Mastodon Málaga y sus historias: política
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martes, 14 de octubre de 2025

El escritor que fue alcalde

 

Salvador González Anaya, hijo del comerciante y librero Joaquín González, tuvo una vocación literaria fue muy precoz: publicó a los veinte años su primer poemario, Cantos sin eco, al que siguió Medallones, ambos de carácter modernista. Siendo aún joven, sufrió una grave enfermedad a la que atribuyó su alejamiento de la lírica, dedicándose a partir de ese momento a la narrativa. En 1904 fundó en Málaga la sociedad La Decuria, tertulia de jóvenes escritores, periodistas y artistas, cuyos miembros compartían ideales estéticos y políticos. Su primera novela, Rebelión, supuso mensajes de aliento y críticas excelentes de Unamuno, Blasco Ibáñez, Galdós, Pardo Bazán, Benavente y Ortega y Munilla. Las ediciones de Rebelión se agotaron rápidamente a causa del rumor que circuló de que se trataba de una novela en clave, basada en personajes reales y con segundas lecturas políticas de carácter anarquista. A pesar de este éxito inicial, González Anaya dejó de escribir durante diez años y, a instancias de su padre, regentó la librería familiar en Málaga.


Salvador González Anaya.


Durante una visita a Málaga, Ortega y Munilla le convenció de que escribiera otra novela. Así, en 1915 vio la luz La sangre de Abel. A partir de 1921, sus novelas fueron apareciendo con regularidad, hasta la última, Tierra de señorío, publicada en 1952. Probablemente la mejor acogida por la crítica fue Nido de cigüeñas (1927). Sus hasta entonces Obras completas fueron publicadas en 1945 con un extenso prólogo de Gregorio Marañón.

Sin haber ejercido con continuidad la profesión de periodista, tuvo una importante actividad en ese terreno. Por su iniciativa se fundó el Montepío de Periodistas de Málaga, el primero que se instituyó en España. Fue también fundador y presidente de honor de la Asociación de la Prensa de Málaga.

Su actividad política se desarrolló en el Partido Liberal de Santiago Alba. Fue alcalde de Málaga en dos ocasiones (1916-1917 y 1935-1936). De su primer período como alcalde, dejó recogidas sus impresiones en el libro Año y medio en la alcaldía: glosario municipal. En su vida política no descuidó su faceta literaria, componiendo letrillas satíricas y panfletos dirigidos a sus adversarios políticos que circulaban de mano en mano. Puso sus dotes de prosista al servicio de sus artículos de prensa de contenido político. Al estallar la Guerra Civil se encontraba en Italia de viaje turístico. Permaneció en Tánger hasta la caída de Málaga, momento en que regresó a su ciudad natal.

Fue cronista oficial de la ciudad de Málaga, miembro de la Academia de Bellas Artes de San Telmo desde 1914 y presidente de la misma a partir de 1930. Fue, asimismo, fundador del Museo de Bellas Artes de Málaga, de cuyo Patronato fue presidente, y académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando desde 1926, y de otras academias e instituciones españolas y extranjeras. Fue académico correspondiente de la Real Academia Española a partir de 1933, y académico de número en 1946, ocupando el sillón que había sido de Menéndez Pelayo y de Jacinto Benavente. Su discurso de ingreso versó sobre su concepción del costumbrismo y los escritores costumbristas malagueños.

La obra literaria de González Anaya se enmarca en el costumbrismo andaluz, con iniciales influencias del psicologismo naturalista de Zola, y fue alabada por críticos como Federico Carlos Sainz de Robles, quien destacó la fuerza expresiva de su estilo personal y cuidado. Otros críticos han destacado su carácter de novelas regionales, en las que se retrata la vida de los pueblos andaluces con una visión amable y optimista que contribuyó a su gran popularidad.


Fuente documental: Salvador González Anaya. Real Academia de la Historia. Web Historia hispánica.

martes, 10 de junio de 2025

El destacado político que murió en la pobreza

 

Antonio Sánchez del Río y López de la Rosa, que adoptó el nombre de Antonio de los Ríos Rosas, fue un destacado político y orador del siglo XIX, nacido en Ronda en 1812. Desarrolló su carrera en Málaga, Granada y Madrid. Miembro del Partido Moderado y luego de la Unión Liberal, ocupó en varias ocasiones la cartera de Gobernación, fue ministro plenipotenciario en Lisboa y embajador en Roma.


Retrato en el Congreso de los Diputados de Antonio de los Ríos.


Hijo de un abogado y fiscal de Rentas del Tabaco y de los Pósitos, se licenció en Derecho por la Universidad de Granada. Ya miembro del Partido Moderado, accedió por vez primera a las Cortes Generales como diputado por la provincia de Málaga en 1836. Contrario a las maniobras del general Espartero durante la Regencia de María Cristina, se opuso frontalmente al mismo a partir de 1840. Con la caída del general y la mayoría de edad de Isabel II, fue nombrado miembro del Consejo Real.

​A lo largo de los años evolucionó hacia posiciones menos absolutistas y más proclives hacia un moderantismo democrático, oponiéndose a Narváez en la Década Moderada, si bien también se opuso firmemente a las modificaciones constitucionales que se proponían desde el Gobierno del Bienio Progresista, más próximo a la vieja doctrina de la soberanía compartida entre la Corona y las Cortes. Con la llegada de Leopoldo O'Donnell al poder en los gobiernos de la Unión Liberal, se le encargó la redacción del Acta Adicional para hacer más liberal la restaurada Constitución de 1845 y fue nombrado ministro de Gobernación el 14 de julio de 1856 en el primer gobierno, aunque cesó en octubre del mismo año.

