Mastodon Málaga y sus historias: Teba
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jueves, 9 de enero de 2025

Asesinato en calle Martínez

 

Si hay un hecho misterioso relacionado con la vida del IV marqués de Larios y del que ha sido muy difícil encontrar información, ya que extrañamente no existen noticias en la prensa de la época y sí confusos relatos verbales, es el del asesinato de una joven doncella, Águeda Escalante Ortega, natural de Teba (Málaga) con 31 años de edad y dicen que de extraordinaria belleza, que trabajaba al servicio de la Casa Larios, entonces enclavada en la calle Martínez número cinco de Málaga. Desde el triste suceso hasta la fecha, una mano negra se ha encargado de echar tierra encima del asunto.


Calle Martínez en el siglo pasado.


Según la investigación, Águeda Escalante Ortega era novia de otro trabajador de los Larios -la familia tenía a su servicio cerca de 20 empleados domésticos-, concretamente de Tomás Martínez González, un botones (recadero), que al parecer en ocasiones hacía las veces de mozo de comedor.

El marqués de Larios, José Antonio Larios Franco, que tenía fama de ser lo que en lenguaje vulgar se denomina un pichabrava y que otros definen como un bandolero del amor, se encaprichó con la joven y guapa doncella, lo que ocasionó los celos del novio que la mató a puñaladas con un estilete el día 14 de marzo de 1944. Según la autopsia, las heridas sufridas causaron una gran hemorragia que determinó el fallecimiento de la víctima.

Según las fuentes, el asesinato se cometió en el conocido como cuarto de las maletas, en el que se ubicaban los termos del agua caliente, y que estaba contiguo al vestidor de la marquesa y en donde, tras el trágico suceso, Pilar Príes ordenó colocar en la pared un crucifijo, que se mantuvo hasta el cierre de la casa. Desde entonces quedó prohibido mantener relaciones entre el personal de servicio, aunque siempre las hubo pero se llevaban en secreto.

El presunto autor de los hechos fue detenido de inmediato, tras el griterío del personal del servicio, al parecer, después de que el marqués descubriera el cuerpo sin vida de la doncella que estaba escondido en un armario del que goteaba sangre, ya que vio fluir un líquido verde, en lugar de rojo. José Antonio Larios era daltónico. Tomás trató de quitarse la vida, intentando saltar al vacío desde la terraza de la casa, adonde se había encaramado durante la confusión.

Tomás Martínez González fue juzgado por la Audiencia Provincial de Málaga el 9 de diciembre de 1947 y condenado, en la sentencia número 371, por delito de asesinato a la pena de 20 años y un día de reclusión mayor, accesorias y al pago de 15.000 pesetas a los herederos de Águeda Escalante. Según las fuentes, fue agraciado con el premio gordo de la lotería de Navidad durante su estancia en prisión. Añadir que el sumario de la causa número 64/1944 del Juzgado de Instrucción n.º1 de Málaga no ha podido ser localizado.


Fuente documental: La herencia envenenada del marqués de Larios. Ramón Triviño. Amazon. Enlace de compra: https://acortar.link/ziyi3f


(Entrada publicada en este mismo blog el día 6 de noviembre de 2018)

jueves, 26 de octubre de 2023

Sir James Douglas

 

El noble escocés sir James Douglas, nacido en 1286, participó y murió en la toma del Castillo de La Estrella (Teba). Junto a un grupo de compatriotas participo a las órdenes de Alfonso XI, en 1330, en esta batalla. Su presencia allí no era casual. Tenía como misión cumplir el deseo de su rey fallecido, Robert The Bruce I, de llevar su corazón (embalsamado) hasta una cruzada. El rey fue héroe de la independencia de Escocia y popularizado entre el gran público gracias a la película de Mel Gibson Braveheart.


Monumento a sir James Douglas.


Robert the Bruce, nacido en 1274, logró en 1309 coronarse como rey de Escocia y ganar así la independencia frente al reinado británico de Eduardo I. Desde entonces, su particular obsesión fue la de ganarse el favor de Roma, ya que era plenamente consciente de que la bendición a favor por parte del Papa se traduciría en una garantía de futuro para la nueva nación.

