Luis Fernández de Córdoba Portocarrero, nacido en Córdoba en 1555, era hijo de Antonio Fernández de Córdoba y Benavides y de Beatriz de Mendoza, familia noble con grandeza de España. Con once años comenzó sus estudios en Salamanca, en cuya universidad se graduó en Derecho Civil y Canónico. Marchó después a Roma.
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Retraro de Luis Ferández de Córdoba. |
En 1615, el papa Paulo V le nombró obispo de Málaga, donde, en 1621 una escuadra extranjera amenazaba la ciudad y el puerto; el Ayuntamiento decidió levantar unos muros de defensa en el muelle, pero había poca mano de obra para hacerlo pronto, cuando se acercó un sacerdote, que, tomando una espuerta a uno de los obreros se puso a trabajar en la obra. El sacerdote era el obispo Luis Fernández de Córdoba.
Según el cronista Narciso Díaz Escovar, en su obra Curiosidades malagueñas el prelado «empezó a traer tierra para hacer el indispensable relleno de una de las baterías proyectadas. Admirados los concurrentes no quisieron ser menos que su obispo». «Todos se procuraron herramientas y medios de ser útiles en aquellos trabajos.
«Clérigos y regidores, pobres y ricos, frailes y legos, aristócratas y esclavos, imitaron al noble prelado, que en 1622, hizo construir un torreón de defensa que se llamó Torre del Obispo, usando parte de la piedra destinada a la edificación de la catedral», termina narrando Escovar.
Luis Fernández de Córdoba, en 1622 es promovido para la archidiócesis de Santiago de Compostela y en 1624 pasó a ser arzobispo de Sevilla. Y en Sevilla falleció el 26 de junio de 1625. También ocupó el obispado de Salamanca.
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