Mastodon Málaga y sus historias: asilo
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miércoles, 12 de noviembre de 2025

Puerta de las Cadenas

 

En la Puerta de las Cadenas, mal llamada en la actualidad “de los Naranjos”, se puede observar que todo el espacio del atrio queda delimitado por pilares con ristras de recios eslabones. Son un total de catorce columnas, muchas de ellas originales del siglo XVI que, provistas de cadenas, servían tanto para marcar los límites de la propiedad y jurisdicción eclesiástica como para recordar el derecho de asilo que la Iglesia concedía.



Puerta de las Cadenas.


Un derecho que la Iglesia concedía a quienes solicitaban la inviolabilidad que les brindaba el suelo sagrado, donde ni los alguaciles ni la justicia podían entrar a prenderlos. No son pues estos pilares simples adornos o algún método de seguridad, sino la constatación de un privilegio pretérito que, en España, se remonta nada menos que al siglo IV y, con mayor o menor vigencia, se ha conservado, al menos nominalmente, hasta nuestros días.

Hay que destacar que en el siglo XVIII este derecho de inmunidad eclesiástica de la que gozaba la Catedral hubo de extenderse igualmente a la cercana parroquia de Santiago y a la iglesia perchelera de San Pedro, dado los numerosos casos de perseguidos que pedían amparo en una ciudad portuaria como Málaga, cuyos índices de criminalidad eran antaño de los más altos de España. En la Catedral estas cadenas no solo se encontraban presentes en el mencionado atrio, sino que se fijaban en todos los chaflanes del perímetro del edificio.

En la actualidad, solo perviven dos hiladas que pueden contemplarse a ambos laterales de la escalinata principal que se abre a la Plaza del Obispo. En la última remodelación de este lugar, por cierto, desaparecieron de la fuente allí ubicada los eslabones que la cercaban y que testimoniaban de igual manera que la propiedad de la misma no era municipal, sino eclesiástica. Además de esta función jurisdiccional y territorial, estas cadenas tuvieron en el pasado un uso práctico, al impedir el paso de carruajes y caballerías.

Fuente documental: Cadenas de libertad. Alberto Palomo. Web Diócesis de Málaga.

lunes, 20 de octubre de 2025

Asilo de Jesús Nazareno

 

El Asilo de Jesús Nazareno, fue fundado en 1731 por varias beatas del hábito descubierto de San Pedro de Alcántara, que alude a la regla franciscana estricta de pobreza y austera vida, lo que hace pensar que las beatas querían reflejar un espíritu de humildad en su obra, con el objeto de recoger y alimentar a ancianas pobres e impedidas.


Iglesia de Santiago.


El Ayuntamiento les cedió la casa que había sido Corral del Concejo, junto a la parroquia de Santiago, reservándose su patronato, aunque el gobierno del hospicio quedaba en manos de una madre superiora. Las ancianas recogidas, que debían ser tullidas, ciegas, incurables o impedidas de poder mendigar su sustento, se administraban por sí mismas, y se mantenían con el alquiler del portal de la casa y con las limosnas que recibían. A mediados del siglo XIX todavía acogía a un grupo de unas doce o catorce ancianas.

En 1846, tras el fallecimiento de la rectora, la Junta de Beneficencia asumió en parte sus gastos, que fueron administrados por una asociación benéfica. En 1875 el Ayuntamiento dispuso la demolición del caserón del hospital y de otras casas adyacentes para prolongar en línea recta la salida de la calle de Granada hasta la Plaza de la Merced, estableciendo que las ancianas fuesen albergadas en el Asilo de las Hermanitas de los Pobres, fundado una década atrás cerca de la estación del ferrocarril.

Sin embargo, el Consistorio se encontró con la fuerte oposición de las mujeres asiladas, encabezadas por su superiora, Ana Maldonado, que se resistían a abandonar “aquel amado rincón” donde aspiraban a terminar sus días. Francisco Bejarano, prestigioso investigador de la Historia de Málaga, narra el proceso de expulsión de las tozudas viejecitas, cuenta cómo consiguieron dilatar la demolición varios años, alegando que querían seguir siendo autónomas y no estar bajo la tutela de las monjas. Finalmente en 1878 se completó la regularización de la calle, trasladándose las ancianas a una casa situada en el Camino Nuevo que anteriormente había sido Hospital de la Tiña o de lazarinos.

