Mastodon Málaga y sus historias: industria
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jueves, 30 de octubre de 2025

La huelga general de 1872

 

La huelga fue convocada para el verano de 1872, concretamente manifestaciones y paros a partir del 26 de julio de 1872 en Málaga. Fue una huelga con carácter general en la ciudad con la intención era paralizar múltiples sectores, industria, comercio, oficios, no eran simplemente acciones parciales. La huelga se inscribía dentro de las prácticas reivindicativas del internacionalismo obrero de la época, donde los trabajadores empezaban a verse como parte de un movimiento más amplio.


La huelga paralizó las grandes industrias.


Durante la huelga hubo movilizaciones, cierres de fábricas, y presión social significativa hacia las autoridades y los empleadores. Esta huelga es considerada un momento culminante en la historia del movimiento obrero local, un punto de inflexión que mostró la capacidad de coordinación y movilización de los trabajadores.

También sirvió para reforzar la influencia de la Federación Regional Española en Málaga y en Andalucía, dentro de las disputas entre corrientes obreras (anarquistas, bakuninistas, otras tendencias). No obstante, la huelga no logró todos sus objetivos inmediatos por la resistencia de los poderes locales y las limitaciones organizativas de la época. Pero dejó una huella simbólica y práctica para movilizaciones posteriores.

Este proceso ha ido estudiado en la publicación del profesor Manuel Morales Muñoz, titulado “Historia de un conflicto social: Málaga, la huelga general del verano de 1872” en el que se analiza en detalle cómo esta huelga refleja las tensiones sociales del momento y las posibilidades del movimiento obrero malagueño. La huelga se produjo en un momento de efervescencia social y política, tras la proclamación de la Primera República española.

lunes, 16 de junio de 2025

La Conservera Santa Rosa

 

La fábrica conservera Santa Rosa, ubicada en el barrio de El Perchel en Málaga, fue una de las industrias más emblemáticas de la ciudad durante el siglo XX. Fundada por Diego Martín Caballero, esta empresa se destacó por ser pionera en la comercialización de boquerones manojados envasados al vacío en latas de hojalata, lo que representó una innovación significativa en la industria alimentaria local .


Interior de la conservera Santa Rosa (Arenas).


Situada cerca del Pasillo de Santo Domingo, la fábrica Santa Rosa desempeñó un papel crucial en la economía del barrio, proporcionando empleo a numerosas mujeres y abasteciendo no sólo a Málaga, sino también a gran parte de la región y otros mercados provinciales de España. Su presencia impregnaba el entorno con los aromas característicos de la industria conservera, recordando los orígenes pesqueros de El Perchel.

El barrio de El Perchel, cuyo nombre proviene de las perchas utilizadas para secar el pescado, fue históricamente una zona industrial y pesquera. Durante el siglo XIX y principios del XX, experimentó un auge industrial significativo, con la instalación de diversas fábricas, incluyendo conserveras, bodegas y otras industrias relacionadas . Sin embargo, a partir de mediados del siglo XX, el barrio sufrió una transformación urbana que conllevó la demolición de muchas de sus estructuras originales

la memoria de la fábrica Santa Rosa y del antiguo Perchel perdura en fotografías históricas y en los recuerdos de quienes vivieron esa época. El Archivo Fotográfico Histórico de la Universidad de Málaga conserva imágenes de la fábrica tomadas en mayo de 1955, ofreciendo un valioso testimonio visual de su existencia.

viernes, 14 de febrero de 2025

Las fábrica de cerillas

 

La industria de cerillas en Málaga tuvo un desarrollo significativo durante la segunda mitad del siglo XIX, destacando como un ejemplo de las iniciativas manufactureras locales de la época. En 1850, varios establecimientos en la zona de Capuchinos comenzaron la producción de cerillas. Estas pequeñas fábricas aprovechaban materiales básicos como madera y fósforo, y se basaban en técnicas manuales y rudimentarias para la elaboración. Para 1870, Málaga contaba con 12 fábricas dedicadas a la producción de cerillas.


Publicidad de la fábrica de Casielles.


La ciudad, con una economía en transición hacia la industrialización, ofrecía un mercado favorable para productos de uso cotidiano como las cerillas, esenciales en hogares y comercios antes de la llegada de tecnologías más avanzadas.

En la década de 1890, estas fábricas comenzaron a desaparecer debido a varios factores, como los cambios tecnológicos ya que el proceso de fabricación se industrializó y se centralizó en grandes factorías, dejando obsoletas las pequeñas instalaciones locales.
Por otra parte, la competencia externa motivada por la importación de cerillas más baratas y de mejor calidad desplazó a la producción artesanal, además por la nuevas normativas y seguridad. El uso de fósforo blanco, altamente inflamable y tóxico, llevó a regulaciones más estrictas, encareciendo la producción para las fábricas locales.

En 1845 el fósforo blanco se convierte en rojo por simple calentamiento. Menos tóxico y sólo arde a altas temperaturas. Esta técnica pudo aplicarse a las cerillas en la década de 1860. Se fabricaban con sulfúrico, huesos y carbón.

