Mastodon Málaga y sus historias: investigación
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jueves, 3 de abril de 2025

La Mayora

 

El Instituto de Hortofruticultura Subtropical y MediterráneaLa Mayora” (ISHM) es un instituto público de investigación creado para potenciar y coordinar más eficientemente la investigación científica en horticultura intensiva y fruticultura subtropical.


Estación esperimental de La Mayora.


Depende administrativamente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad de Málaga (UMA). Este centro de investigación lidera los estudios internacionales sobre la producción de frutas subtropicales y mediterráneas, así como la introducción de nuevas variedades de frutas exóticas. Sus investigadores trabajan, tanto a nivel básico como aplicado, en el control de enfermedades de plantas y la mejora genética para una mayor calidad y seguridad de los frutos.

En 1961 el CSIC fundó la Estación Experimental La Mayora, una finca de 50 hectáreas en el municipio de Algarrobo, para el estudio y fomento de las exportaciones agrarias españolas; y dos años más tarde, se firmó un convenio hispano-alemán para desarrollar cultivos intensivos con potencial comercial. Dirigida por Hans-Dieter Wienberg, “La Mayora” introdujo el cultivo de la fresa en Huelva y, ya en los años setenta, el aguacate y el mango en Málaga y Granada. También se implantaron estrategias sostenibles para el control de plagas y enfermedades como las producidas por la mosca blanca en el tomate y el oídio en el melón.

En el año 2010, el CSIC y la Universidad de Málaga llegaron a un acuerdo para crear el IHSM, que coordina la investigación de "La Mayora" y varios departamentos de la Facultad de Ciencias. En marzo de 2021 se inauguró un nuevo edificio en el campus universitario de Teatinos.

Junto a los cultivos tradicionales de la Axarquía malagueña como el aguacate, mango o chirimoya, se estudian otras variedades de frutas exóticas como guayaba, papaya, pitaya, longan, lúcuma, zapote, lichi o carambola.

viernes, 12 de junio de 2020

La desaparición del ‘niño pintor’

El 6 de abril de 1987, sobre las 18,40 horas, David Guerrero salió de su casa en la barriada 25 Años de Paz, en Huelín. Tenía 13 años e iba al centro a una exposición donde acababan de colgar un cuadro suyo, un retrato de El Cristo de la Buena Muerte, en concreto en la galería de arte La Maison, en la calle Duquesa de Parcent, donde le esperaba el periodista Paco Fadón, de Radio Popular.

David Guerrero.
David tenía previsto ir luego a la peña El Cenachero, donde desde hacía algo menos de dos años recibía clases en una academia de pintura, casi siempre a cargo de un primo de su madre, el pintor malagueño José Guevara Castro. El niño tenía pensado tomar el autobús que lo dejaría en el centro de Málaga. Su casa distaba 250 metros de la parada y es en este trayecto donde la policía sostuvo que pudo desaparecer el menor.

Tras la denuncia de los padres, las primeras investigaciones policiales se encaminaron a los contactos realizados en el mundo del arte, donde David comenzaba a ser considerado un joven genio. La policía desechó el secuestro por motivos económicos porque la familia no recibió nunca una petición de rescate y Jorge Guerrero, el padre, era mecánico de una empresa de confección, con recursos económicos limitados.

Sin embargo, 32 años después el testimonio de dos testigos aconsejó reabrir la investigación. Hasta entonces se mantenía la creencia de que David no llegó a tomar ningún autobús y desapareció en esos 250 metros que separaban su casa de la parada del autobús.

En abril del año 2019 es cuando los responsables de la Comisaría Provincial deciden reactivar la investigación desde un enfoque diferente, la única pista nueva que había llegado a sus manos fue una información inquietante que apuntaba a un supuesto grupo de pedófilos que, hacía años, frecuentaba la zona del Llano de Doña Trinidad, en la zona de El Perchel.

En esa información que llegó a la unidad policial se mencionaban tres nombres que los investigadores identificaron plenamente. Se trataba de tres hombres, todos por encima de los 60 años, con las que llegaron a entrevistarse personalmente. Los agentes alcanzaron una conclusión clara, los tres habían tenido relación entre sí. Y a uno de ellos, además, le constaba una reseña policial por corrupción de menores, si bien fue absuelto en el juicio porque, al parecer, las supuestas víctimas se retractaron de su versión inicial.

Todos negaron saber absolutamente nada de la desaparición del 'niño pintor', y de conocer a un tal Gervasio, objetivo final de la investigación. Aunque el único de los tres que tenía antecedentes reconoció a los agentes que, cuando se le detuvo por corrupción de menores, en el año 1993, la policía llegó a preguntarle si sabía algo de lo que le pudo suceder a David Guerrero.

Los investigadores también localizaron al informante y, cuando se entrevistaron con él, comprobaron que su testimonio estaba salpicado de incoherencias e incongruencias, pese a que la información inicial que aportó sí podía tener cierta base real, a tenor de los antecedentes policiales de uno de los entrevistados. En cambio, cuando se sentaron a hablar con él, su versión varió respecto al citado Gervasio, que todavía sigue sin ser identificado.