Fuente documental: La mirada recuperada. Memoria de Mujeres en las calles de Málaga. Víctor M. Heredia Flores. Área de Igualdad de Oportunidades de la Mujer. Ayuntamiento de Málaga Asociación Málaga Monumental. 2007

viernes, 5 de septiembre de 2025

Las ‘colilleras’

 

El Asilo de Jesús, María y José, llamado vulgarmente “las colilleras”, fue fundado en 1899 por Francisca de Tovilla, con la intervención del jesuita Marcelino Barrantes, para recoger, mantener y educar cristianamente a las jóvenes abandonadas por sus padres o huérfanas y que se dedicaban a coger colillas.


Interior de la Parroquia de la Milagosa en la actualidad.


Con esta institución benéfica la dama malagueña pretendía paliar la situación de “esas niñas abandonadas de sus padres o huérfanas, que se dedican a coger colillas y que se prestan a cuanto malo de ellas se exige”. Cuidaban del asilo las Hermanas de la Caridad y lo protegía una junta de señoras. No cabían más de 38 niñas, y hacían trabajos de costura para ayudar al asilo.

Estaba situado en calle Mariscal, 22. Las normas de ingreso eran muy restrictivas, tenían que ser niñas entre los seis y los doce años que se habían dedicado a recoger colillas. Las internas se destinaban al servicio doméstico y el régimen de vida interior era prácticamente carcelario y que no dejaba de ser un “correccional de niñas y adolescentes revestido con un tinte de religiosidad y caridad cristiana. Buena prueba de ello lo constituye el hecho de que la mayor parte de las ingresadas venían directamente remitidas por la policía.

Los siguientes requisitos figuraban en las normas de ingreso: «Que sean colilleras: si no lo son, no se las admite; pues para las demás niñas abandonadas, hay otros asilos que paga la Diputación Provincial; que estén dispuestas a obedecer a las Hijas de la Caridad, que son las que enseñan y educan; las que soliciten la entrada, sin ser obligadas por la policía, deben presentar la fe de bautismo. No se admiten las colilleras que tengan más de doce años, ni las de menos de seis cumplidos. A las primeras, porque siendo mayores de dicha edad es casi imposible enderezarlas, como se ha visto por experiencia; y a las segundas, porque, siendo muy pequeñas, no saben siquiera vestirse, como se ha experimentado; la que sale una sola vez (a no ser por enfermedad) no vuelve a ser admitida, por nada ni por nadie, lo mismo que la que se escapase. Si alguna fuese incorregible y perjudicial a las demás, será expulsada por la superiora del asilo».

En el Asilo, la vida estaba totalmente imbuida de prácticas religiosas, ocupando un lugar muy secundario la formación cultural y profesional. Funcionó como colegio hasta principios de los años 60. En 1942 obtuvo la categoría de “Nacional” y en 1956 continuaba en funcionamiento y recibió una subvención del Ministerio de Educación Nacional de 14.643,40 pesetas. Lindaba con el colegio de «San Juan de Dios La Goleta», también de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, y en los años 60 sus instalaciones acabaron anexionándose a dicho colegio. En 1968, un derrumbe en el suelo del asilo causó un incidente trágico.

Entre 1972 y 1977 las Hijas de la Caridad cedieron las instalaciones del colegio a la Parroquia de la Virgen Milagrosa y San Dámaso Papa que no contaba con templo propio. En 1977 se declaró el edificio en estado de ruina. Llegó a tener 300 alumnas internas.

No hay que olvidar que en esa época la falta de escolarización y la pobreza ocasionaba que muchos niños y niñas vivieran casi abandonados en la calle. Es frecuente encontrar referencias a este problema en la prensa de la época. El Inspector de Sanidad J. Rosado explicaba el problema de las niñas colilleras con estas palabras: «…a todas horas del día pueden verse en las calles…, niñas pequeñas, cuya edad varia entre los siete y doce años, desde el atardecer hasta las veinticuatro es cuando (…) dan la jornada recia, acompañadas por la madre, la abuela, la tía o la ‘industrial’ que las contrata (…)


lunes, 26 de mayo de 2025

El Asilo de San Bartolomé

 

El Asilo de San Bartolomé, fue fundado por el sacerdote y canónigo malagueño Eduardo Domínguez Ávila (1838-1904) para acoger a los numerosos huérfanos y mendigos del barrio de Capuchinos, muy castigado por la crisis industrial que se padecía por essos años.


