Mastodon Málaga y sus historias: discos
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lunes, 6 de septiembre de 2021

Antonio Molina, el patriarca de una saga de artistas

 

Después del paréntesis veraniego Málaga y sus historias, blog que acaba de cumplir cuatro años de existencia, vuelve a su cita con los lectores de la mano de un patriarca de una saga de artistas, el cantante Antonio Molina.


Antonio Molina.


Antonio Molina de Hoces, nacido en Totalán (Málaga) el 9 de marzo de 1928 y fallecido en Madrid el 18 de marzo de 1992, vino al mundo en el seno de una familia muy humilde. Pronto tuvo que ponerse a trabajar repartiendo leche con un burro, guardando cochinos, y más tarde de ayudante de camarero en Málaga capital. Deseando salir de aquél panorama oscuro en cuanto terminó la mili se marchó a Madrid, dándose a conocer en un concurso para noveles, que convocaba Radio España.


Ganó el primer premio y le surgió su primer contrato para grabar un disco en compañía La Voz de su Amo, por el que le pagaron algo más de cien pesetas. Entre los temas que componían el disco estaban: El macetero y El agua del avellano, que bien pronto se fueron haciendo populares entre el gran público, que escuchaba las emisiones y programas radiofónicos de discos dedicados, y le abrieron las puertas del éxito que siempre había pretendido en el mundo de la canción.


Ya el año 1952, montó su propio espectáculo Así es mi cante, al que llevaba las mejores figuras de la copla y el cante, y con el que abarrotaba teatros y plazas de toros, con su voz prodigiosa y un falsete que prolongaba hasta límites insospechados.


Rodó su primera película, El Pescador de Coplas, con Marujita Díaz. Tras el éxito de esta cinta rodaría, El Cristo de los faroles, La hija de Juan Simón, Esa voz es una mina, Café de Chinitas, Malagueña, y Puente de coplas, entre otras muchas películas.


Fue creador de un estilo propio de cantar copla, basándolo sobre todo en la melodía de su voz cristalina y el portentoso aguante de pecho, que rozaba el minuto en algunas ocasiones. Dejó también grandes versiones de canciones para los anales de la historia de la copla: La estudiantina, Una paloma blanca, María de los Remedios, Soy minero, El agua del avellano, La hija de Juan Simón, El Cristo de los faroles, Malagueña, Yo quiero ser matador, entre otras muchas.


Antonio Molina fue padre de familia numerosa, casado con Ángela Tejedor desde 1951, casi todas sus hijas e hijos son artistas. Fue también amigo de sus amigos. Cuentan que en su casa de Madrid, siempre estaba la mesa puesta y la cocina funcionando, para las amistades que pasaban por allí como si fuese una fonda.


Al fallecer fue enterrado en el cementerio de Fuencarral (Madrid). Una estatua del artista, obra del escultor Santiago de Santiago, está colocada en el paseo marítimo Antonio Machado de Málaga desde 2002, inaugurada con ocasión del décimo aniversario de su muerte en un emotivo homenaje que reunió a la familia Molina prácticamente al completo.

viernes, 22 de enero de 2021

Festival de la Canción de Málaga

 

El día 1 de septiembre de 1968 veinte canciones compiten en el I Festival de la Canción de Málaga, que llegaría a alcanzar las cuatro ediciones. 


Cartel anunciador.

Siguiendo la estela del de Benidorm, las cuatro ediciones de este evento musical desde 1968 a 1971 tuvieron eco nacional e internacional con su correspondiente aparición en el NO-DO y dejaron para la posteridad numerosas anécdotas y canciones de grupos como Los Gritos, Carlos Amaya o Los Mustang, sin contar con las actuaciones especiales de músicos de la talla de Víctor Manuel, Julio Iglesias o el mismísimo Johnny Hallyday, que llegó a Málaga en avioneta privada.


A lo largo de los cuatro años consecutivos durante los que se celebró el festival el número de canciones de este pop turístico que hablaban sobre la Costa del Sol se multiplicó.


Están, por ejemplo, Good bye Málaga de la cubana Luisa María Güell, If you come back to Málaga de Alfredo, Espérame en Marbella de Manolo Velasco, Buscando el amor de Los Llamas, Marbella de Albert Band o Vuelvo a mi tierra de Los Gritos.


Tal fue la cantidad de material reunido que la mayoría de casas discográficas de la época editaban cada año discos de verano sobre la Costa del Sol, a modo de sonoro souvenir turístico.