Mastodon Málaga y sus historias: inundaciones
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viernes, 3 de mayo de 2024

La Puerta de Espartería

 

En el año 1675 la Puerta de Espartería estaba en un estado tan lamentable, que no era posible cerrarla por noche, como disponían las Ordenanzas y con gran peligro para la ciudad, por lo tanto el gobernador, marqués de Villafiel, mandó poner unas nuevas.


El trazado de la Acera de la Marina se correspondía con el de la antigua
 muralla de la ciudad en el tramo comprendido entre
 la Puerta de Espartería y la Puerta de los Siete Arcos.


El mayor obstáculo fue comprobar que no había suficiente madera. Para solucionarlo el marqués, pidió a los vecinos los tablones que tenían reservados para las puertas de sus viviendas. Ante esta exigencia los malagueños entregaron el material requerido, y con él se hicieron los batientes de la Puerta de Espartería, que fueron revestidas con chapas de hierro traído de Vizcaya y Granada, conectándolas con fuertes hierros a los grandes muros para dejarlas firmes y seguras.

Para prevenir que en tiempos de inundaciones, cuando estas puertas estaban cerradas por la noche, se llenara de agua delante de ellas, al cortar su trayectoria hacia el mar, como ya había pasado en otras inundaciones causadas por el río Guadalmedina, se propuso que en la parte baja de los fortificados paneles de dicha puerta no fuesen compactos, sino que tuviesen unas fuertes rejas de hierro de tres cuartas de altura, para prevenir que cuando hubiese inundaciones el agua circulara con la máxima facilidad a través de dicha rejas.

Todos estos trabajos produjeron un alto coste, que llegaron a la cifra de 600 ducados, solución que fue resuelta por el marqués de Villafiel al acordar que parte de dicha cantidad la pagaría de los Propios, el resto deberían abonarlas los comerciantes.

El sentimiento religioso de los malagueños quedó de manifiesto en la colocación de una cruz en la parte superior de la puerta, recibiendo desde aquel momento el nombre de Puerta de la Cruz, también se puso en ella un reloj, muy útil por ser un lugar comercial y transitado, aunque el pueblo continuó denominándola de Espartería.

Fuente documental: Sociología de la vivienda pública y privada malagueña en el siglo XVIII. Juan Fernando López Fernández. Universidad de Málaga

martes, 5 de mayo de 2020

Ocho muertos en las inundaciones de 1989

Como en 1907, el año de 1989 iba a quedar grabado en la memoria colectiva de Málaga por el efecto devastador de las lluvias torrenciales desatadas sobre la ciudad entre el 14 de noviembre y el 8 de diciembre.

Inundaciones en Málaga.
Veinticinco días terribles de riadas, siete inundaciones en el valle y otras cuatro en la desembocadura del Guadalhorce, que dejaron un saldo de ocho muertos, miles de damnificados y daños elevadísimos que provocarían la declaración oficial de Málaga como zona catastrófica, aprobada el 1 de diciembre con una ayuda inicial de 25.000 millones de pesetas.

Días después, el Gobierno aprobó inversiones en infraestructura por otros 20.000 millones. La ciudad tardaría en recuperarse de la pesadilla y limpiar sus huellas. Y todavía cerca de cinco mil malagueños tendrían que enfrentarse a los expedientes de regulación de empleo presentados por 190 empresas.

El cielo de color caldera se ennegreció aún más y a mediodía se tuvo que encender el alumbrado público. La tormenta que se desató sobre la ciudad de Málaga descargó casi 150 litros por metro cuadrado en una hora y media. Pero no paró ahí. Siguieron las intensas lluvias el día 15 y el 17, luego el 26 y 27 del mismo mes y el 8 de diciembre.

En una ciudad asentada sobre un suelo bastante impermeable, con un saneamiento insuficiente y arroyos colapsados se dieron las condiciones para que esta “tormenta perfecta” arrasara literalmente con todo.

El concejal socialista Francisco Flores estaba en esos momentos de alcalde en funciones. Pedro Aparicio había viajado a Japón para presentar con el presidente andaluz Rodríguez de la Borbolla el Parque Tecnológico. “Acababa de salir a saludar a Buero Vallejo, que estaba en el Málaga Palacio porque esa noche representaba una obra en el Teatro Cervantes, sería en torno a la una y cuando volví al Ayuntamiento empezó la debacle”, explicaba Flores, 20 años después al diario Málaga Hoy.