Destacaron las fábricas de Juan de Dios Casielles (Alameda de Capuchinos), Francisco Romero y la de José García del Pozo, ambas en Cruz del Molinillo.

viernes, 24 de enero de 2025

Las exposiciones provinciales

 

Las exposiciones provinciales en Málaga durante el siglo XIX jugaron un papel fundamental en el desarrollo económico, cultural y artístico de la región. Estas exposiciones eran eventos en los que se mostraban los avances en agricultura, industria, artes y tecnología, siguiendo la estela de las grandes exposiciones internacionales que comenzaron a celebrarse en Europa durante ese siglo.


Isabel II visitó Malaga.


El objetivo principal era mostrar los progresos económicos y sociales de la provincia y fomentar el intercambio de ideas y conocimientos entre sectores. Estas exposiciones provinciales se inspiraban en eventos como la Gran Exposición de Londres (1851), adaptadas al ámbito local o regional. En el siglo XIX, Málaga experimentaba un auge industrial gracias a su pujante industria textil, metalúrgica y vitivinícola, lo que propició la necesidad de mostrar estos avances al público y atraer inversiones.

Entre las principales exposiciones provinciales en Málaga se encuentran la Exposición Agrícola e Industrial de 1846, que fue la primera gran exposición celebrada en Málaga. Organizada por la Sociedad Económica de Amigos del País, buscaba mostrar los avances en la agricultura, la pesca, la minería y la industria de la provincia. Incluyó muestras de productos locales como aceite, vinos de Málaga, pasas, y maquinaria agrícola.

La Exposición Provincial de 1862, que contó con la visita de la reina Isabel II, se celebró en un momento de apogeo económico para Málaga. Hubo una destacada presencia de productos industriales, especialmente textiles y metalúrgicos. El comercio internacional del vino de Málaga también tuvo un lugar destacado. Fomentó el desarrollo de infraestructura en la ciudad, incluyendo mejoras en las áreas urbanas.

También se puede destacar la Exposición de Bellas Artes y Artes Industriales (finales del siglo XIX). Este tipo de exposiciones promovían no solo la industria y la economía, sino también las artes y la cultura. Las obras de artistas locales y regionales tuvieron un lugar destacado, reforzando la identidad cultural de Málaga. El desarrollo del arte en Málaga, impulsado por figuras como Bernardo Ferrándiz y Emilio Ocón, se vio beneficiado.

En relación al impacto de las exposiciones, se puede señalar el impulso económico, gracias a la promoción de la industria malagueña, especialmente en sectores como la siderurgia, el textil y los productos agrícolas, posicionando a Málaga como un referente económico en el sur de España.

Aunque el turismo no estaba desarrollado como lo conocemos hoy, estas exposiciones atrajeron visitantes de otras provincias e incluso del extranjero, consolidando la imagen de Málaga como un centro de progreso. Además, estas exposiciones reforzaron la identidad cultural malagueña, destacando no solo los productos tangibles, sino también el talento artístico y creativo de la región. Por último, las exposiciones contribuyeron a la incorporación de nuevas tecnologías en sectores clave, desde la agricultura hasta la construcción urbana.

martes, 21 de enero de 2025

La industria conservera

 

La industria conservera en Málaga tiene una rica historia que se remonta a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando la ciudad experimentó un auge industrial significativo. Este sector desempeñó un papel fundamental en el desarrollo económico y en la modernización de su tejido industrial.


Conservas Santa Rosa en El Perchel.


La industria conservera se desarrolló con retraso, pero algunas de ellas como la del pescado, tenía en 1930 su peso tradicional, es el caso de los salazones y del escabeche, existiendo 6 fábricas de escabeche de pescado, 2 de conservas y dos saladeros, con una producción media anual en las conservas de 191.050 kilogramos. También destacaban las 5 fábricas de conservas de frutas, las dos fábricas de aderezar aceitunas y las 5 fábricas de embutidos, localizadas en Málaga capital, Antequera, Teba, Benaoján y Ronda.

La proximidad al mar Mediterráneo garantizaba una oferta constante de pescado, especialmente especies como la sardina, el boquerón y el atún. La introducción de métodos de conservación como el salazón y, posteriormente, las técnicas de esterilización enlatada permitieron ampliar los mercados. Los avances en el transporte marítimo y ferroviario facilitaron la exportación de productos a nivel nacional e internacional.

A finales del siglo XIX, Málaga ya contaba con numerosas fábricas conserveras, muchas de ellas dirigidas por familias locales. La industria no sólo se enfocaba en el pescado, sino también en frutas, vegetales y productos autóctonos. Los productos malagueños se exportaban principalmente a países europeos como Francia, Italia y el Reino Unido. La marca "Málaga" se convirtió en sinónimo de calidad, especialmente en conservas de pescado.

La industria conservera fue un importante motor de empleo, especialmente para mujeres, quienes desempeñaban un papel crucial en las fábricas. Las jornadas eran largas y las condiciones laborales difíciles, pero el sector ofrecía estabilidad económica en una época de cambios sociales. Además de conservas de pescado, Málaga destacó por la producción de confituras, mermeladas y conservas de frutas, aprovechando la riqueza agrícola de la región.

Con el paso del tiempo, la globalización y la competencia de otros mercados más industrializados llevaron a una disminución de la demanda de conservas malagueñas. El encarecimiento de los costos de producción y las nuevas normativas europeas afectaron la competitividad del sector.