Banda de Música del Asilo.


El Asilo de San Bartolomé había sido inaugurado el 14 de agosto de 1871 en el número 4 de la calle de Montaño, pero poco después se trasladó a la calle de Gigantes, donde dispuso de unas instalaciones más amplias y capilla. Como el número de acogidos no cesaba de crecer, la institución se mudó de nuevo, ésta vez al barrio del Molinillo, donde ocupó el inmueble de la antigua fábrica de fósforos de Juan Casielles, en el camino de Casabermeja. Posteriormente se obtuvieron varias donaciones de terrenos y en una visita que realizó a la ciudad el reyAlfonso XII en 1877, el 19 de marzo se puso la primera piedra para un nuevo edificio.

Este asilo ocupó el extremo más septentrional de la antigua huerta de los Capuchinos. En este mismo año, una enfermedad mental hizo aconsejable que su fundador, el sacerdote Domínguez Ávila, entregase la gestión del asilo al obispo Manuel González, quien constituyó una comunidad diocesana de sacerdotes a la que encomendó esta misión.

Hay que señalar que Eduardo Peinado, otro malagueño que emigró a los Estados Unidos de América, donde falleció, en su testamento consignó las condiciones para fundar un asilo en un barrio de su ciudad natal con el objeto ele acoger a huérfanos y proporcionarles formación. El edificio, proyectado por el maestro Eduardo Strachan, fue construido sobre terrenos ele la antigua Huerta de los Frailes capuchinos y se concluyó en 1887, aunque posteriormente pasó a fusionarse con el Asilo de San Bartolomé, al que se adosaba y con el que mantenía comunicación a través de una puerta. Una lápida colocada en su fachada se encargaba de dejar constancia de su origen. Una calle dedicada a Peinado junto al colegio Salesiano, en el barrio de Molinillo-Segalerva, recuerda un apellido que muchos no llegan a identificar.

En 1884 residían de forma permanente en el Asilo de San Bartolomé niños, por lo que teniendo en cuenta las necesidades crecientes se constituyó la Sociedad Protectora de los Niños de Málaga, de la que se redactaron Estatutos.

Fuente documental: Transformaciones urbanísticas en la huerta del convento de Capuchinos de Málaga: El asilo de Eduardo Peinado. Francisco José Rodríguez Marín Revista Isla de Arriarán.

viernes, 9 de diciembre de 2022

De asilo a colegio

 

Trinidad Grund y Cerero, viuda del industrial Manuel Heredia Livermore, fundó en 1859 el Asilo de San Manuel, cuyo nombre se elige en recuerdo de su esposo. El el 3 de mayo de 1859 inicia su acogiendo en principio treinta y seis viudas con sus hijos proporcionándoles alojamiento, alimento y todo lo necesario.


Capilla del asilo.


Trinidad Grund decide poner la obra en manos de las Hijas de la Caridad que habían demostrado su eficacia, buen hacer en la gestión de la cercana Casa de Socorro. Trinidad Grund y sor Navarre trabajando juntas hacen que pronto la obra se amplíe creándose un obrador externo, una clase de niñas y un parvulario de niños, que es de los primeros de este género en la ciudad de Málaga.

Más tarde se decide formar un internado para huérfanas de padre y madre hasta el número de 60 que permanecían en el centro hasta los 21 años. Su manutención debía pagarse parte con el producto del trabajo de las mismas y parte con la donación de la fundadora. A la salida recibían una dote proporcional al tiempo que habían permanecido en el asilo y ganado con su trabajo. Así no solo se las mantenía y formaba sino que se buscaba su promoción a nivel humano y profesional, para que alcanzada una edad, fuesen autónomas para poder salir adelante por sus propios medios. De ellas 25 se quedaron en la casa para formar un taller de encajes que llegó a ser una especialidad muy valorada por las damas de la burguesía malagueña.

