Mastodon Málaga y sus historias: mercado
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jueves, 9 de octubre de 2025

Los astilleros de Atarazanas

 

El término “Atarazanas” proviene del árabe dar al‑sina'a, que significa “lugar donde se construyen o reparan barcos”.El edificio original de los astilleros data probablemente del siglo XII, con posibles ampliaciones posteriores. Se trataba de un astillero rectangular con cinco naves longitudinales abiertas hacia el sur y cruzadas por otras diez naves perpendiculares.


Antigua fachada del asillero.


Durante el reinado nazarí alcanzó gran envergadura y fue uno de los principales edificios de la Málaga musulmana. Tras la conquista de Málaga en 1487, el edificio dejó de cumplir fines marítimos y fue adaptado como cuartel, hospital militar y almacén, entre otros usos.
Con el tiempo fue quedando en estado ruinoso y en el siglo XIX se decidió demoler parte de sus murallas y torreones para dar paso a un mercado cubierto más higiénico, en respuesta a las necesidades urbanas de la época. Entre 1876 y 1879, el arquitecto Joaquín de Rucoba levantó el actual Mercado Central de Atarazanas, conservando únicamente la puerta nazarí original
El diseño incorpora elementos del estilo neomudéjar —piedra, hierro, ladrillo— y mezcla referencias nazaríes y califales. En su interior destaca una gran vidriera policromada, realizada en 1973 por los hermanos Atienza, que ilustra monumentos emblemáticos de Málaga.

jueves, 6 de marzo de 2025

La pescadería de San Andrés

 

La antigua pescadería en la playa de San Andrés se encontraba en la zona, donde se desarrollaba un importante centro de actividad pesquera en el pasado, donde los pescadores descargaban sus capturas y las vendían directamente al público.


Antigua pescadería en las playas de San Andrés (1909). Archivo UMA


La antigua pescadería, que había estado en lo que luego sería el Muelle Heredia, hubo de ser trasladada en la década de los años 90 del siglo pasado, puesto que se estaba realizando la reforma y ampliación portuaria de la zona, llevándola al oeste del Guadalmedina.

Además, en 1927 se acometió la rectificación y modificación del cauce del Guadalmedina, que vino a atravesar el nuevo asentamiento de las casas y almacenes de los pescadores y sus familias, que, una vez destruido, nuevamente hubieron de trasladarse más al occidente aún, a la altura de El Bulto.

Con el tiempo, la actividad pesquera en la zona disminuyó y la antigua pescadería fue perdiendo relevancia. Fue en los años 60 y 70 cuando se desarrolló un chabolismo muy patente, una vez ya las industrias habían dicho adiós hacía tiempo a la ciudad y lo que quedaba en la zona eran los restos de pescadores que ya, con el crecimiento del Puerto, habían dejado de acudir al Playazo de la Pescadería. A pesar de que la antigua pescadería ya no existe como tal, su recuerdo perdura en la memoria de los malagueños y en la historia de la ciudad.


Fuente documental: https://www.facebook.com/groups/ArchistoricoMalaga/posts/2826551934195928. Anton Ozomek Fernández. Archivo Histórico de Málaga


martes, 21 de enero de 2025

La industria conservera

 

La industria conservera en Málaga tiene una rica historia que se remonta a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando la ciudad experimentó un auge industrial significativo. Este sector desempeñó un papel fundamental en el desarrollo económico y en la modernización de su tejido industrial.


Conservas Santa Rosa en El Perchel.


La industria conservera se desarrolló con retraso, pero algunas de ellas como la del pescado, tenía en 1930 su peso tradicional, es el caso de los salazones y del escabeche, existiendo 6 fábricas de escabeche de pescado, 2 de conservas y dos saladeros, con una producción media anual en las conservas de 191.050 kilogramos. También destacaban las 5 fábricas de conservas de frutas, las dos fábricas de aderezar aceitunas y las 5 fábricas de embutidos, localizadas en Málaga capital, Antequera, Teba, Benaoján y Ronda.

La proximidad al mar Mediterráneo garantizaba una oferta constante de pescado, especialmente especies como la sardina, el boquerón y el atún. La introducción de métodos de conservación como el salazón y, posteriormente, las técnicas de esterilización enlatada permitieron ampliar los mercados. Los avances en el transporte marítimo y ferroviario facilitaron la exportación de productos a nivel nacional e internacional.