La sobreexplotación de los recursos marinos y las restricciones pesqueras redujeron la materia prima disponible, afectando directamente a las fábricas conserveras. Muchas fábricas cerraron, mientras que otras optaron por modernizarse o diversificarse hacia otros sectores, como el turismo o la gastronomía.

En los últimos años, pequeñas empresas han apostado por recuperar métodos tradicionales de elaboración, adaptados a las exigencias del mercado actual. Estas iniciativas buscan posicionar las conservas malagueñas como productos gourmet, valorados por su calidad y autenticidad.

viernes, 13 de diciembre de 2024

Harinera La Malacitana

 

Con la llegada del ferrocarril en 1865 toman más auge las empresas harineras, al conseguir con más facilidad el grano necesario, siendo la desembocadura del Arroyo del Cuarto el sitio elegido para instalar las primeras de la ciudad.


Instalaciones de La Malacitana.


Entre las más destacadas figura la Fábrica de Harina La Malacitana, enclavada en el Paseo de Los Tilos, fundada en 1906 por Hijos de Francisco de las Peñas, una familia malagueña con una larga tradición industrial y cuya cabeza visible era Manuel Vázquez Caparrós. La sociedad había presentado antes en el Ayuntamiento un proyecto de edificio industrial firmado por el ingeniero de Madrid Luis Domingo de Rute que obtuvo su aprobación el 29 de Mayo de 1901. 

Las dependencias que integraban la fábrica eran el pabellón de limpias, una nave almacén de granos, un edificio administrativo vivienda para el conserje, despachos, oficinas y sala de ventas, otro pequeño almacén pabellón de portería y cuadras (al exterior) así cómo pabellón de panadería y nave para la batería de diez hornos.

El censo de la Cámara de Comercio fijaba en esas fechas un total de 17 fábricas de harinas para la provincia de Málaga, destacando entre ellas La Malacitana, con una capacidad de producción de 30.000 kilogramos diarios, la de San Simón de Simón Castel, la Harinera Malagueña y en Antequera destacaba La Concepción, todas estas fábricas estaban a la altura de las nuevas técnica de la farinería, donde dominaba preferentemente el nuevo método "austrohúngaro", el sistema Buhler,que sustituye las muelas o piedras de antaño.

jueves, 3 de octubre de 2024

Altos Hornos de la Concepción

 

Los restos de los altos hornos de la Concepción, que se encuentran en estado de semirruina, están dentro de la finca privada del mismo nombre. La finca La Concepción se encuentra situada en la margen derecha del río Verde, a uso 3 kilómetros al noreste de Marbella, en dirección a la carretera de Ojén.


Restos de la fundición marbellí.


Hacia 1837 la fábrica de Marbella contaba con dos altos hornos, uno de 2,40 metros de diámetro en el vientre y 13,20 metros de altura y otro con 3 metros de diámetro en vientre e igual altura que el anterior.

Además contaba con otro de reserva de 2,70 metros de diámetros en vientre y 11,40 metros de altura. Insuflaban aire a estos hornos dos máquinas hidráulicas. Contaba entonces con 30 operarios para los hornos y las máquinas. El mineral procedía de dos minas cercanas que se explotaban a cielo abierto, el Peñon y el Peñoncillo.

Los altos hornos de La Concepción mantienen gran parte del recinto que rodeaba al conjunto industrial, un almacén y, sobre todo, los antiguos altos hornos de la fundición, aunque en estado ruinoso.

La pérdida de su competitividad, tras no pocos esfuerzos de Manuel Agustín Heredia por mantenerlos en activo, obligaron a su cierre en 1884. Tras su reapertura por parte de un grupo industrial belga, unos años más tarde, volvieron a la actividad si bien, su cierre definitivo se produciría en 1926.

En 2001 estos restos fueron incluidos en la lista de los principales bienes del Patrimonio Industrial español.

jueves, 16 de mayo de 2024

El Ingenio

 

El palacio renacentista de El Ingenio, datado en el siglo XVI, que pertenecía a los condes de Frigiliana, cuyo titular era Íñigo Manrique de Lara, fue construido con sillares de la antigua fortaleza. Es conocido como El Ingenio ya que en la actualidad alberga la única fábrica de miel de caña que existe en Europa, la Fábrica de Miel de Caña Virgen del Carmen.


El Ingenio.


La construcción del edificio se produjo en una época con un contexto histórico enormemente trascendental para la villa de Frigiliana. Esta supuso la consolidación como villa moderna cristiana y la rotura con su pasado de aldea árabe medieval, de donde venía poco más de un siglo antes.

En el primer tercio del siglo XVIII las instalaciones del edificio se ampliaron y comenzó a funcionar como ingenio. En este sentido, es inmenso el valor cultural que supone para el pueblo de Frigiliana, ya que entraña el asentamiento de la industria en la localidad.

Pero además, presenta a Frigiliana en esa época como claro ejemplo de población del Antiguo Régimen, absolutista y cristiana. Esto lo hace aludiendo a la propiedad de la tierra, a los medios que se utilizaban para trabajarla, a las condiciones de vida que tenían los campesinos que trabajaban para el conde y a las relaciones que existían entre las distintas capas de la sociedad.

