Mastodon Málaga y sus historias: Luis Bolín
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martes, 22 de abril de 2025

Las peripecias de Arthur Koestler

 

Arthur Koestler era un periodista húngaro que se hizo pasar por simpatizante de los sublevados en la Guerra Civil para entrevistar a Queipo de Llano, y su testimonio fue uno de los más relevantes entre los de los extranjeros que presenciaron la masacre en la carretera Málaga-Almería durante la contienda.


Arthur Koestler.


El expediente procesal de Koestler cuando fue detenido, primero en la cárcel de Málaga y después en la de Sevilla y condenado a muerte, es uno de los documentos originales que se encuentra en el Archivo Histórico Provincial de la capital malagueña.

Koestler, militante del Partido Comunista y antifascista, se valió del capitán sublevado Luis Bolín para llegar hasta Queipo y entrevistarle, pero al ser descubierta su verdadera ideología huyó y publicó en Europa lo que todos negaban, que Alemania e Italia estaban ayudando a los nacionales pese al pacto de no intervención. Eso desató la ira de Bolín, quien se sintió traicionado y juró públicamente que, si cogía a Kostler, lo mataría "como a un perro rabioso".

Koestler fue acogido en su casa de Málaga por Peter Chalmers-Mitchell, un británico que disfrutaba de su jubilación después de haber sido un eminente zoólogo, y ambos contemplaron desde allí el drama de la carretera. En casa del británico encontró Bolín a Koestler, que fue inmediatamente capturado y conducido a la prisión de Málaga, donde estuvo del 9 al 13 de febrero, día en que fue trasladado a la de Sevilla, donde permaneció hasta el 26 de mayo, condenado a muerte.

Finalmente, gracias a la presión internacional y las negociaciones de las autoridades nacionales, el gobierno británico y la Cruz Roja, Koestler fue canjeado por otros prisioneros detenidos por los republicanos en Valencia, entre ellos la mujer del aviador sublevado Carlos de Haya. El expediente procesal de Koestler es uno de los casi 65.000 que se conservan en el Archivo Histórico de Málaga.


Fuente documental: Koestler, el periodista que engañó a los sublevados para entrevistar a Queipo. José Luis Picón. Diario La Vanguardia, 6 de febrero de 2017

jueves, 22 de abril de 2021

El periodista que colaboró para imponer el franquismo

 

Luis Antonio Bolín Bidwell que nació en Málaga en el año 1894, y falleció en la misma ciudad el 3 de septiembre de 1969, fue un abogado y periodista español, jefe del Sindicato Nacional de Hostelería y Similares, procurador en Cortes durante las cuatro primeras legislaturas del franquismo y de 1952 a 1963 consejero de información de la embajada de España en Washington. Pero además alguien muy comprometido con la dictadura y un conspirador activo contra el régimen republicano.


Luis Bolín.


De una familia de la burguesía malagueña de origen extranjero, que por entonces residía en Málaga, dedicada al negocio marítimo, al cultivo de la caña y la exportación de vinos dulces, estudió en las universidades de Granada y Madrid, ampliando estudios en Londres. Su tío Manuel Bidwell y Hurtado, hermano de su madre, entonces era obispo auxiliar de Westminster. Durante la II República Española fue agregado de prensa en la embajada de España en Londres, corresponsal de ABC y miembro de la secretaría de la Sociedad de Naciones.

En febrero de 1936, Bolín jugó un papel importante en el alquiler del avión Dragon Rapide que trasladó el 18 de julio de 1936 al general Franco desde las Islas Canarias a Tetuán vía Casablanca, y como recompensa fue nombrado capitán honorífico de la Legión. El contrato del citado aparato lo realizó por encargo de Juan Ignacio Luca de Tena, director de ABC, junto con Juan de la Cierva. A los pocos días del golpe de Estado de 1936, el 21 de julio, Franco le envió a Roma, junto al citado Juan Ignacio Luca de Tena, como emisario personal ante Mussolini, para pedirle su apoyo.

Durante la Guerra Civil Española fue adscrito a la Oficina de Prensa y Propaganda de las fuerzas sublevadas en Salamanca, y fue el encargado de relaciones con los corresponsales extranjeros, hasta su cese en mayo de 1937. Autorizó una entrevista al general Franco realizada por un periodista francés que acompañaba al cámara René Brut, en su presencia y en el patio del Palacio de los Golfines de Arriba de Cáceres. También consiguió una entrevista para el periodista-espía Arthur Koestler, del News Chronicle, con Queipo de Llano en Radio Sevilla.

Su familia fue perseguida en Málaga, refugiándose en principio en el domicilio de sir Peter Chalmers Mitchell, el cónsul británico en funciones, casa en donde poco más tarde Bolín arrestaría a Koestler, y después en ‘Villa Maya’, la casa del cónsul de México, Porfirio Smerdou, casado con Concha Altolaguirre Bolín, hermana del poeta de la Generación del 27, Manuel Altolaguirre Bolín.

Sin embargo, la personalidad despótica de Bolín, que llegó a amenazar a muerte a numerosos corresponsales extranjeros, incluso los que estaban adscritos a medios a favor de Franco, y también por su empeño en negar el bombardeo de Guernica, hizo que el marqués del Moral, coordinador de la propaganda franquista en Londres, fuera a Salamanca personalmente a recomendar a Franco su cese.

Asimismo, a pesar de haber acogido a sus familiares en su casa, Bolín pretendía arrestar a Chalmers-Mitchell por la publicación de una carta suya en The Times, “denunciando las atrocidades de los insurgentes” y este, nada más salir de España, denuncia la detención de Koestler causando un revuelo a nivel internacional, con el magnate de la prensa William Randolph Hearst denunciando al arresto como una “violación inaceptable de los derechos de los periodistas de desempañar su profesión”.

Finalmente, tras la intervención de numerosos parlamentarios británicos, de H. G. Wells, de Winston Churchill ante el Foreign Office, del gobierno de Francia, la Liga de Naciones, la Cruz Roja e incluso el Vaticano, Koestler fue entregado a las autoridades británicas, en un intercambio de prisioneros con la esposa del aviador franquista Carlos Haya, el 14 de mayo de 1937. Ese mismo día, Bolín fue sustituido por Pablo Merry de Val, y nombrado “enviado especial de la Delegación en Inglaterra, Países Escandinavos y Estados Unidos” y, después, jefe del Servicio Nacional de Turismo.

Con la constitución del primer Gobierno franquista, el 30 de enero de 1938, fue nombrado director general de Turismo, cargo en el que permaneció durante quince años. Su sobrino Enrique Bolín Pérez-Argemí fue alcalde de Benalmádena.