Jurista de gran prestigio, en 1852 ingresó en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Posteriormente fue embajador de España en Roma y llevó el peso de las negociaciones para restablecer las relaciones diplomáticas con la Santa Sede y poner de nuevo en vigor el Concordato de 1851. A partir de 1861 se va separando de la línea de O'Donnell y en 1863 es elegido presidente del Congreso de los Diputados en los momentos más críticos de la Unión Liberal, ingresando en la Real Academia Española y siendo elegido presidente del Ateneo de Madrid. Durante dos años es desterrado por Narváez en Canarias.

Tras la caída de la monarquía, durante el Sexenio Democrático fue elegido miembro del Consejo de Estado y se mantuvo dentro de los moderados alejado de las tentaciones republicanas y apoyó la elección de Amadeo de Saboya como rey de España.

Pero el fracaso de esta experiencia y el advenimiento de la Primera República le acercaron a las tesis de Emilio Castelar (republicanismo unitario) frente a las de Pi y Margall (republicanismo federal), mucho más radicales; aunque discrepaba de aquel en las cuestiones religiosas. Murió en Madrid en 1873 en la pobreza, y el Gobierno tuvo que costearle su entierro.

martes, 2 de abril de 2024

El Círculo Conservador

 

El 15 de mayo de 1912 se inauguraba en Málaga el Círculo Conservador, instalado en la calle Larios con entrada por la de la Bolsa, y bajo la presidencia de Ángel CaffarenaLa prensa de la época recogía la noticia y, concretamente, el Heraldo de Antequera informaba de la solemnidad del acto, que según el rotativo, tenía gran trascendencia para el partido liberal-consevador.


Calle Larios en 1912.


El medio, de clara tendencia conservadora, señalaba que «el movimiento es la más evidente prueba de la vida, y cuando se hace un movimiento tan vigoroso, tan esplendido como el que ha realizado el partido conservador, no cabe la menor duda de que quien lo ejercita está lleno de vida, y tiene toda la virilidad, que la juventud y la salud juntas, atesoran».

En la citada información se añadía que «la creación del Círculo Conservador, ha sido una de tantas demostraciones de cohesión y entusiasmo que inspiran sus ideales a los afiliados a este partido. Surgió la idea de crearlo, y ella fue más que suficiente para que todos los conservadores, como movidos por un resorte se pusieran al servicio de la iniciativa, y desplegando toda su actividad se sintieran impulsados a la realización del proyecto. Así, cuando el sábado en la noche se efectuó la inauguración, todos se hallaban poseídos de tan noble entusiasmo, y revelaban en su semblante esa intensa alegría que sienten los que ven realizada una obra a la que consagraron sus esfuerzos, y en la que cifraron su cariño».

El Heraldo de Antequera también dedicaba parte de su noticia a glosar las magníficas instalaciones de la sede del Círculo Conservador, reseñando que el salón de actos estaba presidido por tres artísticos medallones con los retratos de los reyes y Cánovas del Castillo y Maura, bajo los que se encontraba la mesa presidencial encabezada por el jefe provincial del partido, Ángel Caffarena, y por el marqués de Larios, Leopoldo Lados Sánchez, Francisco Pérez de la Cruz, Luis Encina Candevat, Guillermo Rein, José Estrada y José Martin Velandía.

Según la misma información la concurrencia era enorme. En el salón de actos se hallaba lo más selecto del partido conservador malagueño, y numerosas representaciones de Alora, Coín, Pizarra, Campillos, Velez-Malaga, entre otras muchas localidades.


martes, 22 de octubre de 2019

Intensa actividad política en 1935

Numerosos políticos visitan Málaga durante 1935, año que se caracteriza por una intensa actividad política. José Antonio Primo de Rivera llega el 20 de junio para asistir a un mitin en el Teatro Cervantes, viaje que aprovecha para eliminar al ala derechista de Falange en la ciudad.

Juan Negrín López.
En el mismo teatro, pero el 18 de marzo, se había celebrado otro mitin, organizado por Unión Republicana, con la presencia del ex jefe del Gobierno Diego Martínez Barrio, y en el que intervino Bernardo Giner de los Ríos.

El 8 de diciembre, el catedrático y destacado socialista Juan Negrín pronuncia una conferencia en la Económica sobre 'La ciencia en el estado soviético'.

Precisamente Juan Negrín, luego presidente de la República, ha sido un personaje controvertido, rodeado de la polémica, sobre todo por su gestión en el último año de su presidencia, aunque el célebre hispanista Paul Preston la reivindica desde 2014.

En este sentido, Preston asegura que “Negrín entró en la alta esfera política siendo un médico fisiólogo de renombre internacional, ya se había ganado fama de gran gestor con su trabajo en la construcción de la Ciudad Universitaria en Madrid, que no pudo ver terminada. Su papel principal en la política tuvo lugar a partir de septiembre de 1936, cuando entró en el gobierno de Largo Caballero como ministro de Hacienda.

El hispanista se reafirma en su creencia de que “hay que reivindicar que fue Negrín quien construyó una nueva España republicana, porque el aparato del Estado de la República había colapsado con el golpe militar. Entonces fue Negrín quien enderezó las finanzas y, personalmente, creo que fue esa habilidad de gestor lo que le impulsó como candidato para sustituir a Largo Caballero en mayo del 37. A partir de ese momento, en colaboración con el Partido Comunista, fue Negrín quien realmente forjó el esfuerzo bélico de la República”.