El mayor esplendor como ingenio lo consigue durante el siglo XIX, de hecho, alguna de la maquinaria utilizada en la actualidad para su funcionamiento es de esa época, como el sistema de calderas alimentado con la quema de madera. Durante su actividad, hubo un tiempo en que el ingenio funcionó por la acción motriz de un salto de agua, tal y como se puede apreciar en unas canalizaciones situadas a la derecha de él.

En 1930, el ingenio y todas las propiedades del conde de Frigiliana en esa fecha, Álvarez de Toledo, tenía en la zona, se vendieron a la familia De la Torre, propietaria actual del ingenio.

lunes, 26 de febrero de 2024

Antigua Azucarera de El Tarajal

 

Tras el declive del esplendoroso desarrollo industrial experimentado por Málaga a finales del siglo XIX, se dio paso a una recuperación parcial durante el primer tercio del siglo XX. Entre las empresas industriales de nueva creación se hallaban las fábricas de azúcar adaptadas tanto a la transformación de la caña como de remolacha. Una de ellas fue El Tarajal, promovida por destacados miembros de la oligarquía empresarial y política malagueña.


Azucarera de El Tarajal.


La antigua azucarera de El Tarajal, obra del arquitecto Manuel Rivera Vera, también conocida como Fábrica de Azúcar Nuestra Señora de la Victoria, es un edificio industrial situado en Málaga. Se trata de una fábrica de azúcar construida en 1930 por la familia Larios, en la vega del Guadalhorce, en el actual distrito de Campanillas. El edificio está considerado como uno de los edificios de mayor relevancia arquitectónica del pasado industrial de la ciudad y uno de los mejores ejemplos de la arquitectura industrial andaluza.

Fue construida en ladrillo visto y tiene planta en forma de H. Las fachadas están rematadas con frontones triangulares y los vanos son de medio punto, lo que le confiere un aspecto clasicista. El conjunto lo completan una chimenea y un depósito de agua de hormigón. La chimenea tiene 90 metros de altura y fue fabricada en Fráncfort.

En la actualidad el conjunto está formado por los siguientes elementos: el edificio de la fábrica, la chimenea, el depósito de agua, la casa de dirección, la casa de oficiales, los almacenes y el edificio de control de acceso.

lunes, 19 de febrero de 2024

El desinterés por el patrimonio industrial

 

Málaga fue la segunda ciudad industrial de España en el siglo XIX. Su importante papel dentro del panorama nacional continuó en el siglo XX. Esto ha propiciado un formidable patrimonio arqueológico industrial. Sin embargo, muchas de las fábricas malagueñas de estos dos siglos han sido demolidas o permanecen en un estado de abandono.


La mayor parte del patrimonio industrial de Málaga ha desaparecido.


La producción y las avanzadas instalaciones de fábricas de tejidos, productos químicos, licores, siderurgia y azucareras convirtieron a la provincia en un enclave destacado dentro del sector secundario nacional.

Las chimeneas que aún resisten el paso de los años y el cambio de la fisonomía urbana son testigos silenciosos de épocas de esplendor. Sin embargo, esta peculiar arquitectura es un patrimonio, a veces, olvidado.

Es el caso de la fábrica de metales Metalsa, conocida como la popular fábrica de latas y cerrada a finales del siglo pasado. Sus muros, que contenían parte del empuje que la industria dio a la Málaga del XIX, parecen haber perdido todo interés, incluso para sus propietarios.

martes, 16 de enero de 2024

La Azucarera Zamarrilla

 

Según recoge en sus Efemérides Malagueñas Díaz Escovar, en el año 1863 se fundó la Azucarera de Zamarilla ubicada en la actual calle Alonso de Palencia de Málaga capital, a espaldas de la ermita de Zamarrilla. Formaba una gran manzana en el extremo del barrio de la Trinidad, casi totalmente rodeada de huertas.


Azucarera Zamarrilla.


Esta zona caracterizó por las numerosas chimeneas que desde finales del siglo XIX fueron consolidando este espacio en un área industrial centrado en la caña de azúcar. Cultivo introducido en España durante la Edad Media por los árabes y que languideció al trasladarse las plantaciones al recién descubierto continente americano.

Fue creada en 1863 por J.S. Smith y Compañía y, tras permanecer unos años en manos de la sociedad Viuda de Frutos, Portal y Cía, fue adquirida en 1880 por la Compañía Azucarera Malagueña formada por miembros de la familia Larios.

La marcha de la firma estaba lastrada por las deudas adquiridas por los anteriores propietarios, por lo que en 1887 se declaró en quiebra y en 1890 se integró en la Sociedad Azucarera Larios, creada para gestionar todas las azucareras de la costa oriental. Por entonces ya trabajaba con caña de la vega malagueña y fue modernizada, dando empleo a principios del siglo XX a 300 trabajadores. Entre 1906 y 1932, año en que comenzó a funcionar la Azucarera Hispania, fue la única azucarera de la capital.

martes, 28 de noviembre de 2023

El origen de la familia Taillefer

 

El apellido Taillefer, como otros muchos de origen extranjero, es uno de los más señeros de Málaga y ha estado vinculado a actividades agrarias e industriales.