Por entonces, Roma tenía en las Cruzadas su principal empeño y la reconquista de Tierra Santa era el objetivo de la misión, así que Robert the Bruce decidió partir hacia Jerusalén para liberar la Ciudad Santa de los árabes. Sus planes se torcieron cuando en 1329, una vez forjada la pacificación de Escocia, y dispuesto por tanto a marchar, contrajo la lepra y murió el 7 de junio de aquel mismo año en Cardross (Escocia).

Antes, pudo encomendar a uno de sus hombres de confianza, James Douglas, la misión de participar en las Cruzadas llevando consigo su mismísimo corazón, embalsamado, que debería ser depositado en el Santo Sepulcro. Douglas cumplió la promesa, una vez muerto su señor, extrajo su corazón, lo guardó en una urna de plata y en 1330 se embarcó con su ejército rumbo a Jerusalén.

Buena parte del largo viaje de Douglas transcurría por las costas de la Península Ibérica. El rey castellano Alfonso XI supo del proyecto escocés y decidió enviar un emisario a Douglas para brindarle una invitación para participar en sus campañas militares. Pocos años antes, el Papa había señalado a al-Andalus como tierra de Cruzada, lo que había movido a muchos caballeros europeos, especialmente franceses, a participar en la liberación de Castilla.

El monarca, de esta manera, ofreció al guerrero escocés combatir contra los sarracenos en este territorio, sin necesidad de alcanzar Jerusalén, donde seguramente sus hombres llegarían mucho más cansados y con menos posibilidades de éxito.

Aunque la promesa realizada a Robert the Bruce se refería explícitamente a Jerusalén, Douglas decidió aceptar. Dispuso el corazón embalsamado de su señor en su pecho, como un emblema, y agrupó a sus hombres bajo las órdenes de Alfonso XI. El siguiente objetivo de la Reconquista estaba bien definido, el Castillo de la Estrella en Teba, en la comarca malagueña de Guadalteba. Los escoceses se unieron así a un copioso ejército de castellanos, aragoneses, leoneses y portugueses que ya habían conquistado otras fortalezas similares de la frontera granadina.

El castillo fue liberado, pero Douglas murió en la batalla en 1330. Cuando el soldado escocés se vio rodeado por sus enemigos, arrojó el corazón de su rey al vacío y pronunció la siguiente sentencia: «Ahora muéstranos el camino, ya que venciste, y yo te seguiré o moriré».

El cuerpo de Douglas y el corazón de Robert the Bruce fueron custodiados por los soldados musulmanes. Cuando el rey Mohammed V supo que el corazón pertenecía al rey de Escocia, decidió enviarlo allí junto al cuerpo del soldado muerto en combate. Ambos descansan hoy en la abadía de Melrose, ciudad escocesa hermanada con Teba desde 1989.

A pesar de la cantidad de elementos históricos que reúne este episodio, no empezó a conocerse bien en la provincia de Málaga hasta mediados de los 80 del siglo pasado, cuando un ciudadano escocés que se presentó como descendiente de James Douglas se puso en contacto con la Universidad de Málaga con la intención de recobrar la memoria de su antepasado en el lugar en el que falleció.

Hoy sir James Douglas es recordado con un monolito en la localidad de Teba y mediante las Jornadas Escocesas, que se celebran en esta villa cada mes de agosto.


martes, 15 de noviembre de 2022

Cuando robaron las campanas

 

El pánico cundió en Teba, municipio de casi 4.000 habitantes al norte de la provincia de Málaga durante el mes de julio de 2019. Numerosos vecinos se movilizaron en la plaza junto a la iglesia de la Santa Cruz Real, sin dar crédito a sus ojos: los técnicos de una empresa se estaban llevando tres de las seis campanas del templo.


Iglesia de Santa Cruz Real.


El boca a boca y los grupos de WhatsApp hicieron que en apenas minutos más de un centenar de personas se dieran cita junto el edificio religioso, levantado en el siglo XVIII. Minutos más tarde, el propio alcalde de la localidad, Cristóbal Corral, se acercó al lugar para averiguar qué estaba ocurriendo. “En ese momento parecía que las iban a descolgar para no devolverlas jamás”, aseguró el regidor.

