Rafael Mitjana y Ardison es uno de los arquitectos malagueños menos conocidos, y a su vez afamados por su papel en el diseño del monumento, de enorme presencia ciudadana, dedicado al general Torrijos. Un personaje inquieto, bien implantado en la sociedad de su época y cuya actividad como arquitecto fue enormemente diversificada dentro de la práctica académica y clasicista imperante en su época.
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Casa en el Compás de la Victoria obra de Mitjana. |
Sus actividades empresariales privadas, sus aportaciones a la cartografía, a la difusión del conocimiento o al avance de la técnica, desvelan a un profesional de sólida formación artística a la vez que técnica que no se sustrajo a implicarse en la pujante actividad económica iniciada en Málaga a partir del primer tercio del siglo XIX.
Rafael Mitjana y Ardison nació en Málaga en 1795 y además de arquitecto, fue cartógrafo, urbanista y comerciante. Hijo de Ignacio Brunet i Mitjana, natural de la Seo de Urgel (Lérida), y María Ardison y Rojas, malagueña, combatió siendo muy joven en la Guerra de la Independencia. Obtuvo el título de arquitecto a los cuarenta años de edad, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y desempeñó simultáneamente varios cargos públicos, como los de arquitecto municipal, provincial, del Gobierno Civil y de la Delegación de Hacienda. En 1838 sustituyó a Cirilo Salinas Pérez en el cargo de arquitecto municipal, que ostentó hasta que murió de fiebre tifoidea a los 54 años de edad, en enero de 1849, siendo sucedido por José Trigueros y Trigueros.
Su obra más conocida es el monumento a Torrijos de la Plaza de la Merced de su ciudad natal. También realizó un proyecto para un arco del triunfo en honor a Baldomero Espartero, que no llegó a construirse, así como numerosas obras de arquitectura doméstica, de ingeniería, incluido el primer proyecto para el encauzamiento del Guadalmedina, y varios trabajos cartográficos y de investigación, destacando sus estudios sobre el Dolmen de Menga (Antequera).
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