Modesto Laza Palacios nació en Vélez-Málaga, capital de la comarca de la Axarquía, el 24 de marzo de 1901. Siendo aún muy niño quedó huérfano de ambos progenitores, circunstancia que motivó que se trasladase a Málaga capital, a casa de su tío Enrique Laza Herrera, hermano de su padre, sin hijos y farmacéutico de profesión.
Modesto Laza Palacios. |
Modesto cursó el bachillerato en el Instituto General y Técnico de Málaga. Concluidos estos primeros estudios, influido quizá por el ambiente en que se desenvolvía su tío Enrique, inquieto investigador y miembro de la Sociedad Malagueña de Ciencias, se traslada a Granada, donde inicia la carrera de Farmacia, licenciatura que concluirá en la Universidad de Madrid.
A partir de 1923, el joven Modesto decide realizar un proceso de ampliación de sus estudios universitarios asistiendo a una serie de cursos especializados sobre temas relacionados con la síntesis orgánica, la microbiología, la bacteriología y las técnicas microanalíticas. Ultimados estos cursos, regresa a Málaga para dedicarse de lleno a la especialidad de análisis clínicos de laboratorio, en cuya actividad adquiere gran prestigio.
A partir del año 1930, comienza a estudiar la flora y vegetación de las sierras de Tejeda y Almijara y de la Serranía de Ronda. Paralelamente a esta actividad científica, y una vez proclamada en España la II República, su preocupación social y política le lleva a presentar su candidatura en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 en las que resulta elegido concejal, por 885 votos, en representación del distrito 32 de Málaga.
Al iniciarse la Guerra Civil, los estudios que estaba realizando para su doctorado, que se encontraban ya prácticamente terminados, quedan interrumpidos por el obligado paréntesis impuesto en este enfrentamiento. Concluida la contienda en 1939, durante un breve tiempo sufre prisión en Burgos y luego es desterrado a Valladolid, hasta que, puesto definitivamente en libertad, puede por fin, en 1940, presentar su tesis doctoral en la Universidad de Madrid, cuyo tribunal le concede, por unanimidad, la calificación de sobresaliente.
A partir de entonces, se dedica al laboratorio y farmacia de su tío, quien, delicado de salud, se retira voluntariamente. Durante los años en que simultanea este tipo de trabajos con sus investigaciones botánicas, se despierta en el ilustre farmacéutico una ferviente inquietud por salvar de la destrucción la entonces finca de La Concepción, abandonada a su suerte desde hacía unas décadas. Su clamor llegó hasta el punto de que, en 1956, es invitado por el Ateneo de Madrid para pronunciar una conferencia al efecto con el título de Málaga y su flora ornamental.
En ella esboza una semblanza de destacados personajes malagueños, así como de ilustres extranjeros afincados aquí atraídos por las excelencias de Málaga, y, en un apasionado afán propagandístico, entra en un recorrido histórico de la provincia, ensalza su clima y da a conocer las maravillas de la ciudad, de tal modo que la flora ornamental de Málaga aparece al final de su conferencia como tema forzoso.
El fallecimiento de este ilustre veleño afincado en Málaga tuvo lugar en 1981, tras una larga y penosa enfermedad que lo tenía apartado casi por completo de toda actividad cultural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario