Mastodon Málaga y sus historias: médico
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jueves, 26 de junio de 2025

Pedro Gómez Sancho, un alcalde progresista

 

Pedro Gómez Sancho, distinguido médico, presidente fundador del Liceo y alcalde constitucional de laga, en cuyo mandato se llevó a cabo el primer proyecto de canalización del Guadalmedina, representó también a Málaga en las Cortes, formando parte de la minoría progresista ta que votó en contra de la mayoría de edad de Isabel II.


Calle Pedro Gómez Sancho.


Nacido en Alhaurín de la Torre era el primogénito de una familia acomodada y burguesa, cursó el bachillerato en Málaga, pasando a Cádiz, donde se doctoró en Medicina y Cirugía. Regresó a su ciudad natal para ejercer su profesión como médico de beneficencia del Sagrario y cirujano del Hospital de la Caridad. De vocación política, se distinguió por sus ideas progresistas. Fue elegido en marzo de 1838 síndico primero y regidor por el distrito del Sagrario; y, en diciembre de 1842 alcalde constitucional de la ciudad.

Su mandato se caracterizó por las generalizadas mejoras del municipio. Tras el pronunciamiento de 1843, la Junta Revolucionaria le aclamó como presidente, proclamándole candidato a diputado a Cortes, escaño que ocupó en octubre de 1843. Su oposición a la propuesta parlamentaria de aceptar la mayoría de edad de Isabel II le valió la persecución del gobierno, por lo que se ausentó de Madrid y regresó a Málaga. Allí fue presidente fundador del Liceo Científico, Literario y Artístico, inaugurado con un discurso suyo el 8 de enero de 1843. Fue socio corresponsal del Instituto Médico Español y, entre otras, de las Academias Médico-Quirúrgicas de Cádiz, Granada y Barcelona. Fue condecorado con la Cruz de Carlos III y con la Encomienda de Isabel la Católica.

Compaginó sus aficiones políticas con las literarias y, entre 1839 y 1840, colaboró asiduamente en la revista romántica El Guadalhorce, donde publicaron Espronceda, Estébanez Calderón, Dolores Gómez de Cádiz y María Mendoza, entre otros. Representante del costumbrismo romántico, publicó en esta revista con los anagramas Megz-Ochoa y Smegnz-Ochoa. Su estilo, ausente de arcaísmos, es llano y sencillo, propenso a juegos conceptuales, a la ironía y al sarcasmo. Utilizaba estos recursos para permear en sus escritos su credo liberal y mejorar la sociedad.

Sus artículos versan sobre temas diversos. Los más abundantes reflejan tipos y costumbres locales, haciendo llegar hasta nosotros los modos de vivir de nuestros antepasados. Estos textos, divididos ya desde Zabaleta en tipos y escenas, son auténticos cuadros de costumbres y con ellos llegó a crear escuela entre las generaciones posteriores. Algunos de sus tipos se repitieron incluso en Los españoles pintados por sí mismos (1843-1844), la biblia del costumbrismo español. En muchos de ellos se trasluce una mirada irónica muy cercana a Larra. Estos cuadros de costumbres le valieron a Gómez Sancho su inclusión en la nómina de los más importantes costumbristas malagueños y que Salvador González Anaya le dedicara un capítulo en su discurso de ingreso en la Real Academia Española, que versó sobre dicho género. El resto de sus escritos está formado por artículos históricos, en los que aborda la descripción de monumentos emblemáticos de su ciudad; de temática puramente literaria (reseñas, biografías) y de orientación filosófica y social.

Su entierro fue una enorme manifestación de duelo a la que asistieron representantes de todas las clases sociales. Murió a los 43 años.

viernes, 9 de junio de 2023

El médico malagueño que proclamó la república catalana

 

José García Viñas, hijo de un librero y editor malagueño, se marchó a Barcelona, para estudiar Medicina y el 5 de marzo de 1873 declaró el «Estado catalán federado con la República española». Las aspiraciones de proclamar una república en Cataluña no son nuevas. Pero el primer intento de crear un estado independiente no lleva el apellido de ningún catalán, ni de ningún nacionalista. Un malagueño, y de ideología anarquista, fue el protagonista de este primer intento de un estado catalán, pero dentro de la república federal española.


José García Viñas.


El breve reinado de Amadeo I de Saboya dio paso a la I República, el 11 de febrero de 1873. Un mes después, el 5 de marzo, un malagueño pasaría a la historia al proclamar la república catalana. Solo duró dos días, pero el nombre del médico anarquista José García Viñas, nacido en Málaga en 1848 quedó así unido a los movimientos separatistas que se han sucedido desde entonces y hasta la actualidad. Ese día, un grupo de políticos, dirigidos por el entonces aún estudiante de medicina malagueño y por el médico socialista francés Paul Brousse, y apoyados por unos 16.000 voluntarios, proclamaron en el Ayuntamiento de Barcelona el «Estado catalán federado con la República española». Tras dos días de negociaciones con el Gobierno central, encabezado por el presidente de la República Estanislao Figueras, se revocó la proclamación.

Como ya se ha señalado, José García Viñas nació el 3 de noviembre de 1848 en Málaga. Era hijo de un conocido librero y editor progresista, José García Taboada. Otras fuentes indican, en cambio, que era artesano sombrerero y que luego se pasó a la edición. José se trasladó a Barcelona para estudiar Medicina. Estudiando en Cataluña, se incorporó al núcleo barcelonés de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT), una organización de corte anarquista. Sus ideas revolucionarias quedaron plasmadas en su propio discurso para optar al grado en Medicina y Cirugía, que presentó el 30 de octubre de 1876 y que fue impreso un año más tarde en la librería familiar, que entonces se encontraba en el número 1 de la calle Molina Lario, con fachada a la calle de Granada y a la del Duque de la Victoria.

García Viñas tituló su trabajo «Apuntes para el estudio médico-higiénico de la miseria». Relacionaba la situación de miseria de las personas con la prostitución, la embriaguez o el hambre. Los que viven en la miseria «contraen enfermedades, mueren antes y comprometen la salud general», escribió, sosteniendo que «la salud general es la base del engrandecimiento intelectual y material de los pueblos», pues … «sin ella ni bien ni dicha existen; por esto el lema indeleble de médicos y legisladores ha de ser «salus populi, suprema lex»».

García Viñas que era amigo de Bakunin y de Kropotkin, director de La Federación y La Revista Social, se mostró siempre dispuesto a la acción, siendo partidario de tácticas insurreccionales. La circunstancia de que no fuera obrero, y que por tanto no estuviese sujeto a una rigurosa jornada laboral, facilitó que se convirtiera en el eje de lo que quedaba de la Federación Regional Española -la sección española de la I Internacional anarquista en el periodo 1874-1881, y que redactara prácticamente casi todos los proyectos, memorias y resoluciones de aquellos años.

Más adelante abandonó el movimiento a finales de 1880, debido a discrepancias ideológicas con Rafael Farga i Pellicer y con Josep Llunas i Pujols (partidarios de la acción legal y sindical), las críticas por el carácter aparentemente autoritario de su gestión, y por las reticencias generadas por el hecho de practicar una profesión no manual.

José García Viñas regresó a Málaga después de abandonar la militancia anarquista y se dedicó durante unos años al ejercicio privado de la medicina. En 1894, durante la huelga de La Industrial Malagueña, fue encarcelado en Málaga, el fundador del Partido Socialista, Pablo Iglesias. Estuvo en prisión un total de cuarenta días repartidos en dos períodos, uno en noviembre y el otro del 16 de diciembre al 12 de enero de 1895. García Viñas fue el médico que le atendió en aquellos momentos.

En 1902 ganó la plaza de médico de la Beneficencia Municipal de la ciudad de Melilla, de la que fue director así como del hospital de la Cruz Roja de esa ciudad. En 1931, ya jubilado, fue elegido concejal de Melilla. García Viñas murió el 7 de septiembre de 1931 en Melilla a la edad de 83 años y fue enterrado civilmente acompañado por una representación de obreros de diferentes gremios. Este entierro celebrado el 8 de septiembre, se convirtió en una multitudinaria manifestación de duelo de todos los sindicatos y partidos de izquierda de la ciudad autónoma de Melilla.


martes, 14 de diciembre de 2021

El propulsor de la Academia de Ciencias

 

Luis Parody López, nació en Casarabonela (Málaga) y era hijo de Carlos Parody, un prestigioso maestro de escuela que a partir de 1856 dirigiría una escuela en la localidad. Desde muy niño, Luis mostró gran afición por el estudio de las ciencias naturales, actividad que no abandonó en toda su vida.


Antigua sede de la Academia de Ciencias.


Estudió la carrera de Medicina y se licenció el 4 de noviembre de 1868 y obtuvo el grado de doctor en enero de 1874, empezando a ejercer la carrera en su pueblo natal. Varios años después se trasladó a Málaga, donde residió varios años y donde alcanzaría una gran reputación como médico y naturalista.


En 1872 participó, junto a otros destacados científicos e investigadores, en la fundación de la Academia Malagueña de Ciencias de la que fue socio y presidente. La Academia tiene como objetivo promover investigaciones, organizar reuniones científicas, conferencias, seminarios, coloquios, congresos y todo cuanto redunde en el estudio, fomento, desarrollo e investigación de la ciencia en general, según sus Estatutos.


En la actualidad la Academia está asociada al Instituto de España y es miembro del Instituto de Reales Academias de Andalucía. Su sede provisional se encuentra en unas instalaciones cedidas por el Ayuntamiento de Málaga en la calle Moratín, ya que su sede oficial, en la Plaza de la Constitución, tuvo que ser cerrada a consecuencia de una inundación. Su importante biblioteca está instalada en la Universidad de Málaga.


Años más tarde Parody se trasladó a Madrid donde con gran éxito ejerció la Medicina y creó el Centro Andaluz. Tuvo dos hijas, Josefina, que fue una afamada pintora discípula de Emilio Ocón, aunque años mas tarde ingresó en una orden religiosa en la que ocupó altos cargos, y Julia que fue una célebre pianista tanto en España como en el extranjero, como se reflejó en la prensa de la época. Luis Parody López falleció en 1918 en Madrid.

martes, 1 de junio de 2021

Félix Jiménez de Ledesma, el médico de los pobres (y II)

 

Como ya se vio en la entrega anterior, tras las elecciones municipales de 1909, el pueblo de Marbella se echa a la calle contra el alcalde y el juez, alineados con la familia Chinchilla, caciques de la época, debido a la detención del médico Jiménez Ledesma. Esta protesta contra la estructura corrupta del sistema deriva en el saqueo del Ayuntamiento y la quema de mobiliario y documentos. Numerosas personas, sin excepción de mujeres y niños, fueron detenidas por la Guardia Civil.


Calle del Río en el Barrio (Marbella).


El permanente enfrentamiento que el doctor Jiménez de Ledesma mantuvo con la pequeña oligarquía local, escudada en el control del poder municipal y habituada a las prácticas caciquiles, impulsó sin duda la creación de una organización con capacidad para enfrentarse a unos grupos que no son identificables necesariamente con grandes intereses económicos, representados en la comarca por la compañía minera The Marbella Iron Ore Company Limited y La Sociedad Colonia de San Pedro Alcántara, sino con grupos medios que desde la gestión de los recursos municipales a través de la patrimonialización de los cargos públicos dominan a una ciudadanía que ha de mantenerse dócil al cacicato liberal de los Chinchilla a fin de garantizar la permanencia del respectivo jefe político en el parlamento.


Un equilibrio que en Marbella quedará traumáticamente dislocado por la poderosa y excéntrica personalidad de Félix Jiménez de Ledesma, un médico licenciado en la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad de Zaragoza, que a su llegada a Marbella poseía una amplia experiencia profesional, pero cuya innovadora forma de ejercer la medicina y su poco convencional forma de vida, se bañaba desnudo en las playas de la época, chocó con la provinciana sociedad local.


Su trayectoria profesional en la localidad quedó marcada por su enfrentamiento con el doctor Félix de Zea Urbano, médico forense y director del Hospital San Juan de Dios e Hijuela Expósitos de la ciudad, quien pretendió acceder a la plaza de médico titular del d el doctor Jiménez de Ledesma. La acumulación de cargos públicos en manos de una sola persona o en los miembros de una misma familia no era infrecuente, en esta ocasión la pretensión del influyente doctor Zea fue rechazada por la corporación municipal al considerar incompatible su cargo de director del Hospital de San Juan de Dios con el de médico municipal.


Desde 1903 los dos médicos de la Beneficencia Municipal venían reclamando la dotación de una nueva plaza para atender a un servicio que el galopante aumento de la pobreza, incrementado desde la crisis de 1905, demandaba. Cuando la plaza fue creada, el doctor Jiménez de Ledesma contó con el apoyó profesional de sus colegas médicos y con el respaldo político de una corporación de clara filiación liberal con representación republicana.


La valoración que en agosto de 1908 hacía el alcalde, Manuel Álvarez Cabello, ensalzando su “laboriosidad, inteligencia y honradez” se opone a las descalificaciones a las que apenas unos meses más tarde hubo de enfrentarse.


Entre los sucesos que protagonizó Jiménez Ledesma el 12 de mayo, destaca su detención cuando se encontraba visitando a sus enfermos. Según su propia versión, una pareja de la policía municipal intentó cachearlo, la resistencia opuesta por el médico, que no se caracterizaba precisamente por su docilidad de carácter, atrajo a varias mujeres de El Barrio en su defensa. Conducido a la cárcel, situada como el Ayuntamiento en la plaza central de la ciudad, fue seguido por una multitud de personas que aumentaba a medida que se extendía la noticia de la detención.


Más de 2.000 personas llegaron a congregarse frente a las puertas de la Casa Capitular. Mientras la gran mayoría pedía a voces la comparecencia del alcalde a quien se consideraba responsable de la detención, otros intentaban presentarle una solicitud en regla en demanda de libertad. El alcalde, ante las amenazas e insultos que contra él lanzaba el conjunto de la chiquillería y las mujeres, recurrió a la Guardia Civil.


La concentración de amigos y simpatizantes del doctor Jiménez de Ledesma se convirtió en un violento motín. Entre las 6 de la tarde y las 11 de la noche del 12 de mayo de 1909, las calles del Río, San Cristóbal, San Ramón, Luna, Lucero y Sol quedaron desiertas, sus gentes cruzaron el río de la Represa, una barrera que separaba el barrio más pobre del elegante casco urbano y tomaron la plaza de la Constitución.


El Ayuntamiento fue asaltado y saqueado, la multitud recorrió las distintas estancias del edificio abriendo los balcones y arrojando el mobiliario a la calle, una inmensa pira se formó en el centro de la plaza con muebles y libros, dando lugar a una hoguera cuyas llamas alcanzaron grandes proporciones.


Mientras la multitud aplaudía la destrucción de los documentos “en los que quizá se contuviera en letras de oro la historia triunfal del odioso caciquismo”, algunos grupos insistían en localizar al alcalde, quien posiblemente fuera testigo de aquel inesperado brote de violencia desde la sede del Círculo Agrícola e Industrial, situado en la esquina de la plaza, cerca de la casa de los Chinchilla.


De allí pudo escapar saltando por una ventana, lo que llevó a sus enemigos a volver sus iras contra los domicilios de los políticos demócratas, es decir de los seguidores del general López Domínguez. Al filo de la medianoche la violencia no arreciaba, los escasos efectivos de la Guardia Civil se mostraban impotentes para controlar a una multitud compuesta en gran parte por mujeres y niños de corta edad a quienes no disuadían los disparos que las fuerzas de orden público, reforzadas por la presencia de carabineros, efectuaban al aire.


La amenaza de que el motín se extendiera, llevó al Juez de Instrucción a poner en libertad al doctor Jiménez de Ledesma, y sólo entonces cesó la violencia. Cuando el médico pisó la plaza, sus seguidores lo aclamaron, acompañándolo prácticamente en procesión hasta su cercano domicilio en la calle de la Fortaleza.

lunes, 31 de mayo de 2021

Félix Jiménez de Ledesma, el médico de los pobres (I)

 

Tras las elecciones municipales de 1909, el pueblo de Marbella se echa a la calle contra el alcalde y el juez, alineados con la familia Chinchilla, caciques de la época, debido a la detención del médico Jiménez Ledesma. Esta protesta contra la estructura corrupta del sistema deriva en el saqueo del Ayuntamiento y la quema de mobiliario y documentos. Numerosas personas, incluidos mujeres y niños, fueron detenidas por la Guardia Civil.


Félix Jiménez de Ledesma.


Los sucesos de Marbella de mayo de 1909, un violento motín con amplia participación popular procedentes de los sectores más pobres de la ciudad, fue la demostración de la existencia, en los márgenes del anquilosado sistema de la Restauración de una densa red asociativa en la que desde primeros de siglo venían coincidiendo en las demandas de democratización del sistema formuladas por formaciones republicanas como Mar y Tierra con las reivindicaciones obreras de organizaciones como La Emancipación.


