando con el barrio de El Molinillo, y según otras fuentes consultadas la nave de máquinas era soberbia y cuantas operaciones se realizaban en ella se hacían de un modo mecánico. También eran dignas de mencionarse las calderas de cocción, los refrigerantes, filtros, bodegas de fermentación y depósito, y los almacenes para las primeras materias, botellas y toneles .

Posteriormente, la fábrica de cervezas tuvo otras ubicaciones, así como diversas cervecerías dispersas por la ciudad para atender directamente a su numerosa clientela. En 1908 las instalaciones sufrieron un incendio, pero mantuvo su actividad hasta 1933, fecha en que su director, Francisco Escobar Rozas, tenía previsto trasladar la fábrica a El Perchel, concretamente a la calle Canales, pero probablemente los acontecimientos de 1936 acabaron con aquel proyecto.


Fuentes documentales: Cien años de las fábricas malagueña, 1830-1930. Antonio Santiago Ramos, Isabel Bonilla Estébanez, Antonio Guzmán Valdivia. Acento Andaluz, 2001. Blog Cerveza El Mediterráneo. José Francisco Muñoz Antivon. El Mediterráneo, fábrica de Cervezas. La Unión Ilustrada, 22 de agosto de 1912

martes, 15 de junio de 2021

Quirico López Marín, exportador de vinos

 

Cuando estudias la Historia de Málaga, en algunas ocasiones, encuentras noticias en la prensa que conducen a encontrar personajes poco conocidos, como es el caso de Quirico López Marín, uno de los más destacados exportadores de vino de Málaga. Su empresa Quirico López e hijos, fundada en 1850, se encontraba entre las firmas exportadoras más conocidas de la provincia malagueña.


Publicidad del Coñac Pelícano.


En esa época se tiene constancia de la existencia en el sector vitivinícola para la exportación de 37 empresarios, 92 alambiques y alrededor de 100 lagares. Entre las firmas exportadoras más conocidas figuraban Barceló y Torres, Bevan y Cª, Garret y Cª, Pedro Gomez, Gross y Cª, Hijos de F. Carcer, Huelin Sanz y Gonzalez del Nido, Eduardo Loring, Quirico López, Nagel Disdier hermanos, Pries y Cª, Rittwagen y Cª, Sholtz hermanos y Jimenez y Lamothe, entre otras.


Según la publicidad de la época la compañía Quirico López e hijos, tenía su escritorio y sus almacenes en la desparecida calle don Iñigo, al sur del barrio de El Perchel donde tuvo también su primera factoría, desde 1928, Cerveza Victoria.


Según la misma fuente la firma era la fabricante del ‘privilegiado’ Aguardiente de Ojén, del Anís Kiriko, del Coñac Pelícano, del vermouth español Kiriko y del denominado Vino de Kola Titán en cuya contraetiqueta se afirmaba que ayudaba eficazmente a la digestión e incluía un facsímil de la firma del propietario de la bodega como garantía frente a las imitaciones.


De la importancia de este empresario, que fue el quinto presidente en la historia de la Cámara de Comercio de Málaga, entre 1896 y 1898, puede dar una idea la información aparecida en prensa cuando en septiembre de 1907 Málaga sufrió una inundación catastrófica que marcó la memoria de todos sus habitantes.


La ayuda de diversos países americanos, en especial Argentina, fue inmediata y se materializó en el envío de donativos que permitieron, en un primer momento, el auxilio humanitario y, más tarde, la construcción de viviendas para los damnificados por la riada.


Como se ha dicho, el eco en los medios de comunicación de entonces permite conocer ahora cómo se gestaron estos socorros y enlaza con la memoria de la solidaridad que todavía se conserva en la ciudad de Málaga.


El comercio de Málaga fue uno de los protagonistas en la canalización de ayudas desde América. El malagueño José Ariza telegrafió desde Buenos Aires a Quirico López Marín, pidiéndole que repartiese 5.000 kilos de pan entre los damnificados distribuyendo, además, 5.000 papeletas de ayuda entre el gobernador civil, la Diputación Provincial, el alcalde, los párrocos de San Juan, San Pedro, Santo Domingo, San Pablo, San Felipe y Mártires, y los periódicos locales .


Quirico López falleció el 26 de noviembre de 1910 y está enterrado en el panteón familiar del Cementerio de San Miguel en Málaga.