La defensa popular de unas campanas y el temor a que las robasen puede sonar surrealista, pero no lo es desde el punto de vista del pueblo. Allí están escarmentados por una historia similar que les ocurrió hace casi un siglo. En 1929, una de las campanas de la iglesia fue tomada en préstamo para ser mostrada en la Exposición Iberoamericana de Sevilla. Nunca volvió. En el mismo traslado a Sevilla también se quedaron sin un San Sebastián atribuido a Nicolás Salzillo y varias imágenes.

Por eso, cuando los vecinos de Teba vieron a los operarios de una empresa trastear en el campanario no se lo pensaron dos veces para salir a la calle a protestar bajo el principio a campana descolgada, campana perdida que ya habían experimentado.

El regidor del municipio averiguó pronto el origen del embrollo. El propio párroco le había llamado temeroso porque había “varias mujeres protestando en la puerta de la iglesia”. El cura, que no llevaba ni un año destinado en Teba, había solicitado los servicios de una empresa para la limpieza de las campanas, su restauración, el cambio de los yugos que las soportan y la instalación de un mecanismo para accionarlas automáticamente, según contó el alcalde. Pero lo había hecho sin avisar al Obispado de Málaga, a la Agrupación de Cofradías local y sin pedir los permisos pertinentes al Ayuntamiento de la localidad. Los trabajos fueron paralizados de inmediato por la falta de licencia. También por la falta de transparencia sobre la gestión, nadie se fiaba de que las campanas salieran de su pueblo.

El propio Ayuntamiento de Teba lanzaba un comunicado para informar a la ciudadanía lo ocurrido y asegurar que las campanas “no se mueven del pueblo”. Además, el Consistorio se comprometió a pagar la diferencia que suponía realizar los trabajos de restauración in situ, sin que salieran de los límites de su término municipal.


Fuente documental: “¡Todos a la iglesia, que nos roban las campanas!”. Nacho Sánchez, Diario El País, 31 de julio de 2019

jueves, 22 de octubre de 2020

El triunfo de la revolución en Teba

 

Un guardia civil y un paisano muertos, numerosos heridos y 107 detenidos es el balance del enfrentamiento que grupos de trabajadores mantienen con la Guardia Civil en Teba el 5 de octubre de 1934, el mismo día en que se produce la importante revolución de Asturias.


Vista de Teba en 1934.

Los enfrentamientos comienzan por la noche, cuando los grupos ocupan las calles armados con escopetas y herramientas de labor. Los guardias son recibidos a tiros al intentar sofocar la revuelta y se retiran al cuartel hasta que llegan refuerzos de Campillos, Álora y Málaga para poner fin al motín.


A Teba se le comienza a llamar "la Rusia chica". Más de 7.000 mil disparos y 170 detenidos. Es el balance, en cifras, del pueblo andaluz donde cuajó la insurrección obrera vivida en España en octubre de 1934.


En el pueblo malagueño de Teba, a cientos de kilómetros de la tierra asturiana, la revolución también fue secundada por los obreros. El castillo medieval de Teba, conocido en el pueblo como Las Torres, fue testigo de la génesis de los hechos que se produjeron entre la noche del día 5 y la tarde del día 7.


Las fuerzas de la Guardia Civil dispararon 6.600 cartuchos de fusil y 696 balas de pistola. Con la represión en Asturias de fondo, las fuentes documentales confirman el procedimiento militar y ordinario que a partir de ese momento se inició contra los vecinos de Teba, que dará como resultado el procesamiento a más de 170 personas


El 16 de diciembre de 1935 terminó el consejo de guerra contra los detenidos, con penas de hasta 27 años de reclusión. En la causa militar se detallan de forma pormenorizada los detalles de los acontecimientos, las defensas de los procesados y la sentencia. Por la documentación analizada se conocen los registros que se llevaron a cabo en la población tebeña a partir del día 6 de octubre y el ingreso en prisión de más de un centenar de personas y las pertinentes requisas de armas.


Muchos tebeños se presentaron voluntariamente en el cuartel de la Guardia Civil y entregaron las armas que poseían. Otros, por miedo, las escondieron en sus corrales, en los pajares, e incluso las arrojaron en el campo, pero los minuciosos registros realizados dieron con ellas.