Mastodon Málaga y sus historias: investigador
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viernes, 30 de junio de 2023

El arabista Francisco Guillén Robles

 

Francisco Guillén Robles, nacido en Málaga en 1846 y fallecido en Granada en 1926, forma parte de una interesante cadena de arabistas malagueños del siglo XIX, unidos entre sí por relaciones sucesivas de amistad y magisterio. Encabezada la serie Serafín Estébanez Calderón, continúa con su discípulo y protegido Francisco Javier Simonet, maestro a su vez de Francisco Guillén Robles. Muy próximos se hallan, asimismo, los también malagueños hermanos Lafuente Alcántara y Oliver y Hurtado.


Biblioteca Francisco Guillén Robles.


Francisco Guillén Robles nació en el barrio de El Perchel en el que su padre poseía un comercio de abacería. Procedente de una familia acomodada, cursó estudios de Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de Granada y en la Universidad Central de Madrid a partir de 1868.

Desde 1870 se dedicó a la abogacía al mismo tiempo que amplió sus investigaciones de historia, y en 1873 comienza a publicar Historia de Málaga y su provincia, que le valdría el ingreso en la Real Academia de la Historia y su nombramiento algo más tarde como cronista honorífico la ciudad de Málaga.

Su trabajo como arabista comienza a ser conocido con la publicación de Málaga musulmana en 1880 y por su participación en el V Congreso Internacional de Orientalistas celebrado en Berlín un año más tarde. En 1883 se instala en Madrid para trabajar en la Biblioteca Nacional, donde prepararía su obra Leyendas moriscas.

En cuanto a su participación en la vida cultural de la ciudad de Málaga, no hubo sociedad científica o literaria malagueña a la que no perteneció y en la que no destacó. Pero, sobre todo, Guillén estudió, investigó y publicó. Su objetivo no fue otro que la historia, a la luz de los datos suministrados por la arqueología y por los textos y enfocada a la recuperación de la historia local, con especial atención a su etapa musulmana.

En el terreno político, y como miembro del Partido Republicano Federal, llegó a ser diputado provincial en 1872, puesto que pronto abandonó, afectado tanto por las revueltas populares de 1873 como por las disidencias internas de su propio partido. Siempre se consideró y se confesó republicano y católico.

Una biblioteca en la barriada de Santa Paula lleva su nombre por decisión del Ayuntamiento malagueño.

miércoles, 17 de febrero de 2021

José Moreno Villa

 

José Moreno Villa, nacido en Málaga el 16 de febrero de 1887 y fallecido en Ciudad de México el 25 de abril de 1955 fue archivero, bibliotecario, poeta, articulista, crítico, historiador de arte, documentalista, dibujante y pintor. Enmarcado en la Generación del 27, durante la Segunda República española fue director del Archivo del Palacio Nacional de España (antes Palacio Real). Con la Guerra Civil se exilió primero en los Estados Unidos y posteriormente en México.


José Moreno Villa.


Nació en una familia de la burguesía malagueña dedicada al comercio internacional y de ideología conservadora. Hijo del diputado conservador y miembro de Unión Monárquica Nacional José Moreno Castañeda y de Rosa Villa Corró. Nieto del alcalde de Málaga por el Partido Conservador y amigo de Cánovas, Miguel Moreno Mazón.


La familia comerciaba con el vino de Málaga y por esta razón su padre le envió a estudiar química a Alemania, carrera que no terminó ya que “no podía ni quería dedicarme a analizar vinos en Málaga”. A su regreso comenzó a relacionarse con la bohemia artística de la ciudad que se reunía en las tertulias del Café Inglés en la malagueña calle Larios, conociendo a otros jóvenes poetas como Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, José María Hinojosa o José María Souviron, entre otros, y editando la revista Gibralfaro, precursora del animado panorama cultural de la ciudad y de otras revistas malagueñas como Ambos, Vida Gráfica o la célebre Litoral, de Altolaguirre y Prados.


Ya en Madrid, colabora con la Institución Libre de Enseñanza, frecuenta la Residencia de Estudiantes y hace amistad con Alberto Sánchez Pérez y Benjamín Palencia, con quienes participa, en 1925, en la Exposición de la Sociedad de Artistas Ibéricos en el Parque del Retiro madrileño.


Desde su labor como historiador especializado en arte y responsable de archivos contribuyó a la investigación del patrimonio artístico español y a la divulgación de la arquitectura moderna que empezaba a realizarse en España a partir de los años 20.


En 1931 se le nombró jefe del Archivo del Antiguo Palacio Real en el que investigó sobre los bufones que pintó Velázquez, integró valiosa información y catalogación formal al respecto, que publicó, ya en México, con el título de Locos, enanos, negros, y niños palaciegos. En 1937 se integra en México al grupo de intelectuales que había frecuentado en el barrio parisino de Montparnasse, como Federico Cantú, Alfonso Reyes, Luis Cardoza y Aragón o Renato Leduc.