Mastodon Málaga y sus historias: Empetrol
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miércoles, 20 de mayo de 2020

Marea negra en la bahía de Málaga

El 4 de abril de 1990 un accidente en el petrolero iraní "Avaj-dos" provoca el vertido de 100 toneladas de crudo en la bahía de Málaga. Durante el verano el Ayuntamiento prohíbe el baño en las playas de la zona, aún contaminadas.

Playas de San Andrés.
El petrolero vertió cerca de 100 toneladas de crudo al producirse una avería en la tubería de descarga del buque cuando se procedía al trasvase del petróleo a las instalaciones de la empresa Repsol-Petróleo, en la capital malagueña.

Cuatro remolcadores del puerto malagueño comenzaron inmediatamente las labores de tratamiento de la mancha con químicos dispersantes. El fuerte olor a crudo se percibió en toda la ciudad y motivó la alerta ciudadana.

El accidente ocurrió a unos 500 metros de la costa, frente a las playas de San Andrés, donde se encuentra fondeada la tubería de Enpetrol por donde se conducía el crudo desde los petroleros hasta sus instalaciones en Málaga, situadas entonces en pleno casco urbano. Desde la factoría, Enpetrol trasvasaba el petróleo a través de un oleoducto hasta Puerto Llano, en la provincia de Ciudad Real.

Según la versión de la Comandancia de Marina de Málaga cuando el buque procedía ya a descargar su mercancía, movió las máquinas sin control, lo que provocó que saltara el enganche de la tubería de descarga del propio petrolero, y que vertiera el crudo directamente al mar. El que no se produjera la rotura de la tubería facilitó que se pudiera paralizar el vertido inmediatamente, una vez el capitán se percibió de lo ocurrido.

Las autoridades de Marina abrieron un expediente al capitán del petrolero iraní Avaj-2. La empresa naviera dueña del petrolero debió depositar una fianza o un aval bancario por valor de 500 millones de pesetas para que el barco pudiera abandonar el fondeadero del puerto.

El jurídico de la Armada que instruyó el caso, Juan Galeote, señaló que se desconocían los motivos por los que se dio la orden de "avante máquinas". Ello originó, según las primeras investigaciones realizadas, un desplazamiento brusco de unos 60 metros del barco, desenganchándose el ramal de la manguera conectada a tierra. El capitán del barco, el británico Douglas Wallace, prestó declaración. La asociación ecologista Silvema también presentó una denuncia por delito ecológico.

lunes, 17 de febrero de 2020

Vertido de crudo al Gudalhorce

La rotura del oleoducto Málaga-Puertollano originó el primer accidente ecológico grave conocido en la provincia.

Los malagueños tuvieron noticia del suceso el 25 de octubre de 1976 a través de una nota del Gobierno Civil, que situaba la rotura en la zona de la Venta Talavera (Antequera) admitiendo que el crudo vertido al arroyo de Las Piedras había llegado a la confluencia con el río Guadalhorce, del que se surtía parte del suministro de agua a la ciudad y para el regadío.


Arroyo donde se produjo el vertido.
La contaminación, a la que inicialmente las autoridades restan importancia asegurando que todo está bajo control, afecta al suministro a la ciudad, donde el agua no llega a algunas zonas durante más de ocho días. Finalmente Empetrol pid perdón a la población.

El accidente del oleoducto Málaga-Puertollano corría el peligro de volver a repetirse, según publicaba el diario El País el día 6 de noviembre señalando que la tardía nota informativa hecha pública por la empresa Empetrol, bajo la presión ciudadana y de la prensa local sobre la rotura del oleoducto Málaga-Puertollano no había aclarado suficientemente el asunto. Empetrol hablaba en su nota de causas fortuitas que están siendo cuidadosamente estudiadas”, pero sin profundizar más.

El mismo diario informaba de que según fuentes técnicas competentes, la rotura del oleoducto en el arroyo de Las Piedras, se debió a un corrimiento de tierras provocado por fuertes lluvias en una zona del llamado Bujeo Andaluz, que está formada por capas arcillosas frecuentes en la provincia. A esto hay que añadir como probable factor determinante la poca profundidad del oleoducto en numerosos cruces de arroyo, llegando a veces a estar enterrado a menos de metro y medio del cauce. Precisamente Empetrol, antes de producirse el accidente, había encargado a una importante empresa de obras públicas el estudio y presupuesto del refuerzo de los cruces de ríos y arroyos para evitar desastres como el ocurrido.

Las mismas fuentes aseguraban que, de no acelerarse el plan de refuerzo, este accidente podía volver a repetirse en cualquier momento. Se comprobó que tras la rotura falló una válvula de seguridad, lo que trajo como consecuencia que se vaciara petróleo en una longitud de doscientos kilómetros. Las consecuencias del vertido fueron catastróficas para la agricultura y el medio ambiente, y más lenta de superar que el suministro de agua potable a la capital.


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