Mastodon Málaga y sus historias: gobernador civil
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viernes, 27 de noviembre de 2020

La figura del gobernador civil

 

El 15 de octubre de 1945 toma posesión el nuevo gobernador civil de Málaga, Manuel García del Olmo, quien llega a la provincia tras el periodo de asentamiento del régimen, cuando empieza a atenuarse ligeramente la represión marcada por las figuras de Francisco García Alted, Francisco Prieto Moreno y, sobre todo, José Luis Arrese y Emilio Lamo de Espinosa.


Entrega de bolsas norteamericanas con productos alimenticios
en el Gobierno Civil. Enero de 1954
.


La función de los gobernadores civiles contaba con unas prerrogativas que no se limitaban al dominio sobre la acción política local y la coordinación de las instituciones, ya que entraba en el orden público con la capacidad de dictar detenciones, multas o sentencias expiatorias para los inculpados por delitos políticos.


El notario Manuel García del Olmo había sido gobernador en Almería y lo fue de Málaga hasta 1954 donde intentó combatir la mendicidad, hizo gala de un estilo autoritario en lo político y quiso convertir al puerto de la capital en un referente del Mediterráneo.


El aragonés Julve Ceperuelo le sustituyó. Era un camisa vieja que fue presidente de la Diputación de Teruel, divisionario en Rusia y gobernador civil en tres provincias, Huesca, Cáceres y Castellón, antes de llegar a la de Málaga. Intentó solucionar los problemas eléctricos de la capital, aparte de acondicionar la ciudad para la actividad turística y desarrollar una política de tintes sociales. Siendo gobernador designó subjefe provincial de Málaga a un hombre importante para el falangismo durante la última parte del régimen, José Utrera Molina, que sería gobernador civil de Sevilla.


Julve renunció al cargo y fue reemplazado por Antonio García Rodríguez-Acosta. Había sido alcalde de Jaén, llegaría a ser subsecretario de Turismo y director del Instituto Español de Emigración. Más tarde sería subsecretario en el Ministerio de Trabajo y Utrera Molina lo designó vicesecretario del Movimiento. Franco elogió a Utrera por el acierto de este nombramiento.


Su sucesor sería el oficial de Intendencia Ramón Castilla Pérez, un hombre que había sido miembro de la Diputación de Granada a comienzos de los años 50, gobernador de Almería y de Logroño. Tuvo un mandato bastante cómodo en el sentido que coincidió con el desarrollo turístico de la Costa del Sol y la provincia acusó un importante avance material. En su lado oscuro se encuentra su oposicíon a la refundación del Ateneo, que fue burlada por los promotores de la institución.


Le siguió otro militar, Víctor Arroyo Arroyo, durante más de tres años. Venía del mundo del sindicato vertical habiendo sido delegado provincial de Sindicatos en Córdoba, presidente del sindicato nacional del combustible y miembro del consejo de administración de Hunosa. Más allá del régimen franquista, sería director general de Sanidad con los gobiernos de Adolfo Suárez.


Los últimos gobernadores serían Manuel Hernández, José María Aparicio Arce y José González de la Puerta. Málaga tuvo 12 gobernadores durante el franquismo. Tan sólo los mandatos de dos de ellos, Manuel García del Olmo y Ramón Castilla Pérez, agrupan 16 años de franquismo en la provincia. La institución del Gobierno Civil tiene su origen en la labor legislativa de las Cortes de Cádiz, plasmada en la Constitución de 1812.

martes, 13 de noviembre de 2018

Ejecutado el ex gobernador civil de Málaga

En la madrugada del 18 de mayo de 1942 se cumple la sentencia de pena de muerte dictada en consejo de guerra "contra el que fuera gobernador civil durante la dominación roja de Málaga", José Antonio Fernández Vega, publicaba en sus páginas el diario Sur.

José Antonio Fernández-Vega, nacido en Llanes (Asturias) en 1891 fue un médico y político español, gobernador civil de la provincia de Málaga durante el levantamiento del 18 de julio que dio lugar al comienzo de la Guerra Civil española.

Inauguración del monumento en memoria de los fusilados
en el cementerio de San Rafael. Foto: Sur.
Casado y con seis hijos, José Antonio Fernández-Vega era militante de Izquierda Republicana y gobernador civil de Lugo desde las elecciones de febrero de 1936. Permaneció en este puesto hasta junio del mismo año, cuando fue nombrado gobernador civil de Málaga. En esta ciudad tuvo que hacer frente al levantamiento militar y a las milicias que tomaron el poder tras el fracaso del levantamiento. También fue un médico muy respetado en Puenteareas (Pontevedra), villa en donde una calle tiene su nombre en reconocimiento a su labor, ya que atendía gratis a gente que carecía de dinero para pagarle.

A mediados de septiembre de 1936 fue cesado de su cargo por el ministro de la Gobernación, Valentín Galarza Morante, debido a los rumores que le acusaban de haberse apropiado de fondos públicos. Regresa entonces a Asturias con su familia, donde se ocupa el cargo de director del Hospital de Llanes durante un mes hasta que es destituido por generar desconfianza entre los dirigentes del Frente Popular, según un informe de la Guardia Civil de 1941.

Sale entonces para Francia, pero al carecer de recursos, regresa a España, siendo nombrado médico de la subsecretaría de Armamento en Barcelona hasta la caída de Cataluña, cuando se ve obligado a exiliarse de nuevo en Francia.

Acogido en un campo de concentración francés, fue detenido por la Gestapo el 10 de junio de 1940 junto a otras personalidades como Lluis Companys o José Villalba. Es entonces trasladado a la Prisión Provincial de Málaga para ser juzgado sobre la base de las listas que proporciona la misma prisión provincial según las cuales fueron detenidas en su nombre 371 personas de las que 275 fueron ejecutadas mediante "sacas".

En su defensa, Fernández-Vega alegó que nunca supo nada de las “sacas” hasta una vez llevadas a cabo y que, en la medida de sus posibilidades, rescató a un gran número de detenidos, incluidos militares y sacerdotes, a los que proporcionó pasaportes y ayudó a escapar de la ciudad. Fue condenado a muerte y fusilado en el cementerio de San Rafael, donde permanece su cuerpo en una fosa común.