Mastodon Málaga y sus historias: balnearios
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lunes, 20 de enero de 2025

Balneario de San Patricio

 

A pesar de que la proliferación de almacenes e industrias a pocos metros de la playa de La Misedicordia provocaba continuos vertidos de residuos y aguas malolientes, las autoridades permitieron la instalación de balnearios en el tramo comprendido entre la desembocadura del Arroyo del Cuarto (actual avenida Ingeniero José María Garnica) y la de la Acequia de Labradores (hoy calle Góngora).


Balneario de San Patricio. Archivo UMA.


El muy popular de San Patricio, tuvo dos etapas. En 1959, la Obra Sindical de Educación y Descanso hizo un primer intento para este balneario de trabajadores. Uno de los motivos era evitar que se cambiaran de ropa al aire libre y fueran contra la moral pública. El proyecto preveía 76 cabinas para hombres y 70 para mujeres pero no se llevó a cabo.

El siguiente intento, de 1965, fue obra del arquitecto Fernando Rodríguez Ibáñez, que planteó, en 200 metros cuadrados, un balneario que ofrecía instalaciones para el disfrute de los bañistas, incluyendo zonas de mesas y aparcamientos cubiertos.

Durante su funcionamiento, el balneario fue un lugar popular para las familias malagueñas, que acudían los domingos con comidas preparadas para pasar el día junto al mar.

Sin embargo, con el paso del tiempo y los cambios en las tendencias de ocio, el Balneario de San Patricio dejó de funcionar.

martes, 18 de abril de 2023

El Balneario de Carratraca

 

El Balneario de Carratraca es uno de los más famosos de Andalucía. Sus aguas se descubrieron durante el XIX, cuando la localidad de Carratraca era conocida como Puebla de Baños y pertenecía a Casarabonela. Gracias a este manantial de aguas sulfurosas, la burguesía malagueña más influyente de la época se instaló allí y lo convirtió en uno de los lugares de veraneo más codiciados de la época.


Una de las thermas del balneario de Carratraca.


El pueblo mantiene varias casas señoriales construidas por arquitectos del siglo XIX. Además del antiguo Hostal del Príncipe, que mandó erigir el rey Fernando VII para su uso (hoy aloja el hotel del balneario), destaca el Palacio de Trinidad Grund, actual sede del Ayuntamiento.

Hoy en día las termas están vinculadas a un lujoso hotel de cinco estrellas, Villa Padierna Thermas Hotel, que se encarga de gestionar el uso de sus aguas, muy recomendables para patologías cutáneas y estomacales y está enclavado en el ya citado inmueble histórico que recuerda al original del XIX.

El balneario ha sido visitado desde su fundación por personajes históricos como la emperatriz Eugenia de Montijo, el político Cánovas del Castillo o Lord Byron. Según una leyenda, el descubrimiento de las propiedades terapéuticas de estas aguas lo hizo Juan Camisón, un mendigo del siglo XIX que sufría numerosas llagas en su cuerpo. Este hombre llegó a un cortijo situado junto al manantial para implorar la caridad de sus habitantes. Allí observó que un pastor echaba el agua a las cabras que tenían úlceras en su piel, y al cabo de cierto tiempo, se curaban. Juan Camisón decidió entonces bañarse y, tras varias inmersiones, también sanó.

miércoles, 28 de abril de 2021

Los baños para mujeres (y II)

 

Siguiendo con el citado relato del profesor Heredia Flores, las Ordenanzas Municipales de 1878 establecían como playas públicas las cercanas al Espigón y La Farola. En ellas los hombres podían bañarse libremente de sol a sol, “siempre que usen calzoncillos”. Estos mismos lugares se reservaban para las mujeres desde la puesta del Sol hasta las once de la noche, con la correspondiente vigilancia para que no penetrasen hombres ni niños mayores de seis años.


Mujeres en los Baños del Carmen en 1920.


Las mujeres de los barrios populares evitaban gastarse el dinero en los balnearios y acudían a la playa. Guardaban la ropa en las rocas y se bañaban habitualmente con camisa, por lo que a veces las olas y el viento les jugaban malas pasadas. Menos pudorosas eran algunas vecinas de la Alcazaba, que eran detenidas por bañarse desnudas.


Más populares eran las playas de San Andrés, rodeadas de fábricas, y donde eran frecuentes los hurtos. Desde finales del siglo XIX, a partir de 1887, los balnearios de temporada se instalaron en las playas de La Malagueta. Eran recintos cerrados, de madera, que se adentraban en el mar apoyándose en puntales de hierro y madera.


Ofrecían baños fríos, templados y calientes y contaban con albercas generales separadas para señoras y caballeros, y con cuartos privados con pequeñas alberquillas, también separados por sexos. En los Baños de Diana en 1866 un baño frío costaba un real, y uno templado cuatro reales; el bañador de señora se alquilaba por un real y el calzoncillo para caballeros, medio. Cerraron en 1899.


Los Baños de la Estrella tenían un ambiente más juvenil y festivo. La alberca de mujeres, en los bajos de la instalación, estaba cubierta por unas enormes esteras de esparto que garantizaban la intimidad. Con el paso del tiempo se dotaron de servicios de café y restaurante, orquesta, cine, tranvía y otras comodidades. Los Baños de Apolo tuvieron una trayectoria similar.


Desde principios del siglo XX fueron adquiriendo pujanza los baños de mar al aire libre y al sol, por lo que estos balnearios cerrados fueron perdiendo el favor del público. La Estrella y Apolo cerraron sus puertas en 1938 y 1944, respectivamente. Desaparecidos los balnearios de La Malagueta, en los años 50 se instalaron casetas de baños para cambiarse de ropa. La parte de playa comprendida entre el restaurante Antonio Martín y la Residencia Militar fue acotada para uso de la Acción Católica femenina.


Un concepto diferente es el representado por los Baños del Carmen, situados en la zona de la Torre de San Telmo, entre La Caleta y Pedregalejo, que fueron inaugurados en 1918 para satisfacer la creciente demanda de tomar baños de mar en agua abierta y acompañados con exposiciones al sol, siguiendo el ejemplo de moda en las playas cantábricas. Este balneario estaba dotado con un área recreativa con restaurante, kioscos, toldos, pista de baile, atracciones y pantalla de cine visible desde el mar.


Disponía de casetas individuales y familiares y de un recinto para mujeres perfectamente acotado y aislado. Luego se añadió una zona deportiva con pistas de tenis y campo de fútbol. En 1946 se reformó la playa reservada a las mujeres, que estaba cerrada por razones de “moral y honestidad”.