Mastodon Málaga y sus historias: ópera
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jueves, 18 de enero de 2024

Prosper de Mérimée y Ronda

 

Novelista e historiador francés nacido en París, Prosper de Mérimée es conocido, por sus relatos breves, en los que aborda temas como la violencia y la crueldad humanas: La Venus d’Ille (1837), Colomba (1840) y Carmen (1846), ambientada en una España exótica y romántica, convertida en una popular ópera por Georges Bizet. El interés de Mérimée por España fue mucho más allá de lo que Carmen trasluce, y su conocimiento de la geografía y el carácter españoles se fraguó a lo largo de siete viajes por España entre 1830 y 1864, de los que dejó una numerosa correspondencia, recogida en el volumen Viajes a España.


Fotograma de la película Carmen de Ronda.


Según los investigadores, la Serranía de Ronda encandiló a muchos escritores y viajeros, entre ellos, a Mérimée, ya que el verdadero mito de Carmen, encumbrado con la ópera de Georges Bizet, nació en la comarca rondeña, concretamente en el municipio de Gaucín. Gracias a la ópera de Bizet, la figura de Carmen se convirtió en el mito universal de la mujer libre española, ardorosa e idealista, mitad ángel y mitad diablo.

Según las misma fuentes, la verdadera Carmen, en la que se inspira Mérimée para crear su novela, no era ni sevillana ni trianera, era oriunda de la Serranía de Ronda. Su estancia como cigarrera en la Fábrica de Tabacos de Sevilla, donde arranca su historia de amor con José Lizarra, era absolutamente circunstancial.

Al parecer, Carmen se dedicaba al contrabando de géneros desde Gibraltar al interior de la Península y actuaba también como espía y facilitadora de atracos de la partida del Dancaire, que operaba en la serranía rondeña. Era una dedicación frecuente entre las mujeres serranas de la primera mitad del XIX, que subían desde el Peñón por las riberas del río Genal.

Se asegura que Mérimée creó el personaje de Carmen en 1845 basándose en varias historias. Por un lado, en la que le contó su gran amiga la condesa de Montijo en 1830, en su primer viaje a España, sobre la historia verídica de su propio cuñado, enamorado de una cigarrera; y, por otro, en la del personaje que termina matando a su amante bailarina por excitar de manera enfermiza y constante sus celos.

jueves, 29 de abril de 2021

Lorenza Correa, una cantante de ópera malagueña

 

Lorenza Núñez Correa, nació en Málaga en 1773 y no se conoce la fecha exacta de su muerte, aunque sucedió después de 1831. Lorenza fue una actriz y cantante de ópera, que actuó en los teatros más importantes de Madrid, Nápoles, París y Milán. Correa, al igual que Manuel García e Isabel Colbrán, perteneció a la primera generación de cantantes de ópera españoles que triunfaron en el extranjero.


Lorenza Correa.


Hija de los actores Petronila Morales y Roque Núñez, tomó el nombre artístico de su padrino, el actor José Correa. Algunas fuentes fijan sus primeras actuaciones con doce y quince años de edad como tonadillera e intérprete de óperas italianas en Barcelona y en su Málaga natal.


En 1786, cuando todavía era una niña, actuó en Barcelona junto a su hermana mayor Petronila. Un año después las dos hermanas ya formaban parte de la compañía de Manuel Martínez en Madrid, Petronila como décima dama y Lorenza como undécima. También sus otras hermanas, Laureana y María Isabel se dedicaron al teatro. La más destacada fue, sin embargo, Lorenza, que no tardó en llamar la atención del público y la crítica madrileña.


Poco a poco ascendió en la compañía de Martínez de la que era primera dama la célebre María del Rosario Fernández, la Tirana. El género en el que más brilló en estos primeros años de carrera fue la tonadilla escénica. Se casó con el actor Manuel García Parra y las desavenencias sobre las condiciones de su contrato en Madrid, la animaron a emprender su carrera europea.