A finales del siglo XIX, Málaga ya contaba con numerosas fábricas conserveras, muchas de ellas dirigidas por familias locales. La industria no sólo se enfocaba en el pescado, sino también en frutas, vegetales y productos autóctonos. Los productos malagueños se exportaban principalmente a países europeos como Francia, Italia y el Reino Unido. La marca "Málaga" se convirtió en sinónimo de calidad, especialmente en conservas de pescado.

La industria conservera fue un importante motor de empleo, especialmente para mujeres, quienes desempeñaban un papel crucial en las fábricas. Las jornadas eran largas y las condiciones laborales difíciles, pero el sector ofrecía estabilidad económica en una época de cambios sociales. Además de conservas de pescado, Málaga destacó por la producción de confituras, mermeladas y conservas de frutas, aprovechando la riqueza agrícola de la región.

Con el paso del tiempo, la globalización y la competencia de otros mercados más industrializados llevaron a una disminución de la demanda de conservas malagueñas. El encarecimiento de los costos de producción y las nuevas normativas europeas afectaron la competitividad del sector.

La sobreexplotación de los recursos marinos y las restricciones pesqueras redujeron la materia prima disponible, afectando directamente a las fábricas conserveras. Muchas fábricas cerraron, mientras que otras optaron por modernizarse o diversificarse hacia otros sectores, como el turismo o la gastronomía.

En los últimos años, pequeñas empresas han apostado por recuperar métodos tradicionales de elaboración, adaptados a las exigencias del mercado actual. Estas iniciativas buscan posicionar las conservas malagueñas como productos gourmet, valorados por su calidad y autenticidad.

viernes, 27 de septiembre de 2024

La vendeja en Málaga

 

En la primeras décadas del siglo XX, entre la calle de Doña Trinidad Grund y el muelle de Heredia, quedaban un buen número de solares destinados a la vendeja en Málaga, un mercado al aire libre donde, generalmente en pública subasta, se vendían los productos resultantes de la producción agrícola local.


La vendeja sobre 1910 en el entorno del actual Muelle 1.


La proximidad de la zona a los muelles de carga del puerto, que aún no se había cercado con la valla en todo su perímetro, hacían de este espacio urbano un lugar idóneo para la venta al mayor de los productos agrícolas locales, especialmente de aquellos destinados al embarque para la exportación.

Pasas, higos, almendras, limones y otros frutos de la tierra eran transportados por carros tirados por bueyes, extendidos luego sobre el suelo a la espera de su venta.

El esplendor de la vendeja de Málaga llegó en torno a mediados del siglo XIX. Coincidiendo con un parón en las obras de ampliación del puerto de Málaga, entre los años 1833 y 1876, se produjo ese auge comercial que benefició notablemente al campo malagueño. Además de beneficiar al campo, la vendeja de Málaga logró dar trabajo temporal a muchas personas en aquellos años.

Como reminiscencia de aquella época queda hoy la calle Vendeja, que comunica con la plaza de la Marina. En esta vía y en la de su entorno más inmediato se encontraban buena parte de los almacenes donde se preparaban estos productos procedentes del interior de la provincia.


Fuente documental: El universo de la fotografía. web photoespacio.com

lunes, 28 de septiembre de 2020

Parque de Recreos de la Merced

 El 25 de mayo de 1929 se inaugura el Parque de Recreos de la Merced, en el antiguo cuartel de igual nombre, dotado de cine, salón de baile, ambigú y otros atractivos. Estaba situado en el actual emplazamiento del mercado, permaneciendo allí hasta finales de 1935.


Plaza de la Merced en 2007.


Unas instalaciones que tenían un ring para boxeo, cine, actuaciones, pista de baile, carrusel y verbenas. A partir de 1933 fue adjudicado a Antonio Fernández Durán, propietario del Plus Ultra y, más tarde, del Duque y Capitol.


Una historia, desconocida para muchos, que entronca con la de la misma plaza de la Merced, en la que según algunas tesis, fue el hipotético emplazamiento de un supuesto anfiteatro o un gimnasio de la época romana, aunque no existen hasta el momento evidencias arqueológicas concluyentes.


La primigenia plaza fue una explanada extramuros que tras la conquista cristiana pasó a albergar un mercado, de donde recibió el nombre de plaza del Mercado. Más adelante se denominó plaza de Riego, en memoria del general liberal del siglo XIX, que vivió en la plaza. En este siglo se convirtió en un lugar de esparcimiento para los burgueses. Por entonces tenía una fuente en el centro, que fue suplantada por el neoclásico obelisco de Torrijos en 1842, obra de Rafael Mitjana.