Obras para la construcción de una central eléctrica de los Taillefer.


La saga Taillefer se inicia con Eugenio Taillefer Desmonceaux, nacido en 1834, hijo de Pierre Auguste Taillefer Auguste y de Josephine Julie Desmonceau Clausse, que era un ingeniero agrícola francés, que llegó a España en 1861 contratado por Manuel Gutiérrez de la Concha Irigoyen, marqués del Duero, para dirigir una granja experimental en la provincia de Málaga que daría origen al pueblo de San Pedro de Alcántara. En ella se emplearon por primera vez posiblemente los locomoviles, que son el origen de los tractores actuales

Contrajo matrimonio con Maria Fuensanta Panyagua Alexandre, natural de Coín, localidad en la que viviría hasta su fallecimiento en 1882. Tuvo 4 hijos, José, Pascual, Augusto y Paulina.

Fue Augusto el que inició los negocios de la familia, emigro a Argentina donde empezó a a trabajar como listero en la Fabrica Nacional de Tabacos, empresa en la que alcanzó el cargo de presidente del consejo de administración. En Argentina conoció a Teresa Gil Pérez, también emigrante, con la que se caso en Buenos Aires el 31 de diciembre de 1895. Poco tiempo después, al final del XlX, volvieron a Coín.

Augusto Taillefer Panyagua inició su actividad comercial en Málaga como importador y exportador de maderas y de frutos de Málaga y también negocios relacionados con la venta de automóviles y el sector inmobiliario. Toda la saga familiar continuó la tradición empresarial y estuvo relacionada con el sector eléctrico y maderero, además de los electrodomésticos.

martes, 17 de octubre de 2023

La fábrica de Extracto de Orozuz

 

La fábrica de Extracto de Orozuz San Luis fue fundada por Martín Larios en 1853, en lo que fue la Dehesa del Garabato junto a las playas de San Andrés, lindando con La Constancia y la fábrica de productos químicos. La obra fue encargada a Diego Clavero.


Fachada de la fábrica.


La fábrica de San Luis usaba la raíz del regaliz para hacer tras un proceso de destilación, que utilizaba para fabricar jarabes para el pecho y estomago, así como la obtención de cremas que posteriormente eran distribuidas a las farmacias. Después de quince años pasó a manos de Eduardo Huelin, quien construyó el barrio de Huelin a espaldas de la fábrica.

Como dato anecdótico señalar que el establecimiento de cercas para cerdos en los alrededores de la fábrica ocasionaba una gran aglomeración de moscas atraídas por las sustancias dulces que allí se manipulaban, lo que imposibilitaba realizar los trabajos en sus instalaciones. Además se consideraba un foco de infección para los habitantes del barrio.

Por este motivo la fábrica presentó sus quejas y pidió que los cochinos se trasladaran a otro lugar donde no ocasionaran esos inconvenientes. Una vez hecho el traslado, la

fábrica volvió a quejarse para que la enviaran aún más lejos, debido al olor fétido así como a la gran cantidad de insectos que revoloteaban sobre el regaliz.

Añadir que el nombre común del producto que se suministraba a la fábrica era la raíz del regaliz (paloduz) y su nombre científico es Glycyrrhiza glabra, aunque otros nombres comunes son regaliz, regalicia, paloduz, palo duz, palodú, palodul, orozuz y orosús.

El regaliz se sigue fabricando en la actualidad, fuera de Málaga, sin ningún tipo de procesamiento industrial, por ello es una alternativa sana y natural a las chucherías artificiales.


jueves, 30 de marzo de 2023

La Real Fábrica de Hojalata de San Miguel

 

La Real Fábrica de Hojalata de San Miguel, en las cercanías de Ronda (Málaga) fue la primera fábrica de hojalata de España y exponente de la industria española del siglo XVIII, catalogada dentro del Patrimonio Industrial de España.


Fábrica de Hojalata tras su rehabilitación.


Su promotor fue Miguel Topete Benegas, que durante años recorrió varios países europeos y territorios americanos, con objeto de estudiar los avances y adelantos tecnológicos e industriales del momento. Al volver de ellos, llevó a la práctica la idea de implantar una nueva industria en la Serranía de Ronda, para lo cual solicitó al rey la introducción de la fabricación de hoja de lata, totalmente novedosa en la península ibérica.

El monarca le otorgó merced y privilegio para contar con una Real Fábrica de Hojalata, ubicada cerca del río Genal, en donde se hallaba una rica mina de hierro; aún se pueden contemplar sus ruinas en el sur de la Sierra de Jarastepar, en el término de Alpandeire, y cerca de Júzcar, a unos 12 kilómetros de Ronda.

En 1726 el militar Miguel Topete y Venegas, I marqués de Pilares, obtuvo, como ya se ha citado, un Real Privilegio de Felipe V para producir hojalata en exclusividad para todo el reino, por un plazo de 15 años. Se construyó en el período 1726-1735, con una inversión de 300.000 pesos. Durante el siglo XVIII en la zona occidental del Reino de Granada se encontraban además, aunque de menor tamaño, las fábricas de hojalata de Genalguacil y la de Cortes de la Frontera.