El concejal recordaba que hasta pasada, al menos, una hora no fueron conscientes de la magnitud de lo que estaba ocurriendo. “Hasta llegaron del club de baloncesto Caja de Ronda para pedirnos que con un helicóptero del Ayuntamiento sacáramos de Guadalmar a dos jugadores para el partido que tenían contra el Zaragoza”, contó Francisco Flores.

“Los servicios operativos empezaron a trabajar como locos, Policía Municipal, Bomberos, incluso los de Cultura, Deportes, Educación... todo el mundo a una”, relataba Flores, al tiempo que contaba que en ese momento el responsable del operativo era el Gobierno Civil.

“Fue caótico, no había seguridad para que la gente saliera a la calle. Tuvimos que emplear máquinas para que los niños bajaran de las terrazas de los colegios”, recordaba el ex concejal. No era solo agua lo que recorría las calles, piedras y lodos se unían a lo que arrastraba la corriente. “Los postes de la luz se clavaban en las fachadas de los edificios como si fueran flechas, la velocidad del agua alcanzó los 200 kilómetros por hora”.

Para intentar tener a la población comunicada, alertarla de los riesgos y pedir que no salieran de sus casas salvo casos de extrema urgencia, la concejala Asunción García Aguyó se fue a la Cadena Ser y delante del micrófono fue informando. Desde Canal Sur Radio hicieron lo propio a pesar de encontrarse en la zona cero del desastre.

Aquel siniestro día, yo mismo estaba trasladando mi residencia a Málaga para hacerme cargo de la jefatura de la redacción de Diario 16. Desde el primer minuto nos pusimos a elaborar la información para Diario 16 Andalucía. Veintiun años después los recuerdos de aquellas jornadas permanecen imborrables en mi memoria.


jueves, 26 de septiembre de 2019

Encauzamiento del Guadalhorce

Las obras de encauzamiento del río Guadalhorce, desde su confluencia con el río Campanillas, comienzan en noviembre de 1997, 8 años después de que las graves inundaciones de 1989 evidenciaran la necesidad de acometer esta actuación con toda urgencia.

Imagen del Guadalhorce tras unas fuertes lluvias en Málaga capital.
Los trabajos a realizar, con un presupuesto de 5.645 millones de pesetas, permitirán regular avenidas con un caudal de 4.200 metros cúbicos por segundo, más del doble de las que provocaron el desbordamiento del río en el 89.

El proyecto garantizaba la protección del paraje natural de la desembocadura, que se incrementa de 67 a 147 hectáreas y del yacimiento fenicio de Cerro del Villar.

Aunque de hecho el encauzamiento de los últimos siete kilómetros del río Guadalhorce fue inaugurado en abril de 2003, con tres años de retraso y sin que estuvieran terminados los proyectos para proteger el paraje natural de la desembocadura y poner en valor el yacimiento fenicio de Cerro del Villar, a los que la Junta condicionó la autorización de los trabajos.

La obra, como se ha dicho, proyectada tras las inundaciones de 1989 para impedir el anegamiento del polígono industrial del Guadalhorce y la urbanización colindante de Guadalmar, debería haber finalizado a principios de 2000, según el compromiso adquirido en abril de 1999 por la entonces ministra de Medio Ambiente, Isabel Tocino.

jueves, 21 de febrero de 2019

El temporal de 1963

En el año 1963 se produjo uno de los fenómenos devastadores que se repiten cíclicamente en Málaga. En la madrugada del 24 de enero Málaga es azotada por un fuerte huracán que origina el caos en la ciudad.

Carretera de Cádiz cortada por el temporal (Archivo UMA).
El temporal, que fue comparado con el que el 16 de diciembre 1900 hundió la fragata alemana 'Gneissenau', abrió en el espigón de levante dos grandes brechas por las que penetró el mar provocando el hundimiento de seis embarcaciones dentro del puerto.

Un mes después, el 16 de febrero, cuatro localidades resultan gravemente afectadas por las inundaciones. En Ronda, aislada por carretera, se hundieron 78 casas, mientras que la población de Montecorto estuvo amenazada de desaparecer por un corrimiento de tierra. En Archidona, Alora y Antequera los cultivos resultan dañados y numerosas casas inundadas.

Franco visitó Antequera el día 25 de febrero, donde el gobernador, Ramón Castilla Pérez, le informó de los daños. Más de 11.000 hectáreas de ese término municipal habían quedado anegadas.