A través de los colectivos ciudadanos, al filo de 1909, se pudo articular en Marbella la oposición a la hegemonía del caciquismo tradicional a partir de la creación de una nueva organización, la Junta de Defensa Administrativa de Marbella, liderada por la personalidad del médico Félix Jiménez de Ledesma, inserta en una gran organización de ámbito provincial que agrupó las demandas de organismos y corporaciones apoyada en un programa de regeneración del sistema, próximo al reformismo, corriente política generada en la Institución Libre de Enseñanza que representa en Marbella el citado doctor Jiménez de Ledesma.


La Junta de Defensa Administrativa de Marbella fue creada en abril de 1909 por el médico de la Beneficencia Municipal Félix Jiménez de Ledesma, con el apoyo y asesoramiento de Pedro. A. Rozo y con el respaldo de La Regional. En Marbella, esta organización, a diferencia de la mayoría de las de la provincia, acoge mayoritariamente a trabajadores del campo y de la mina. Encabezada además de por Jiménez de Ledesma por un farmacéutico, dos militares retirados y algunos pequeños industriales.


La Junta de Defensa de Marbella, con domicilio social en el número 6 de la calle Lobatas, representó la continuidad del asociacionismo obrero y republicano, como evidencia la presencia entre sus asociados de hombres procedentes de las citadas organizaciones republicanas Mar y Tierra y de La Emancipación, esta última una asociación obrera con arraigo en el sector minero. Precisamente desde la Junta de Defensa se canalizarán a través de su presidente y de Sandalio Chicote su secretario, las denuncias de los trabajadores de la mina sobre el trabajo a destajo.


Pero la Junta de Defensa de Marbella fue sobre todo un instrumento creado por el doctor Jiménez de Ledesma para enfrentarse a las clientelas locales de la familia Chinchilla, emparentada con López Domínguez, jefe de una facción del Partido Liberal, cuyos parientes y amigos políticos ostentaban desde 1890 la representación del distrito electoral de Coín-Marbella de casi ininterrumpida obediencia liberal.


Próxima entrega: Félix Jiménez de Ledesma, el médico de los pobres (y II)

miércoles, 4 de noviembre de 2020

El diputado Ramos Acosta (y II)

 

El 14 de Abril de 1931 Aurelio Ramos y Baeza Medina izaron la bandera tricolor republicana en la Administración de Correos y Telégrafos, y al frente de los concejales republicanos colocaron la bandera en el balcón principal del Ayuntamiento de Málaga, comunicando al pueblo la noticia de la proclamación de la II República. (1*)


Concejales republicanos izan la bandera dela República en el Ayuntamiento.


Ranos Acosta obtuvo acta de diputado a las Cortes Generales en 1933, desde donde pretendió la eliminación de las escuelas insalubres en Málaga, creando nuevas escuelas para reducir o extinguir el analfabetismo de miles de niños sin escolarizar, y la acometida de obras para paliar el paro obrero. El gobierno reaccionario del bienio negro frustró por completo su deseo.


Fracasado el golpe militar del 18 de julio en Málaga, en agosto organizó muy eficazmente todo el sistema hospitalario público malagueño, creando el Hospital Central de Evacuación Miramar, antiguo hotel con 300 camas, centralizando los servicios médico-quirúrgicos de la capital y los diversos hospitales provisionales de sangre, y descongestionando el Hospital Noble y el Civil para la atención de heridos en los frentes y bombardeos.


Instaló laboratorios de análisis y de Rayos X, montó una biblioteca, impartió cursillos para enfermeras y reorganizó la Beneficencia Municipal. Para atender a la gran cantidad de enfermos, por el hacinamiento y la extensión de enfermedades infecto-contagiosas en los centros de acogida a refugiados, trasladó las camas del Hospital Noble al antiguo hotel Regina.


En octubre pasó a dirigir el Hospital Civil Provincial, así como la sub-inspección general de los Servicios Sanitarios, controlando toda la atención hospitalaria malagueña hasta la ocupación de Málaga. Ramos Acosta también presidió la Comisión de Defensa Antiaérea con su primo el ginecólogo Heliodoro Ramos Ramos.