A mediados de 1731 se encontraba en funcionamiento y tras ser diseñada por los suizos Meuron y Duspaquier y dirigida durante veinte años por Cándido Antonio Grimaldi Eligieri y Silva. Para ello, fue necesario traer artesanos de Alemania, ya que el secreto de la proporción de la aleación entre el hierro y el estaño para producir hojalata que había sido descubierto en aquel país europeo.

Según cuenta la leyenda, dichos técnicos salieron de su país en barriles, al estar prohibida la salida de artesanos cualificados a fin de preservar los secretos del estañado de la hojalata. En la Real Fábrica se producían proyectiles para la artillería, hojalata y útiles de cocina. Abarcaba todo el ciclo productivo, empleando magnetita de la mina El Robledal, entre Igualeja y Parauta. Su emplazamiento respondía a la necesidad de aprovechar la fuerza hidráulica del caudal del río Genal, en su tramo de mayor pendiente.

 De acuerdo con el Catastro de la Ensenada de 1752 la práctica totalidad del agua de Pujerra e Igualeja era destinada por el Real Privilegio a surtir a la Fábrica de Hojalata imposibilitando su uso para el regadío de cultivos con que abastecer a la población asentada en la zona de la Real Fábrica. La madera empleada para alimentar con carbón vegetal los hornos procedía de los montes en manos de la iglesia también de los términos municipales de Parauta e Igualeja o de montes privados de Ronda, ocasionando su deforestación.

Las instalaciones abarcaban una gran extensión a ambas orillas del río Genal. En la orilla derecha se encontraban el alto horno y la forja para el afino, y en la izquierda las instalaciones para la laminación y estañado, terminando completamente el producto. El conjunto lo completaban canales, azud, edificios auxiliares, caminos, almacenes, talleres y alojamiento de los trabajadores. Hasta 500 empleados llegó a tener la fábrica, que trasportaba el material en lomos de camello al ser animales de carga más adecuados que los mulos o burros. Durante su existencia llegó a producir entre 5.000 y 10.000 toneladas de hierro colado.

A partir de 1743 comenzó su declive por el encarecimiento del transporte y falta de caudal durante por el estiaje. Para 1788 no quedaban más que los elementos de la fábrica más resistentes. Las avanzadas técnicas de producción de la Real Fábrica de Hojalata San Miguel de Ronda no tendrían igual hasta la llegada de la siderurgia malagueña y regiones industriales del norte de España durante el primer tercio del siglo XIX.

En 2018 produjo la rehabilitación de las instalaciones de la Real Fábrica de Hojalata de San Miguel que han permitido poner en valor la trascendencia cultural e histórica de este establecimiento industrial malagueño, que obtuvo el premio "Intervención en el Territorio o en el Paisaje 2018" de la asociación Hispania Nostra para la defensa, salvaguarda y puesta en valor del Patrimonio Cultural y Natural Español.

jueves, 2 de marzo de 2023

La fundición de plomo de Los Guindos

 

La empresa minero-metalúrgica Los Guindos, ubicada en La Carolina (Jaén), decidió la construcción de una importante fundición en Málaga que, diseñada por el ingeniero alemán barón Félix Von Schlippenbach, fue inaugurada en 1924 por general Primo de Rivera en una visita a la ciudad.


Péndulo situado en la base de la chimenea.


La fábrica situada en calle Pacifico, junto a la playa de La Misericordia, disponía de una chimenea con 100 metros de altura, un gran horno de fusión, otros de refinación, hornos de copela para obtener plata, y una plantilla que llegó al número de 500 trabajadores que formaron un núcleo urbano junto a la fábrica con escuelas, ambulatorio y economato propio. El proyecto de la fábrica y las viviendas de los obreros fueron obra de Strachan.

De todo el complejo industrial destacaba la chimenea de la fábrica, conocida como chimenea de los Guindos o Torre Mónica. La base de la chimenea es bastante resistente y sus cimientos tienen una profundidad de ocho metros debido a la cercanía con la playa y la humedad. Los datos técnicos de la chimenea, indican que tiene una altura sobre el nivel del mar de 100'50 metros, una longitud de 96 metros, un diámetro en la base de 8 metros y 4 en la coronación. Su función consistía en trasladar los gases tóxicos de la fábrica a zonas más altas de la atmósfera.

El mineral de plomo era transportado por ferrocarril desde la mina Los Guindos por un cable aéreo hasta un apartadero industrial situado en La Carolina. De ahí se empleaba la desaparecida línea La Carolina-Linares, y desde Linares a Málaga. Para facilitar la comunicación con el puerto de Málaga para importaciones y exportaciones existía también un ramal al puerto malagueño.

Su época de mejor rendimiento fue durante los años 1950. La demanda de plomo cayó bruscamente en los años 1970 y la fábrica fue clausurada el 15 de noviembre de 1979, se demolió pero la chimenea quedó como símbolo de la industria malagueña, al igual que ha sucedido con la chimenea de la central térmica de La Misericordia o la chimenea de la Málaga Electricity Company.

