Mastodon Málaga y sus historias: progresista
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jueves, 26 de junio de 2025

Pedro Gómez Sancho, un alcalde progresista

 

Pedro Gómez Sancho, distinguido médico, presidente fundador del Liceo y alcalde constitucional de laga, en cuyo mandato se llevó a cabo el primer proyecto de canalización del Guadalmedina, representó también a Málaga en las Cortes, formando parte de la minoría progresista ta que votó en contra de la mayoría de edad de Isabel II.


Calle Pedro Gómez Sancho.


Nacido en Alhaurín de la Torre era el primogénito de una familia acomodada y burguesa, cursó el bachillerato en Málaga, pasando a Cádiz, donde se doctoró en Medicina y Cirugía. Regresó a su ciudad natal para ejercer su profesión como médico de beneficencia del Sagrario y cirujano del Hospital de la Caridad. De vocación política, se distinguió por sus ideas progresistas. Fue elegido en marzo de 1838 síndico primero y regidor por el distrito del Sagrario; y, en diciembre de 1842 alcalde constitucional de la ciudad.

Su mandato se caracterizó por las generalizadas mejoras del municipio. Tras el pronunciamiento de 1843, la Junta Revolucionaria le aclamó como presidente, proclamándole candidato a diputado a Cortes, escaño que ocupó en octubre de 1843. Su oposición a la propuesta parlamentaria de aceptar la mayoría de edad de Isabel II le valió la persecución del gobierno, por lo que se ausentó de Madrid y regresó a Málaga. Allí fue presidente fundador del Liceo Científico, Literario y Artístico, inaugurado con un discurso suyo el 8 de enero de 1843. Fue socio corresponsal del Instituto Médico Español y, entre otras, de las Academias Médico-Quirúrgicas de Cádiz, Granada y Barcelona. Fue condecorado con la Cruz de Carlos III y con la Encomienda de Isabel la Católica.

Compaginó sus aficiones políticas con las literarias y, entre 1839 y 1840, colaboró asiduamente en la revista romántica El Guadalhorce, donde publicaron Espronceda, Estébanez Calderón, Dolores Gómez de Cádiz y María Mendoza, entre otros. Representante del costumbrismo romántico, publicó en esta revista con los anagramas Megz-Ochoa y Smegnz-Ochoa. Su estilo, ausente de arcaísmos, es llano y sencillo, propenso a juegos conceptuales, a la ironía y al sarcasmo. Utilizaba estos recursos para permear en sus escritos su credo liberal y mejorar la sociedad.

Sus artículos versan sobre temas diversos. Los más abundantes reflejan tipos y costumbres locales, haciendo llegar hasta nosotros los modos de vivir de nuestros antepasados. Estos textos, divididos ya desde Zabaleta en tipos y escenas, son auténticos cuadros de costumbres y con ellos llegó a crear escuela entre las generaciones posteriores. Algunos de sus tipos se repitieron incluso en Los españoles pintados por sí mismos (1843-1844), la biblia del costumbrismo español. En muchos de ellos se trasluce una mirada irónica muy cercana a Larra. Estos cuadros de costumbres le valieron a Gómez Sancho su inclusión en la nómina de los más importantes costumbristas malagueños y que Salvador González Anaya le dedicara un capítulo en su discurso de ingreso en la Real Academia Española, que versó sobre dicho género. El resto de sus escritos está formado por artículos históricos, en los que aborda la descripción de monumentos emblemáticos de su ciudad; de temática puramente literaria (reseñas, biografías) y de orientación filosófica y social.

Su entierro fue una enorme manifestación de duelo a la que asistieron representantes de todas las clases sociales. Murió a los 43 años.

lunes, 23 de junio de 2025

Detención de progresistas

 

En 1851, España estaba bajo el gobierno moderado de Narváez, un periodo caracterizado por un autoritarismo creciente, represión de las libertades y persecución de los liberales progresistas. La década moderada (1844–1854) fue una etapa en la que se consolidaron instituciones conservadoras, se impuso el control sobre la prensa y se marginó al partido progresista del poder. Cualquier conato de oposición era duramente reprimido.


Archivo Histórico Provincial.


En Málaga, ciudad con fuerte presencia liberal y un importante movimiento obrero incipiente, hubo numerosas detenciones de personas identificadas como progresistas, republicanos o demócratas. Estas detenciones formaban parte de una estrategia del gobierno para neutralizar cualquier foco de insurrección tras varios conatos revolucionarios ocurridos en otras regiones.

Aunque no siempre se documentan con precisión todos los arrestos, se sabe que muchos detenidos eran miembros de sociedades secretas o clubes republicanos. Algunas de estas personas habían participado en pronunciamientos frustrados en años anteriores o estaban siendo vigiladas por sus actividades políticas. La represión incluyó arrestos sin juicio, traslados forzosos y en algunos casos torturas. Esta ola de represión ayudó a radicalizar a parte del movimiento progresista, que empezó a acercarse a posturas más democráticas y republicanas.