El 8 de febrero de 1937, con las tropas franquistas a las puertas de la ciudad, Aurelio Ramos Acosta, tras poner a salvo a su familia, permaneció en el hospital dirigiendo la evacuación de los heridos. Él mismo no emprendió huida hasta que no acabó toda su labor, e hizo el camino a pie con la “Desbandá” al ocupar otros su coche oficial. Alcanzó la localidad costera de Maro y ante la imposibilidad de continuar se entregó a los falangistas en Nerja. Fue encarcelado en la Prisión Provincial donde estuvo 3 días incomunicado para después pasar a atender a los presos hacinados. Su consulta fue saqueada.


En Consejo de Guerra algunos de sus compañeros médicos le acusaron con saña, sin embargo el doctor Gálvez Ginachero reconoció que se limitó a servicios exclusivamente médicos, y su trato fue exquisito con todo el personal.


Numerosos médicos y personal sanitario afectos al franquismo reconocieron que el Hospital Civil bajo su mando fue un lugar de refugio de médicos, empleados del mismo y familiares considerados personas de derechas que allí se encontraban protegidas.


A pesar de todo esto el tribunal le condenó a muerte por rebelión militar, Ramos Acosta se negó a firmar la sentencia. Las argumentaciones para justificar su ejecución en la farsa de juicio que se le formó derivaban de su gran significación política y social en la Málaga republicana. El 9 de Mayo de 1937 fue ejecutado, junto a su primo Heliodoro Ramos, en las tapias del cementerio de San Rafael.


(1*) Trabajo basado en la publicación Generaciones de Plata. Recuperación de Memoria histórica de científicos andaluces represaliados, del que es autora la profesora de la Universidad de Málaga Encarnación Barranquero Texeira.

martes, 3 de noviembre de 2020

El diputado Ramos Acosta (I)

 

Aurelio Ramos Acosta nació en Cómpeta en 1893. Su padre era comerciante, conservador. Estudió bachillerato en Málaga, y Medicina en Madrid y Santiago de Compostela licenciándose en 1917; obtuvo el doctorado con sobresaliente en 1922. Casado con Elvira, tuvo 2 hijas, María Victoria y Aurelia. (1*)


Aurelio Ramos Acosta.


Ejercició profesionalmente en Madrid como otorrinolaringólogo en la Asociación Médico-Quirúrgica Española, y en 1921 fue nombrado jefe de la Clínica de Otorrinolaringología de la Asociación Ferroviaria Médico-Farmacéutica. Estuvo 6 meses en Londres en 1922, donde recibió una mención especial del University College por sus investigaciones del aparato auditivo.


Fue director de Laringología del dispensario Antituberculoso de Málaga (1923), Médico de la Beneficencia Municipal (1924-1933 y 1935-1937), director de la Revista Médica de Málaga (1924), director general de Hospitales de Málaga (1936), subinspector general de los Servicios Sanitarios de Málaga y Provincia (1936-1937), y drector del Hospital Civil Provincial (1936-1937).


Las clases acomodadas malagueñas le boicotearon sistemáticamente. Durante su estancia en Madrid, comprometido con la medicina pública, fue congresista, ponente y escritor en el Ateneo. En Málaga activó y fue presidente del Ateneo de Ciencias Médicas del Colegio de Médicos (1924) y su bibliotecario (1928), creando conciencia democrática en un sector de los profesionales médicos.


Defendió la salud como un derecho fundamental del hombre, denunció la dramática situación sanitaria de las clases populares; sus profundas convicciones democráticas le llevaron a criticar, con otros 30 médicos más, el carácter autocrático de la gestión de la directiva del Colegio Médico.


Abogó por una potente sanidad pública mediante servicios sanitarios municipales según el eficiente modelo de la Unión Soviética, para reducir la exagerada mortalidad de la población, proponiendo la creación de un Hospital Municipal y un nuevo sistema de ingreso y ascenso del personal. En 1932 denunció la escasa aportación española a la investigación clínica y al progreso científico, instando a la incorporación a los avances europeos.


Aurelio Ramos Acosta perteneció a la Agrupación de Médicos Liberales, a la directiva de la Sociedad de Amigos del País, y se comprometió políticamente con el Partido Republicano Radical-Socialista en 1929, especialmente en su organización en Málaga donde fue secretario general, desarrollando una intensa actividad política. 


(1*) Trabajo basado en la publicación Generaciones de Plata. Recuperación de Memoria histórica de científicos andaluces represaliados, del que es autora la profesora de la Universidad de Málaga Encarnación Barranquero Texeira.