El sobrenombre popular de Torre Mónica se debe a un grafiti de 1993 con la inscripción de Mónica, eliminado en 2007 durante los trabajos de restauración de la chimenea, que estaba en grave deterioro, y fue cuando se colocó un péndulo en su base para detectar seísmos o cambios en la estructura de la torre.

jueves, 23 de febrero de 2023

La Fabril Malagueña

 

Fue en 1894 cuando Pastor y Cia. creó La Fabril Malagueña en terrenos de la Huerta Alta de Capuchinos, en la calle Peinados. Posteriormente José Hidalgo Espíldora, que fue su director entre 1920 y 1935, y que unas décadas antes había dirigido la construcción de la calle Larios, adquirió la fábrica, trasladándola a calle Puerto numero 2 en La Malagueta. Posteriormente, en 1908, amplió ésta con un solar colindante que daba a las calles Puerto, Cervantes y Maestranza, cercándolo con un muro y cubriendo parte del mismo


Trabajadores de La Fabril Malagueña.


Las baldosas fabricadas en La Fabril Malagueña fueron una alternativa a las tradicionales hechas con barro que se volvían frágiles con el tiempo, en cambio estas eran baldosas hidráulicas, que aumentaban la solidez mientras más se lavaban.

En cuanto a su diseño formal, una de sus principales características fue la riqueza y vivo cromatismo de sus dibujos. De sus instalaciones también salieron losetas, mosaicos, mostradores, tuberías de cemento, zócalos y bancos para jardines.

La importancia de la actividad de esta compañía quedó reflejada en la edición de la Unión Ilustrada del 7 de septiembre de 1924, en que bajo el título ‘Industrias que honran a Málaga’, junto a dos grandes fotografías, una de ellas dedicada a la lujosa exposición que la empresa tenía en el número 12 de la calle Larios, se informaba que La Fabril era la más antigua de Andalucía en su sector.

Como dato curioso se puede añadir que parte del pavimento del cementerio de malagueño de San Miguel está realizado con baldosas de La Fabril.

martes, 25 de octubre de 2022

El origen de La Malagueta

 

El barrio de La Malagueta, se asienta sobre una lengua de tierra que surgió en el siglo XVIII tras la prolongación del Muelle Viejo a partir del dique de Levantedando lugar a lo que ahora es el Paseo de la FarolaLa construcción del paseo fue provocando la paulatina retirada del mar, que antes llegaba hasta el Camino de Vélez, y la aparición de una enorme parcela que quedó adscrita al patrimonio militar.


Panorámica de La Malagueta.


Una vez desafectado del Ejército a finales del siglo XIX, los terrenos fueron ocupados por industrias diversas, como la fábrica de electricidad de la Compañía Inglesa, la fábrica de mosaicos hidráulicos La Fabril Malagueña, la fábrica de azúcar de los Larios, la bodega de Barceló, una serrería, el Garaje Inglés y otras. En 1876 se había inaugurado la Plaza de Toros.

Hasta hace pocas décadas en La Malagueta, en la parte más cercana a la playa, junto a la vía del tren, en lo que hoy es la calle de Vélez-Málaga, se sucedían humildes casitas de pescadores que se dedicaban a sacar el copo. Las mujeres de los marengos trabajaban en la reparación de las redes, y en la temporada de verano alquilaban bañadores a los niños que se acercaban para darse un baño en las playas de La Malagueta.


Fuente documental: La mirada recuperada. Memoria de mujeres en las calles de Málaga. Víctor M. Heredia Flores. Ayuntamiento de Málaga.

martes, 13 de abril de 2021

La Ferrería del Ángel

 

El año 1831 empezaba a andar en Marbella la 'Ferrería del Ángel', pronto conocida como la 'Fábrica de Abajo', que junto con la 'Ferrería de Nuestra Señora de la Concepción', 'Fábrica de Arriba', conformaron la industria siderúrgica en la citada localidad de la Costa del Sol.


Mina del Peñoncillo en Marbella.


La dureza del mineral de hierro de las minas de la zona del Peñoncillo, propiedad de Manuel Agustín Heredia, que precisaba de altas temperaturas para su fundición, propició la construcción de los primeros altos hornos civiles de España en Marbella y, aún así, hubo de desdoblarse la producción, quedando las ferrerías de río Verde para la fundición del metal y las que se crearon en Málaga para su afino con carbón mineral, de más poder calórico que el vegetal y que resultaba económicamente más rentable poner en el puerto de Málaga que su transporte a Marbella.


Una empresa que, por otra parte, no estuvo exenta de problemas ya que 1858 en la ‘Ferrería del Ángel’ estalló un horno de fundición, resultando varios obreros heridos, dos de ellos de gravedad.


Mientras duraron las guerras Carlistas en el norte de España, no hubo impedimentos para el crecimiento de estas factorías pero, una vez acabado el conflicto, el nulo interés gubernamental en facilitar la llegada de carbón mineral, unido a diversas circunstancias más, abocó al fin de la industria metalúrgica malagueña.


El año 1862 cerró la 'Fábrica de Abajo', que pasó a manos de Guillermo Malcolm en 1869 quien, cinco años después, la vendió al hacendado marbelllí Tomás Domínguez Artola, que instaló en la propiedad una fábrica de harinas, aunque no debió resultarle muy rentable puesto que se desprendió de ella en 1877.