Aunque sin poder descartarla por completo, los investigadores han aparcado esta vía de investigación, ya que no han encontrado indicio alguno que relacione a estas personas con la desaparición del 'niño pintor'.

En cualquier caso ya no se busca una responsabilidad penal sobre lo ocurrido, puesto que los posibles delitos que hubiera ya estarían más que prescritos, hay que recordar que la causa lleva archivada judicialmente desde 1996, sino dar una respuesta a lo que le sucedió a David Guerrero y tratar de localizarlo.

La investigación reactivada, también trabajó en la devolución anónima que se realizó de un dibujo que David Guerrero había regalado a una compañera de clase y que a su vez había entregado a la policía cuando el niño despareció. El misterio sigue sin resolverse.

lunes, 13 de abril de 2020

El caso Paidemaco

Un grupo de socios de la cooperativa de viviendas Paidemaco, constituida en 1983 por dirigentes del PSOE y de UGT, solicita en noviembre de 1986 la intervención administrativa de ésta. En la denuncia se destaca el incremento injustificado de algo más de un millón de pesetas en el precio de los pisos, con el riesgo de perder la vivienda a favor de otros socios.


García Román, izquierda, en una reunión de la comisión de investigación.
Se inician, de este modo, una larga serie de denuncias de los cooperativistas de Paidemaco que terminará afectando a la imagen del PSOE y provocando en 1994 las dimisiones de dos concejales socialistas del equipo de gobierno, José González Perich y Juan Jerez, presuntos implicados en las irregularidades denunciadas desde seis años atrás. Antes de ser concejales, ambos habían sido cooperativistas y miembros de la sociedad gestora de la cooperativa, lo que es incompatible por ley. Para su cese alegaron que no querían mezclar su condición de concejal con aquel asunto, aunque el caso judicial contra ellos no prosperó.

Ese año, todavía sin aclararse un supuesto agujero cifrado ya en 800 millones de pesetas a pesar de las iniciativas del PP e IU en el Parlamento, el Juzgado de Instrucción nº8 de Málaga admite a trámite una querella contra el consejo rector de la cooperativa. Finalmente, en 1995 la cooperativa fue intervenida por la Junta de Andalucía.

Un caso que seguía vivo años después cuando el Ayuntamiento de Málaga constituyó el 1 de diciembre de 2004 una nueva comisión de investigación sobre el caso. En ninguna de las dos ocasiones anteriores, la comisión de investigación concluyó que hubiese irregularidad alguna en la actuación del Ayuntamiento respecto a la sociedad, pero en ambas quedó sin efecto por cumplimiento del mandato de la Corporación sin que se llegara a aprobar su dictamen en el pleno.

Los comisionados oyeron en la reapertura la comisión a Francisco García Román, un cooperativista que llevaba años denunciando las presuntas irregularidades de la sociedad. Según uno de los componentes, "no aportó ninguna novedad". La comisión estudió la documentación aportada y scordó que en mes de enero siguiente volvería a reunirse para decidir si siguía adelante.

García Román denunció entonces que hubo una parcelación irregular de los terrenos de la cooperativa y que de hecho, una parcela de 8.254 metros cuadrados aparecía con una doble inscripción en el registro de la propiedad, a nombre de Paidemaco y del Ayuntamiento. Sobre la parcela, que teóricamente estaba incluida en los 40.000 metros cuadrados que compró Paidemaco en 1984, había desde aquel año un colegio, por lo que la cooperativa nunca pudo disponer del suelo.

En julio de 1997, una vez que el PP se hizo con la alcaldía, Celia Villalobos decidió abrir otra comisión de investigación, que tampoco llegó a emitir dictamen. Se volvió a constituir tras las elecciones municipales de 1999. El 16 de mayo de 2003 la comisión emitió un dictamen en el que entendía que "no resultaba acreditado que existieran irregularidades administrativas municipales y menos aún la existencia de un posible perjuicio causado a la cooperativa por la actuación municipal". El informe dejaba claro que al consistorio no le competía pronunciarse sobre las conflictivas gestión y actividad de Paidemaco, y sólo determinar si las parcelaciones fueron correctas.

El dictamen iba a aprobarse en el pleno del 27 de mayo, pero en la junta de portavoces previa a la sesión el alcalde, Francisco de la Torre, pidió reabrir la comisión a petición de García Román, sin que ningún grupo se opusiera.

Pasado un tiempo, el pleno del Ayuntamiento aprobó el 19 de diciembre de 2006 la clausura de la investigación y la disolución de la comisión al entender “que no resulta acreditado que existieran irregularidades administrativas municipales y, menos aún, la existencia de un posible perjuicio causado a la cooperativa por la actuación municipal”, según explicó el concejal Juan Ramón Casero, que en aquellos momentos presidía la comisión de investigación.