Posteriormente se organizó un lavadero y un planchador para las mujeres que estaban desempleadas. Poco después comienza la visita a domicilio a familias necesitadas y a continuación se abre una escuela dominical para chicas y chicos de las fábricas.

Hasta el año 1884 se mantiene el asilo con cierto confort y a la vez sencillez, pero al verse mermados los bienes de la benefactora comienza a decaer, pero el espíritu de Trinidad y sor Navarre no decae y plantean formar una sociedad de señoras llamada del Santo Ángel Custodio para la protección de las clases externas y la alimentación de los párvulos. La obra continua con la misma filosofía de dar respuesta a todas las necesidades que se pudieran plantear en el barrio de El Bulto y extendiendosu acción a otras zonas de la ciudad.

Con la llegada en 1970 de la ley de Educación General de Villar Palasí tendrá lugar la conversión del centro en un colegio de EGB y en 1990 se transformará, para adaptarse a las exigencias de la LOGSE, en un centro concertado de Enseñanza Infantil, Primaria y Secundaria.

viernes, 28 de enero de 2022

La niña de la ciencia

 

María del Carmen Enriqueta Sánchez González nació en julio de 1898 por una cesárea que pasó a la historia de la medicina como la primera realizada en Andalucía, llevada a cabo por el doctor José Gálvez Ginachero, a una madre ya fallecida.


Hospital Civil en la actualidad.


La madre de la pequeña María González Enríquez de 28 años, era conocida en Málaga por vivir pidiendo limosna en la calle acompañando a su marido, un ciego llamado Antonio Sánchez. María a la hora del parto ingresó en el Hospital Provincial San Juan de Dios con un complicado historial médico debido a las numerosas y graves afecciones que sufría. El prestigioso ginecólogo malagueño, José Gálvez Ginachero, se vio obligado a realizar una cesárea pocos minutos después de que la madre falleciera por la gravedad de su estado. La niña sobrevivió y pronto se recuperó de las condiciones propias de un prematuro.

La pequeña fue bautizada en la capilla del propio hospital por el obispo de Málaga, y con el doctor Gálvez como padrino. La recién nacida empezó a ser conocida como la 'Niña de la Ciencia', por la forma en la que nació, y que desoués se enfrentaría a una situación complicada por el fallecimiento de su madre, el del padre poco tiempo después y a que su única hermana no tenía recursos para poder atenderla, por lo que terminó ingresando en 1901 en el Asilo San Manuel donde permaneció durante 70 años.

Allí convivió con otros huérfanos y mujeres viudas con pocos recursos, dedicada a ayudar en las tareas del parvulario del asilo, hasta que comenzó a sufrir una prematura senilidad que transformó su comportamiento y empezó a provocar problemas en su relación con los alumnos.

Setenta años después de entrar en el Asilo de San Manuel, la 'Niña de la Ciencia' fue enviada a las Hermanitas de los Pobres y por último al asilo Nuestra Señora de los Ángeles, donde murió, el 19 de junio de 1980, a los 82 años.

lunes, 15 de octubre de 2018

La familia Larios y la beneficencia

Casa de Socorro del Llano de la Trinidad.

La Casa Larios ejerce una gran influencia en la vida económica, política y social de la provincia y zonas limítrofes durante la época de la Restauración, entre las acusaciones de la izquierda por su dureza en las relaciones laborales, y el reconocimiento de sus partidarios por la creación de riqueza y su labor benéfica, que era pródiga. El 25 de julio de 1912, día de Santiago, fue instituido por la propia marquesa para entregar los premios a "la virtud, honradez y el trabajo".

Este año, el acto tiene lugar en la granadina localidad de Loja. La labor benéfica de los Larios se remonta al primer marqués, Martín Larios y Herreros, fundador del asilo de las Hermanitas de los Pobres en 1868. El Hospital Civil fue también en buena parte posible por la financiación de la familia, que costeó el equipamiento de dos quirófanos, los pabellones infantil y psiquiátrico y otras instalaciones.

Bien entrado el siglo XX, concretamente en 1918, se constata otra donación de los Larios, que proporcionan el terreno para la construcción del interesante edificio que ocupó la casa de socorro del Llano de la Trinidad, obra del arquitecto Fernando Guerrero Strachan.