Las leyes desamortizadoras primero y las de fomento de la agricultura, después, fueron los instrumentos administrativos para la puesta en aprovechamiento de tierras que nada, o poco, producían, e intentar solucionar los problemas estructurales de la agricultura española, principalmente la excesiva división de la propiedad y la escasa población. Así, en 1868, se promulgó la Ley de Colonias Agrícolas con una serie de incentivos, tanto para los propietarios como para los colonos que se asentaran en esas colonias.


Con el ánimo de acogerse a los beneficios de dicha ley, el malagueño Pedro López Ortiz compró la finca 'Cerca de río Verde', y José Martínez y Martínez de Pinillos, oriundo de Extremadura, la conocida como 'Martinete del Ángel', en el año 1877. Ambos constituyeron, en 1879, la Sociedad Colonia del Ángel y solicitaron acogerse a esos beneficios, que se les concedieron un año después. Rápidamente comenzaron a adquirir diversos terrenos al objeto de aumentar la superficie de la colonia.


viernes, 19 de junio de 2020

El origen de Malaka (y II)

En la entrega anterior se abordó la creación de Malaka de la mano de los fenicios, la llegada de los púnicos y finalmente la presencia de los romanos. Continúa la historia de Málaga con la caída del imperio romano en el año 476, iniciándose así un periodo de inestabilidad en las tierras malagueñas, y esto lleva a la caída de numerosas ciudades.

La Alcazaba, residencia de los gobernantes musulmanes.
En el año 552 llegan los bizantinos con la intención de reconstruir el Imperio Romano, pero su presencia tiene muy poca duración. En el 615 la ciudad fue saqueada y conquistada por los visigodos quedando toda la península bajo su dominio.

A mediados del siglo VIII los musulmanes penetran la Península Ibérica desde el Norte de África y conquistan la ciudad. Aquí Málaga entra en un periodo de paz y prosperidad y se adentra en un periodo de expansión en el que llega a alcanzar más de 20.000 habitantes, convirtiéndose en una de las ciudades más pobladas de la Península Ibérica.

En el año 1026 Málaga pasa a formar parte del reino nazarí de Granada y permanece bajo su mandato hasta la conquista de los Reyes Católicos. En esta época, el comercio vive un gran apogeo.

En el año 1487 llega la reconquista de los Reyes Católicos que conformará la actual provincia de Málaga y supondrá un durísimo golpe para el reino nazarí de Granada ya que pierde su principal puerta marítima.

Entre los siglos XVI y XVII la ciudad entra en una época de inestabilidad debido, entre otras cosas, a las epidemias y catástrofes naturales que se vivieron. Aun así, la exportaciones de vino y pasas aumentan y la capital alcanza una gran importancia.

En el siglo XIX comienza un importante auge industrial dentro de la historia de Málaga, a la vez que se viven revueltas provocadas por la inestabilidad política de la zona. Pero, una plaga en los cultivos hace que la industria provincial se hunda.

Ya en siglo XX, la población vive una profunda crisis en la que se sufre hambre y pobreza. Además, en 1936 son sufridos los ataques y bombardeos que conllevan la guerra civil española.

lunes, 23 de diciembre de 2019

Nuevas industrias en Málaga

Con poco más de un mes de diferencia se inauguran dos nuevas industrias en Málaga. Amoníaco Español, que llegaría a superar la cota de 300.000 toneladas anuales de abonos nitrogenados, el 27 de octubre de 1964, y Citesa, que producirá material telefónico, el día 2 de diciembre.

Instalaciones de la fábrica del Amoniaco.
Medio siglo después de su inauguración la fábrica del amoniaco cerrada a finales de 1990, aunque todavía sigue presente en la memoria de muchos malagueños que la vieron crecer y decaer durante los 26 años que estuvo en funcionamiento dedicada a la producción de fertilizantes nitrogenados y fertilizantes líquidos.

 La factoría disponía hasta de un ramal de tren. Fue la primera fábrica de España que utilizó la técnica de transformar la nafta para producir hidrógeno y posibilitar la obtención de nitrógeno directamente del aire para la síntesis de amoniaco.

El primer teléfono que se construye en Málaga fue el modelo "Heraldo", fabricado en exclusiva para la Compañía Telefónica. Citesa tenía  una capacidad inicial de producción de 45.000 teléfonos al año. A la inauguración de ambas industrias asistió el ministro de Industria, Gregorio López Bravo.

Fue una de las fábricas que más huella dejaron en  Málaga durante los años sesenta, setenta y ochenta del siglo pasado,   denominada Compañía Internacional de Telecomunicaciones y Electrónica (Citesa), situada en el paseo de Martiricos.

La factoría, cuando comenzó con su actividad, dio empleo directo a 2.400 personas; otras 2.500 se beneficiaron indirectamente de su puesta en marcha. La zona de Martiricos cobró una vida especial gracias a la presencia de Citesa. Cuando la fábrica estuvo a pleno rendimiento, llamaba especialmente la atención ver los cambios de turno, cuando salía un millar de trabajadores y entraba el mismo número para seguir con la producción.

También la multinacional Siemens funda este año 1964 en Málaga una fábrica de componentes electrónicos tras adquirir la mayoría de las acciones de Central Técnica Científica, fundada nueve años antes.