La represión no logró frenar del todo la actividad política clandestina, y contribuyó al descontento que culminaría en la Revolución de 1854 (La Vicalvarada), que supuso el final de la década moderada. Fueron muy comentadas las órdenes de la autoridad civil, para que fueran detenidas numerosas personas, en condición de sospechosas. En pocas horas ingresaron en la cártel cuarenta y tres individuos, varios de ellos de ideas avanzadas.

El Archivo Municipal de Málaga y el Archivo Histórico Provincial contienen actas judiciales y expedientes administrativos del reinado de Isabel II, especialmente durante la época moderada.

lunes, 31 de marzo de 2025

Las sociedades secretas en la Málaga del siglo XIX

 

En la Málaga del siglo XIX, las sociedades secretas jugaron un papel importante en la política, la economía y la cultura. Estas organizaciones, muchas de ellas con raíces en la masonería o en movimientos revolucionarios, reflejaban el clima de inestabilidad de la época, marcado por las luchas entre liberales y absolutistas, las Guerras Carlistas y las tensiones derivadas de la industrialización.


Sede de la Respetable Logia Sol.


La masonería tuvo una fuerte presencia en Málaga durante el siglo XIX, especialmente entre las élites ilustradas, comerciantes y militares. Se organizaban en logias que funcionaban como espacios de sociabilidad, donde se debatían ideas progresistas y republicanas. Estas logias a menudo servían como plataformas para la conspiración política y la resistencia al absolutismo.

Durante el Trienio Liberal (1820-1823) y la Revolución de 1868, Málaga fue un foco de actividad revolucionaria. Se crearon sociedades clandestinas para promover el constitucionalismo y la lucha contra el absolutismo de Fernando VII. Algunas de estas organizaciones tenían conexiones con los carbonarios y con la Sociedad de los Comuneros, inspiradas en los movimientos secretos italianos y franceses.

Con la industrialización creciente en Málaga, surgieron también sociedades obreras que, en muchos casos, operaban de manera semiclandestina. Estas agrupaciones buscaban mejorar las condiciones laborales y salariales, promoviendo huelgas y acciones de resistencia contra los empresarios. La Primera Internacional tuvo cierta presencia en la ciudad en la segunda mitad del siglo XIX.

La Sociedad de los Hijos del Pueblo, fundada en 1865, fue una organización anarquista y secreta tenía influencia en Málaga y otras regiones de Andalucía. Se inspiraba en los principios bakuninistas y promovía la lucha directa contra el Estado y la burguesía.

En conclusión, las sociedades secretas en la Málaga del siglo XIX fueron una herramienta para la resistencia política, el avance del pensamiento liberal y el desarrollo del movimiento obrero. Su impacto se dejó sentir en los cambios políticos y sociales que marcaron la evolución de la ciudad en esa época.

viernes, 23 de noviembre de 2018

José María González Ruiz, en el concilio Vaticano II

Al canónigo José María González Ruiz sus posiciones teológicas le crean numerosos problemas, como aparecer en la lista de los estudiosos bíblicos más peligrosos y ser excluido como teólogo consultor del Concilio Vaticano II, iniciado el 11 de octubre de1962.

Sin embargo, participa como traductor y llega a exponer sus reflexiones sobre la teología del mundo, recogidas literalmente por el Concilio en el Esquema XIII de la "Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual".
El teólogo José María González Ruiz. Foto: El País.

Pionero del diálogo marxismo-cristianismo, se verá inmerso en nuevos conflictos por sus artículos en prensa, libros y homilías.

Nacido en Sevilla en 1916, ingresó en el Seminario de Málaga en 1929, siendo obispo de la diócesis su tío Manuel González García. Terminó Teología en la Universidad Gregoriana de Roma y se ordenó sacerdote en 1939.

Alterna su trabajo en Málaga, después de ganar por oposición la canonjía lectoral, con largas estancias en Roma donde se integra en un equipo de investigadores en ciencias eclesiásticas y profundiza en el estudio de la Biblia.

A su muerte, el 28 de enero de 2005, cuando contaba con 90 años, el diario El País, recogía una completa semblanza de su trayectoria vital. Según lo publicado por el periodista Juan G. Bedoya, González Ruiz era doctor por la Universidad Gregoriana de Roma y autor de una veintena de libros y centenares de artículos, fue párroco del barrio de Triana en Sevilla y canónigo de la Catedral de Málaga.

Fue el teólogo español de mayor influencia en la Iglesia del Vaticano II (1962-1965). Algunos prelados asistentes a aquel concilio reformador contaron más tarde que, siempre que podían, se reunían con González Ruiz para entender los documentos y propuestas que llegaban a sus manos.

Las reuniones se celebraban en secreto en el convento de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, en el barrio de Carabanchel Alto (Madrid). En la otra orilla, los cardenales y arzobispos reacios a la reforma acudieron al general Franco, para organizar la oposición que, a voluntad del dictador, expresarían en el revolucionario concilio.

González Ruiz recibió en 1996 la Medalla de Oro de Andalucía. "Es indiscutiblemente una de las figuras más decisivas del catolicismo español. Tanto en democracia como en etapas de carencia de libertades fue un referente en la defensa de la paz, la libertad y la justicia social", decía el decreto de la Junta de Andalucía.