Su primer destino fue París, donde en marzo de 1804 causó buena impresión en algunas de sus apariciones en concierto en las que además de arias de ópera italiana cantó canciones españolas acompañándose de la guitarra. Después iniciaría una exitosa gira por los principales teatro de ópera de Italia aunque el capítulo más interesante de su periplo italiano fueron sus numerosas apariciones en la Scala de Milán entre 1813 y 1816. Según la crítica “su voz dulce y angelical, unida a una ejecución sin igual, la colocó entre una de las primeras, si no la primera cantante de Europa”.


Los éxitos cosechados en Italia le permitieron obtener unas excepcionales condiciones económicas en su regreso a los escenarios madrileños a partir de 1818. En Madrid dio a conocer algunas de las óperas más recientes de Rossini como Il turco in Italia, La gazza ladra o Il barbiere di Siviglia, aunque para entonces había iniciado ya su decadencia vocal.


Se retiró en Italia y fijó su residencia en Génova. Fue nombrada “adicta facultativa” del recién creado Real Conservatorio de Música de Madrid. Por lo que regresó a la capital española hacia 1831 para además solucionar los aspectos legales que dificultaban la obtención de una pensión a la que tenía derecho, asunto en el que intervino a su favor la duquesa de Osuna, a la que la cantante escribió el 28 de julio de 1832 a su regreso a Génova para dar noticia de su llegada y agradecerle una vez más su ayuda.

jueves, 25 de junio de 2020

Carlos Álvarez triunfa en Londres

El 13 de diciembre de 1994 el barítono malagueño Carlos Álvarez triunfa en la Royal Opera House de Londres. Álvarez debutó en el principal teatro de ópera de la capital británica en la temporada 1994/95 como Giorgio Gemont en "La Traviatta", papel al que siguieron el de Siriex en "Fedora" y el de Rigoletto.

Carlos Álvarez.
En 1993, un entonces principiante barítono llamado Carlos Álvarez (Málaga, 1963) rechazaba la oferta del director italiano Riccardo Muti para debutar en La Scala de Milán, una decisión sin precedentes que, lejos de sepultar su carrera como él mismo había vaticinado, la catapultó.

"Al rechazar hacer Rigoletto en La Scala del maestro Muti pensé que nadie iba a tener confianza en mí y fue justo al contrario, eso hizo que la gente tuviera una percepción de mi trabajo de seriedad y consecuencia", señaló entonces a la prensa Álvarez.

El español no se sentía preparado para asumir esa responsabilidad, una preparación que le llegó "con la madurez" tanto vocal como personal y que le llevó después a la cúspide de la carrera operística.

Su pofesión de barítono, en la que ya lleva cerca de treinta años le llegó "por casualidad" mientras estaba estudiando cuarto de Medicina. Recuerda el año 1996 como uno de sus mejores años, cuando, por primera vez, actuó en los cuatro teatros de ópera más importantes del mundo.

Viena, Londres, Milán y Nueva York han sido ya desde entonces testigos de su prodigiosa voz en múltiples ocasiones. El malagueño tiene muy presente que su labor va más allá de una profesión para "ganarse la vida", y que sirve "para que la gente pueda cambiar su estado de ánimo y para que puedan sentirse bien".

A nivel personal y superada la displasia severa que sufrió en la cuerda vocal derecha en 2008 y que le obligó a pasar por el quirófano en tres ocasiones, se muestra optimista. "Casi siempre intento hacer una lectura positiva de todo lo que ocurre a mi alrededor, de las cosas que son malas intento sacar un aprendizaje", señaló.

Respecto al porvenir de la escena operística mantiene que es partidario de "servir a esta profesión desde la tradición" y no "meter el dedo en el ojo al público". A su juicio, las innovaciones en las lecturas de las óperas clásicas la mayor parte de las veces tienen más que ver "con situaciones personales de los directores de escena que quieren poner en el escenario algunos de sus conflictos" que con la intención de seducir a un público más joven.

Para Álvarez mantener la tradición no significa ser "rancio o trasnochado" y para atraer a las nuevas generaciones lo que hay que hacer es ofrecerles "calidad" y entradas más asequibles.