Al noroeste de la plaza estuvo la iglesia y convento de Nuestra Señora de la Merced, erigida en 1507 y ampliada en el siglo XVIII, que ardió con la quema de conventos de 1931 y fue demolida en 1964 para construir en su lugar un bloque de viviendas.


A mediados del siglo XX en esta iglesia en ruinas ocurrieron unos sucesos religiosos de índole iluminista con una congregación de irregularidad canónica denominada vulgarmente como "Las Hipolitinas". La plaza fue reformada en 1857, en 1988 y de nuevo en 2011, conservando su imagen decimonónica.

jueves, 25 de octubre de 2018

El Mercado de Mayoristas

El 11 de agosto de 1942 se inaugura la Exposición Agrícola e Industrial de Málaga y Provincia en el recién terminado Mercado de Mayoristas, obra de Luis Gutiérrez Soto (Madrid, 1900).

Este arquitecto, que en los años treinta se consagra con edificios de tendencia racionalista, aún apreciable en el citado edificio malagueño, se convertirá en el principal representante de la denominada arquitectura de la autarquía con obras tan emblemáticas como el Ministerio del Aire o los bloques de Moncloa en Madrid.

 No obstante, las obras, con un presupuesto de 980.000 pesetas, son dirigidas por Esteve Monasterio, arquitecto municipal. Esta experiencia le servirá para proyectar otros dos mercados para la ciudad, el mercado de minoristas de calle Mármoles, de corta vida, y el mercado de Pedregalejo en 1946.

Actual sede del C.A.C.

El antiguo Mercado de Mayoristas de Málaga, es un edificio histórico situado en la margen izquierda de la desembocadura del río Guadalmedina. Se trata de uno de los límites de lo que antiguamente fue la medina musulmana, ganada a la desembocadura del río. En la actualidad, la zona está integrada en pleno centro histórico, aunque se trata de un área conformada urbanísticamente a mediados del siglo XIX, en la entonces periferia inmediata de la ciudad.

La construcción de un Mercado de Mayoristas en el solar existente en los terrenos ganados al río Guadalmedina entre las calles Benítez y Alemania fue proyectada en 1927. Sin embargo no fue hasta 1939 cuando comenzó la construcción del edificio, después de que el proyecto Aviación de Luis Gutiérrez Soto y Juan Jáuregui ganase el concurso de ideas convocado por el Ayuntamiento de Málaga en 1937. El mercado fue inaugurado en 1942.

Como se ha dicho, Luis Gutiérrez Soto, reconocido arquitecto adscrito al movimiento Moderno, es uno de los máximos representantes del racionalismo e integrante del grupo denominado Generación del 25, destaca por proyectos como el Aeropuerto de Barajas (Madrid 1930), el Cine Europa (Madrid 1928), el Cine Barceló (Madrid 1930) o el Cine Ronda (Vitoria 1935).

Pese a que el Mercado de Mayoristas fue uno de los primeros edificios inaugurados en la posguerra, se caracteriza ya por su estilo racionalista. El edificio se define por su funcionalismo severo, de líneas rectas y cuerpos cúbicos, que respeta la forma triangular del solar. La alternancia de volúmenes que lo caracteriza, se expresa en la superposición de cuerpos de distintas dimensiones que resaltan su horizontalidad, acentuada por los porches laterales que cubren las antiguas zonas de descarga y la marquesina de la fachada posterior, en contraste con la verticalidad de la torre.

En 1987 el antiguo Mercado de Mayoristas fue declarado Bien de Interés Cultural, comenzando en marzo de 2000 las obras de rehabilitación del inmueble para convertirlo en centro de arte contemporáneo. La remodelación del inmueble fue llevada a cabo según el proyecto del arquitecto Miguel Ángel Díaz, siendo responsables del proyecto de ordenación del entorno los arquitectos Antonio Álvarez Gil y Salvador García García. El edificio tiene actualmente 6.000 metros cuadrados de superficie total, de los que 2.400 metros cuadrados se destinan a exposiciones. En estos momentos está propuesta una extensión del edificio, proyectada por Rafael Moneo, que incluiría una nueva biblioteca y un auditorio de mayor aforo.