La reina Victoria Eugenia llega en tren a la ciudad el 25 de febrero de 1927, acompañada por sus hijos, el príncipe de Asturias y las infantas Beatriz y Cristina. En el Hotel Príncipe de Asturias se reunieron con la princesa Beatriz de Battenberg, madre de la reina, alojada allí desde cuatro días antes.
La reina en su visita a El Retiro. |
La visita real se produjo por el empeño de Victoria Eugenia, por visitar los barrios populares. La reina, acompañada de su madre, recorrieron las calles de la Trinidad y El Perchel, y se asomaron por la conocida curva de Cuarteles, siempre rodeadas de escolta, protegidas por la opacidad del interior del coche.
Decenas de niños y de mujeres se acercaban a las ruedas, interrumpían el paso y gritaban de júbilo. No se sabe si la reina sintió miedo, si se arrepintió de la excursión, pero a buen seguro que fue una de las pocas ocasiones en la que pudo disfrutar de la aclamación unánime del pueblo, receloso por las insinuaciones que llegaban de palacio, donde era acusada no sólo de ser una beligerante inglesa, sino de haber introducido la hemofilia en la herencia real de los borbones.
En jornadas sucesivas visitaron Nerja, la Hacienda de la Concepción, la finca de El Retiro, el santuario de la Victoria y algunas localidades como Pizarra.
Antes de regresar a Madrid el 8 de marzo, se colocó la primera piedra del Sanatorio Marítimo de Torremolinos, que hasta entonces funcionaba en unos barracones, y se trató de la conveniencia de construir un campo de golf como necesario atractivo turístico.
También en esta visita de la reina a Málaga se inauguró la segunda biblioteca al aire libre de las “Señoras del Parque de Málaga” encaminadas a dotar a la ciudad de un servicio bibliotecario. Allí se instaló un busto en cerámica de la reina Victoria Eugenia.
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