El citado García Román en el año 2011 reiteró su denuncial ante la Fiscalía Provincial de Málaga que abrió diligencias de investigación penal para determinar si el alcalde, Francisco de la Torre, cometió un presunto delito de prevaricación al cerrar en falso la comisión de investigación.

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jueves, 14 de noviembre de 2019

Fábrica de billetes falsos

El 16 de enero de 1946 es descubierta en una casa del malagueño Camino de Suárez una fábrica de billetes falsos.

De la noticia informaba el diario ABC del 20 de enero del mismo año, que con el título “Detención de falsificadores” señalaba que sobre mediados del pasado mes de noviembre comenzaron a  circular billetes falsos de cíen pesetas, La perfección de estos, billetes, sobre todo en colorido, fue la causa de que varias entidades los admitieran como buenos.

Inmediatamente de tenerse conocimiento de la falsificación por la jefatura de Policía de Sevilla se adoptaron las medidas necesarias encaminadas el descubrimiento de la misma, haciéndose cargo de las gestiones la Brigada de Investigación Criminal.

Muy pronto pudo determinarse, que entre los días 10 y 20 del citado noviembre, dos individuos forasteros, que al parecer facilitaron nombres falsos, se habían alojado en una fonda de la calle Castilla. Sospechándose, en virtud de las investigaciones subsiguientes, que los mencionados sujetos pudieran ser los expendedores de los billetes ilegítimos que circulaban.

Billete falso de 100 pesetas.
Para localizar a los desconocidos forasteros, el jefe y dos agentes de la expresada brigada, en unión de otros dos funcionarios policiales afectos a la sección de Investigación del Banco de España se trasladaron el día 5 del mes a la ciudad de Málaga, prosiguiéndose allí las gestiones, con la cooperación de agentes de aquella plantilla.

Por fin en la madrugada del lunes último día 14, el inspector  y los agentes citados consiguieron la localización de los falsificadores en una casita de solo una planta situada sobre una eminencia de terreno en pleno campo en el sitio denominado "La Granja del Camino de Suárez”.

Los funcionarios, después de tomar las medidas de prevención para evitar la fuga de sus moradores, penetraron por sorpresa en el inmueble, sorprendiendo en una de las habitaciones a dos individuos que se hallaban, acostados, siendo detenidos inmediatamente.

El registro efectuado en el local destinado a la lucrativa "industria", dio como resultado el hallazgo de numerosos útiles de la falsificación, tales como dos prensas de mano, clichés de metal y de piedra litográfica correspondientes a billetes de 100 pesetas, así como tintas de diversas clases, papeles, etc. También se encontraron cierta cantidad de billetes ya confeccionados y dispuestos para su curso.

Los detenidos resultaron llamarse Fernando Gutiérrez Rojas, de veintinueve años, soltero y  calderero de profesión y Pedro López Gamber, de veintisiete años, dibujante. Poco después de estas detenciones se consiguió en un domicilio de la calle Somera, la de, otro "socio'' llamado Rodrigo Ruiz Lara, de veinticinco años, empleado.

Siempre según la citada información de ABC, López Gamber es un excelente dibujante que había extinguido ya una condena también por falsificación de billetes; y en cuanto a Gutiérrez-Rojas  tenía como misión el trabajo referente a litografía y vaciado de los clichés mediante ácidos.

Interrogados los expresados "industriales” terminaron  por confesar haber expendido unos 250 billetes de cien pesetas en Sevilla y otra cantidad menor en Málaga y en algunos otros pueblos.  Cuando fueron detenidos preparaban otra emisión de 250.000 pesetas en billetes de cien, que “esperaban fuese bien lograda”, habiendo asignado ya un importante “cupo” a Córdoba, Sevilla y Granada.

viernes, 21 de junio de 2019

Investigaciones marinas

El Laboratorio Oceanográfico de Málaga, dependiente del Instituto Español de Oceanografía, alcanzó a ser, durante sus 40 años de existencia, referencia internacional en el campo de las investigaciones marinas.

Aquí estuvo instalado el Laboratorio Oceanográfico.
Creado por decreto el 17 de abril de 1914, reunió los laboratorios costeros que existían en Palma de Mallorca, Santander y la propia Málaga. El objetivo de su fundación era la investigación de los métodos de pesca y de las artes utilizadas para su mejora, así como el estudio de los recursos marinos.

Las instalaciones se ubicaron en el número 47 del Paseo de la Farola. En 1929 se colocó la primera piedra de un nuevo edificio, que no llegó a inaugurarse como laboratorio, sino que lo ocupó la Comandancia de Marina, aunque ésta cedió para su uso el pabellón norte del edificio, dotado de con cuartos de trabajo independientes, laboratorios de Química, Oceanografía y Biología, un museo sumamente rico en especies interesantes y varios depósitos de abundante material para pescas y para la labor oceanográfica y un cuarto de fotografía.

Para realizar los trabajos en el mar el Laboratorio contaba con el balandro Averroes, posteriormente sustituido por el velero Príncipe Alberto I de Mónaco que cambiaría su nombre por el de Xauen.